Tú y yo somos tres

La crítica de Monegal: Ayuso y Trump se gustan, de Sánchez también se pitorrean

Monegal: El intermedio

Monegal: El intermedio

Ferran Monegal

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En ‘El intermedio’ (La Sexta) últimamente reparten mejor su mordiente. La estrella de su pitorreo sigue siendo Isabel Díaz Ayuso, eso es indiscutible. Ayer la sacaron muy amartelada con Donald Trump (interpretados por Cristina Gallego y Raúl Pérez). Había verdadera pasión entre ellos.

Trump le decía que debía presentarse a las primarias de su partido para derrocar a Feijóo y así llegar a ser la nueva presidenta del Gobierno, y ella le contestaba, derretida de cariño, pero con energía, que ni primarias ni pamplinas, que ella directamente corta cabezas como hizo con Casado en 2022. Pero también Wyoming y su ‘troupe’ le está arreando ahora a Pedro Sánchez y a su Gobierno. A pesar de que este programa funciona como un aplicado equipo de masajistas del ‘sanchismo’, estos pactos con Junts, tan enigmáticos, en ‘El intermedio’ no se los tragan y les hacen la burla socarrona. A Sánchez le dijeron, después de partirse de risa con sus continuos cambios de opinión y de ‘principios’: «Con él solo hay una certeza, haga lo que haga, la hemeroteca siempre le va a llevar la contraria». O sea, no es fiable. Le das 15 días de intervalo y asegura una cosa y la contraria sin que ni siquiera pestañee. ¡Ah! Quizá Sánchez debería comenzar a preocuparse cuando sus escuadras televisivas más sumisas y devotas comienzan a morderle.

El sarcasmo político en la tele alcanza la eficacia cuando sabe repartir su mordiente. Lo otro es hacer humor tramposo. Hace unos días, en el programa ‘Col·lapse’, Toni Soler, el propietario de la productora de ‘Polònia’ (TV3) contó su sistema. Dibuja a los parodiados según dos estereotipos: ‘los cabrones’ y ‘los tontos’. Exactamente. Tiene razón. Los ‘cabrones’ suelen ser siempre ‘los de fuera’. Hablan castellano, representan algún estamento del Estado español y son criaturas odiosas que vienen a Catalunya a jodernos. Los ‘tontos’ son los políticos catalanes auténticos y los ‘cabrones’ españoles les toman el pelo. Más que ‘tontos’, son lo que en castellano llamaríamos ‘pardillos’, y en catalán ‘passerells’. Quedan retratados como criaturas torpes, bienintencionadas, pero inocentes, un poco cataplásmicas, que en manos de los cabrones españoles siempre pierden. Es un método ideal para TV3. Afianza la idea de que somos víctimas. Pero los ‘polacos’ son inteligentes: equilibran el dibujo maniqueo añadiendo al victimismo perfiles patéticos.

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