Cese de emisiones

8TV se va a negro y confirma el fracaso de la idea de una gran televisión privada catalana

Los problemas económicos, los vaivenes en la programación, los exiguos datos de audiencia y la potencia en Catalunya de TV3 rematan un proyecto de más de dos décadas a pesar de los múltiples intentos por reflotarlo

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El programa musical 'Fora de to' de 8TV

El programa musical 'Fora de to' de 8TV / 8tv

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8TV se ha ido a negro, ya de forma definitiva.

Pocos minutos después de la madrugada de este martes, 17 de octubre de 2023, cumpliendo la orden impuesta por parte del aministracdor concursal a Emissions Digitals de Catalunya, S.A. (EDICA) -en estos dos últimos años propiedad del empresario italiano Nicola Pedrazzoli-, 8TV ha cesado sus emisiones y, con ello, ha dejado de ser el único canal privado de la televisión en Catalunya que intentó hacer frente de forma más o menos seria a la invencible TV3 para convertirse en el más fehaciente ejemplo del fracaso de las instituciones públicas y privadas catalanas por crear un ecosistema catódico a imagen y semejanza de otros países desarrollados.

La gran apuesta del Grupo Godó

Bajo el paraguas del Grupo Godó, al que la Generalitat en 2003 concedió la gestión de un multiplex de cuatro canales, 8TV inició su andadura dos años antes, el 23 de abril de 2001.

Primero lo hizo como un banco de pruebas bajo el nombre de City TV y Td8, y a partir de 2006 ya con un proyecto con cara y ojos con su apodo actual, con el fin de convertirse en el gran canal de televisión privado en catalán. Un estatus que no le resultó en absoluto difícil de alcanzar ante la debil competencia presente dentro del panorama catódico de Catalunya que solo alcanzaba el ámbito local.

El otro gran desafío, convertirse en rival directo de una dominadora TV3 -que cuenta con la ventaja de un presupuesto claramente mayor-, resultó imposible de alcanzar: nunca le pudo hacer sombra a pesar de algunos sonados fichajes para rivalizar de tú a tú con el canal público como fue el caso del periodista Josep Cuní, que con su '8 al dia' consiguió, al menos, hacerse un hueco en las tardes y marcar en puntuales momentos la agenda informativa catalana.

Junto al longevo magacín de entretenimiento presentado por Alfons Arús, totalmente asentado en la franja que va del mediodía a la sobremesa, estos dos programas mantuvieron con algo de aliento un canal que, con el resto de su parrilla -formado a base de películas y series de segunda fila que ni siquiera eran dobladas al catalán y el reciclaje de algunas de sus estrellas de la radio de RAC1 con programas de bajo coste- hacia aguas a nivel de audiencias.

En su punto álgido, la media del canal se movía sobre el 3 y el 4% de audiencia y era incapaz de generar los suficientes ingresos a nivel de publicidad -incluida una fallida y breve asociación con Mediaset en 2015 que no alcanzó las dos temporadas- que equilibrasen unos gastos disparados dada la gran inversión que necesita a nivel técnico y de personal la televisión tradicional.

A partir de ahí, comenzaron los recortes presupuestarios y una desbandada de sus estrellas. Primero fue Josep Cuní y luego, muy a su pesar, del mismo Alfons Arús que ahora triunfa como nuevo rey de las mañanas en La Sexta.

El canal privado intentó tapar la fuga de sus primeros espadas con profesionales de la casa, que buenamente continuaron la labor con muchos menos recursos, y un cambio en la dirección con la entrada del periodista Ramon Rovira que, lejos de resultar un revulsivo, acabó por acelerar el ocaso del canal mientras ya comenzaba a sonar el tintineo de una posible venta por parte del Grupo Godó, acuciado por la necesidad de deshacerse de un proyecto que desde su inicio solo le generaba perdidas -a pesar de las subvenciones y los ingresos por el alquiler de los otros canales del multiplex que gestionaba- sin poder replicar el éxito de su emisora de radio RAC1.

8TV se hizo tan pequeña, que se podía resumir perfectamente en la imagen de una habitación minúscula en la planta 9 de la sede del Grupo Godó en la que cabía lo que quedaba de plantilla, media docena de trabajadores centrados en la parte técnica para mantener con vida la señal del canal y de Verdi Clàssics que gestionaba y de los que tenía alquilados a Barça TV, Fibracat y Bom.

En esta última etapa 8TV quedó reconvertida en un contenedor de películas y series de bajo coste y de programas publicitarios que le mantuvo sorprendentemente en la raquítica franja del 0,7 al 0,9 %, gracias, en parte, a una inteligente campaña de promoción.

El fallido intento de resurrección con Pedrazzoli

Esta estrategia de una canal de televisión reducido a su mínima expresión -sin ni tan siquiera poseer ya cámaras ni plató donde emitir directos- permitió a 8TV mantenerse como un panciente en coma al que le comenzaba a cicatrizar la herida económica de tal manera que hiciese mínimamente factible su venta y hasta atractiva una posible compra, a pesar de que la tele tradicional ya llevaba años en un declive acusado por un nulo relevo generacional y el auge de las redes sociales y el streaming.

Y fue en 2021 cuando entró en acción el empresario italiano Nicola Pedrazzoli, con ya experiencia en estas lides con Canal Català, que, junto a su socio Borja Nieto, expresidente del Círculo Ecuestre, buscaba su gran oportunidad para convertir 8TV en un trasunto de Tele 5 y a él en el Paolo Vasile -que nunca ha ocultado tener de referente- en la lengua de Francesc Macià.

La compra se hacía oficial en julio de ese mismo año con una total renovación de plantilla, captando algunos fieles trabajadores de Canal Català, el fichaje de antiguas estrellas catódicas, ahora en horas bajas, rebotadas de la competencia y una filosofía 'low cost' en sueldos e inversiones que le debería llevar a corto plazo a superar holgadamente el 1% de audiencia y en un par de años alcanzar la estabilidad económica que situaba entorno al 4%, dato que, se suponía, permitiría captar de nuevo el interés de los anunciantes.

La realidad fue dura con la 8TV de Pedrazzoli, sus programas apenas causaron tirón entre el público catalán más allá de cuando jugaban con la polémica más turbia.

Aun así, programas como 'El Circ' de Frank Blanco u 'OpinaCat' de su estrecho colaborador Carlos Fuentes, daban algo de esperanza a nivel de audiencias a la apuesta del empresario italiano que intentó buscar rédito equilibrando su programación basculando entre el entretenimiento puro y el debate político con la llegada del exdirector de TV3 Vicent Sanchis y el de RAC1 Eduard Pujol, acompañados ambos por una Pilar Rahola que hacia poco que había saltado de TV3, con sendos programas informativos que no obtuvieron el favor del público.

Pronto se comenzaron a acumular los impagos, las amenazas de cortes de suministros por parte de los proveedores, las quejas al CAC por incumplimientos en la programación, mientras Pedrazzoli criticaba en redes sociales la presunta injusticia con ellos por parte de la empresa encargada de auditar las audiencias diarias.

"Si 8TV no es viable, no lo ha sido por falta de un proyecto sólido, con los mejores profesionales, y llevado a cabo con la máxima austeridad, sino por una situación coyuntural agravada por el monopolio de la medición de audiencia, de dudosa eficiencia y calidad", afirmaba en el portal Principal, el medio digital que fundó con la intención de sentar las bases de un imperio mediático que también contó con un intento fallido de crear una emisora de radio a partir del alquiler de cinco frecuencias de Prisa Radio.

Lo cierto es que esta nueva 8TV italianizada, la que tenía que convertirse en la gran rival de TV3, solo llegó un mes a alcanzar el 1 % de audiencia y eso fue teniendo que redondear hacia arriba la cifra.

A todas luces insuficiente para hacer viable un proyecto que naufragó desde el inicio y que en junio de 2023 entró en preconcurso de acreedores -tras la salida de Barça TV y Fibracat, un situación que resultó ser un golpe letal en sus maltrechas cuentas- para iniciar ya su rápida caída al vacío que se ha consumado este madrugada a pesar de los desesperados intentos de la Generalitat a última hora para buscar una salida que al menos permitiese al Govern recuperar la licencia cedida del único multiplex privado catalán.