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'Gran Hermano': abuso sexual a precio de saldo

Condenados José María López y la productora de 'Gran Hermano' por los abusos sexuales a Carlota Prado

La crítica de Monegal: El abuso sexual en la tele sale barato

José María López y Carlota Prado

José María López y Carlota Prado / MEDIASET

Daniel G. Sastre

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En la madrugada del 3 al 4 de noviembre de 2017, después de una fiesta que el programa había amenizado con bebidas alcohólicas, los concursantes de 'Gran Hermano' Carlota Prado y José María López se metieron en la cama. Ella estaba visiblemente borracha y había perdido sus facultades, pero ni eso ni el hecho de que rechazara explícitamente los acercamientos de su compañero fueron obstáculo para que él se frotara contra su cuerpo e hiciera “movimientos rítmicos” bajo el edredón que “denotaban, como poco, que el acusado se estaba masturbando en el cuerpo” de ella. Son entrecomillados de la sentencia que se ha conocido esta semana, y que condena a López a 15 meses de cárcel –no entrará en prisión, son menos de dos años- y a pagar 6.000 euros a Prado por abusos sexuales. El fallo de la magistrada del juzgado de lo Penal número 18 de Madrid, que llega más de cinco años después de aquellos hechos, ha dejado sensaciones encontradas: por un lado, aclara conceptos como que el hecho de que ambos fueran pareja o que hubieran mantenido relaciones antes no constituye un atenuante para la actitud de López; por otro, llama la atención la cortedad de las indemnizaciones. Además de los 6.000 euros de condena a López, la sentencia obliga a la productora de 'Gran Hermano', Zeppelin Televisión, a pagar a Prado 1.000 euros por “el dolor moral de haberle mostrado en seco, sin preparación alguna, con un inconveniente descuido”, las imágenes de la agresión.

Desde el primer momento, el programa gestionó la situación de manera polémica. "Se manejó muy mal. Es verdad que todo esto forma parte de una trayectoria en el que el programa iba degenerando hacia cosas que bordeaban lo delictivo. Hubo agresiones verbales, acoso, 'bullying'... Pero esto ya fue un delito flagrante", asegura Elena Neira, profesora de Comunicación en la UOC y experta en medios. No es solo que, como subraya la sentencia, 'Gran Hermano' mostrara las imágenes de los abusos a Carlota Prado sin prevenirla. Es también que expulsó a José María López pero también a ella la sacó de la casa durante cuatro días, se supone que para que reflexionara, y después la volvió a meter en el concurso con la prohibición de que hablara sobre lo que había pasado. Pese a que un responsable de la productora fue a denunciar los hechos al día siguiente a la Guardia Civil, en Telecinco durante muchos días apenas se hizo referencia al asunto. La sentencia insiste también en que cuando, en la misma noche en que suceden los hechos, los responsables de 'Gran Hermano Revolution' –así se llamó aquella edición, la última de la famosa marca- llaman finalmente la atención a López, lo hacen “de forma bien lacónica”. “Este trata de despertar a Carlota Prado”, que “vomita y luego se muestra aturdida y tambaleante, lo cual demuestra la naturaleza de su estado durante el decuso de los acontecimientos”, añade el fallo.

Neira comparte el malestar de las voces que se han alzado para subrayar la escasez de los castigos económicos. “Y otro problema es que la marca ‘Gran Hermano’ no queda dañada con una sanción de este tipo, queda intacta”, lamenta. El abogado penalista Miguel Capuz, que alaba la precisión de la sentencia, explica también que la cantidad de la indemnización depende de la interpretación de cada juzgado, y que la que corresponde al daño moral por el que se condena a Zeppelin no está recogida en ningún artículo del Código Penal.

"Utilizada como objeto sexual"

Desde un punto de vista de la prueba penal, uno de los grandes intereses del caso consiste, como subraya la sentencia, en que el delito está grabado en vídeo. “Siendo los delitos sexuales de los llamados delitos clandestinos por cuanto se cometen característicamente en condiciones de secreto y ocultación, contamos en el caso de autos nada menos que con una grabación de los hechos y de sus prolegómenos”, dice. Esas imágenes sirven a la jueza para constatar, entre otras cosas, que “es obvio que Carlota Prado estaba privada de todo sentido durante el desarrollo del acto punible”, y que “fue utilizada por el acusado como un objeto para satisfacerse a modo de juguete sexual sin que haya la menor sombra de consentimiento”. También que la participación de la mujer en “las maniobras sexuales” de López es “nula” y que “es imposible que el acusado no supiera lo mal que se encontraba” Prado cuando tuvo que ayudarla para que se acostara.

La directora general para la erradicación de las violencias machistas de la Generalitat, Laia Rosich, pone el foco en que el caso “ejemplifica los cambios que ha habido con respecto a la cultura de la violación” en poco tiempo, precisamente desde 2017. “Hay una situación de violencia sexual donde la víctima no puede dar su consentimiento, que además se grabó. Se trató a la víctima sin ninguna consideración. Ese visionado de las imágenes sola… Ahora sería impensable, o debería serlo”, afirma Rosich, que también califica de “esperpénticos” el “acompañamiento y la reparación” hacia la víctima. 

¿Contrición real o 'whitewashing'?

Los abusos sexuales a Carlota Prado supusieron el fin de la emisión de 'Gran Hermano' en España. Esa edición, la de 2017, fue la decimoctava de la saga –mucho más longeva que en ningún otro país- y la última que se celebró con ese nombre, y se terminó en tres meses por los bajos datos de audiencia. A partir de aquellos hechos, Telecinco no ha usado la marca que batió récords de audiencia. Hacen algo parecido, ‘Secret story’, pero no ha tenido ni mucho menos el mismo éxito. “Igualmente el formato sigue funcionando, la cadena sigue apostando por estos formatos de telerrealidad y los contratos de los concursantes están muy blindados”, asegura Neira. La experta en medios no se cree el supuesto cambio de Telecinco, que, una vez que las audiencias han caído y tras la salida de Paolo Vasile, se aparta ahora tímidamente de la ‘programación basura’ que tanto fomentó. “Todo esto de hacer acto de contrición, más que por una convicción real, parece parte de una estrategia de ‘whitewashing’ (lavado de cara). Ahora mismo en televisión seguimos en un terreno que casi todo vale”, sostiene.

A preguntas de este diario, una portavoz de Zeppelin se ciñó al comunicado que la productora hizo público tras conocerse la sentencia, en el que defiende su actuación durante el caso.

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