Tú y yo somos tres

La crítica de Monegal: No estamos en ‘El hormiguero’, señor Rajoy

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Ferran Monegal

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Esta tremenda desmemoria que ha demostrado una vez más Mariano Rajoy en su comparecencia en la ‘comisión Kitchen’ del Congreso de los Diputados, ha dado un juego televisivo interesante. Los más intrigados por el caso han sido los de ‘El intermedio’ (La Sexta). Preocupados, se han puesto a investigar por qué el cerebro de Rajoy entra de pronto en ese bucle que los psiquiatras y psicólogos llaman hipotimesia, a resultas de la cual no se acuerda ni de Francisco Correa ni de José Manuel Villarejo ni del espionaje a Luis Bárcenas ni de la destrucción de los discos duros ni de nada de nada. Y han descubierto que en realidad lo que le pasa es una desmemoria selectiva.

Solo le afecta en unos determinados casos. En otros, en cambio, tiene una memoria extraordinaria. Por ejemplo sacaron apariciones suyas en la tele en las que recordaba con colosal precisión, por ejemplo, hasta la alineación que presentaba en 1966-67 el Pontevedra F.C. («Fuentes, Martín Esperanza, Neme, Odriozola, Calleja...» recitaba Rajoy con absoluta exactitud) dejando a toda la audiencia maravillada. Finalmente en ‘El intermedio’ llegaron a la conclusión de que lo que le pasa a Rajoy con la corrupción del PP es lo mismo que le pasaba a Superman con la kryptonita: pierde sus poderes memorísticos de manera irremediable.

Como ejercicio sarcástico no ha estado mal. Seguramente alguien del programa ha leído bien a Montesquieu cuando decía: «Hay algo superior a la memoria: el deseo de olvidar». Pero en esta comparecencia de Rajoy ha habido otro momento que los de ‘El intermedio’, extrañamente, han obviado. Es cuando Gabriel Rufián, viendo cómo el expresidente se desentendía de todo lo que le preguntaban y se instalaba en un alegre y cómodo relax, le lanzó con contundencia: «¡No estamos en ‘El hormiguero’, señor Rajoy!». ¡Ah! Ese instante tiene una trascendencia televisiva importante. Que en sede parlamentaria se cite un programa de tele como zona de masaje de la persona a la que se está interrogando demuestra que hay políticos que solo van a la tele a buscar el confort y el halago, y lo que es peor, que hay programas que se prestan sumisos a dárselo. Está por hacer el mapa de programas que sirven de jacuzzi para políticos. Unos se han especializado en el masaje a la derecha. Otros a la izquierda. Y nosotros, la audiencia, pasmados.

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