hablan los actores de 'alguien tiene que morir'

Ester Expósito: "No es justo tener que sacrificar nada por ser como eres"

Los principales actores de 'Alguien tiene que morir'

Los principales actores de 'Alguien tiene que morir' / periodico

Marisa de Dios

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Después de revitalizar el género del culebrón con la alocada <strong>'La casa de las flores'</strong>, el mexicano Manolo Caro ha pasado del humor y el ritmo trepidante que impregnaba su anterior creación televisiva al relato pausado y cargado de dolor de 'Alguien tiene que morir', su nueva miniserie para Netflix. Su creador y los principales actores de este drama ambientado en la posguerra española (Alejandro Speitzer, Cecilia Suárez, Carmen Maura, Ernesto Alterio, Carlos Cuevas y Ester Expósito) explican cómo fue recrear esta historia de represión y secretos familiares que habla de un pasado que sirve como excusa para abordar también nuestro presente.

La protagonista de la serie vuelve a ser una familia rica en apuros, aunque sea muy distinta a la de 'La casa de las flores'. ¿Tanto le caló aquella telenovela mexicana que decía que 'Los ricos también lloran'? 

Manolo Caro: Serán cosas que tengo que cerrar con mi propia familia... Son clanes completamente opuestos, pero repiten que están conformados por un matriarcado. No sé en España, pero en Latinoamérica siempre hay una gran mujer que saca adelante a su familia, aunque cometa errores como en el caso de Amparo [Carmen Maura], que se nos pone muy mala...

Algunas veces los actores justifican a sus personajes. Carmen, ¿usted puede hacerlo con esta Amparo a la que interpreta, la mala de la función? 

Carmen Maura: Cuando haces un personaje tienes que quererlo, porque si no lo mandas a la mierda. El bienestar de su hijo es muy importante en la toma de decisiones de Amparo. Y también es una mujer metida en el ambiente que había en España en ese momento, que es algo que yo reconocía. Así que sí que la he llegado a disculpar. Aunque hay una escena que tengo con Mariola [Fuentes] rezando que me pareció tan perversa...

¿Por qué decidió ambientar la historia en un club de tiro?

Manolo Caro: Cuando escribo, pienso en lo importante, que es la trama, pero me gusta meter mis historias y poner a los personajes en un universo. Ya lo hice en 'La casa de las flores'. Yo siempre quise tener una florería, pero se me atravesó el cine. Y pensé: si hago cine, meteré la atmósfera de una florería. Con 'Alguien tiene que morir', tenía la duda de cuál era la atmósfera donde iba a entrar y, justo haciendo la investigación para la serie, me pasaron un vídeo de la posguerra de esas familias haciendo el tiro al pichón y me pareció tan fuerte... Empecé a investigar y vi que todavía existe esa práctica, ¡y eso me pareció todavía más fuerte!

La serie está salpicada de unas escenas a cámara lenta que son como cuadros de los protagonistas. ¿Qué es lo que aportan?

Manolo Caro: Son cuadros que hablan del interior del personaje, de lo que están sintiendo, de lo que tienen en la cabeza y en el cuerpo, que puede ser frustración, amor, deseo, libertad...

Cecilia Suárez interpreta a una mexicana que lleva 20 años viviendo en España. Y se ha despojado completamente del acento tan característico de su Paulina de la Mora de 'La casa de las flores'. 

Cecilia Suárez: He sufrido mucho con esa decisión de Manolo... Me lo dijo dos semanas antes de empezar y lo trabajé sin coach. Quería que se notara que no era alguien de aquí, pero que llevaba muchísimos años viviendo en España. Para mí, fue complicado.

Esta Mina que interpreta ahora parece más débil que la decidida Paulina de la Mora, pero también tiene su fortaleza. 

Cecilia Suárez: No la tiene tan en la manga, pero la tiene. Y hay puntos clave en donde, si la pinchan, ella va a reaccionar con toda la furia que tiene. Es una mujer que tiene factores que trabajan, voluntaria o involuntariamente, en su contra. Para empezar, es una extranjera en tierra ajena. Además, vive en un ambiente en el que se cree que las mujeres no tienen derecho a opinar. Eso la marca, y tiene que encontrar otras formas de actuar que no sean visibles para el resto de la familia.

Su forma de entender la maternidad, movida por las emociones, es muy distinta a la de su marido, Gregorio [Ernesto Alterio], sobre el que pesa mucho el qué dirán. 

Ernesto Alterio: Mi personaje es el subdirector general de prisiones, alguien que representa al régimen, que tenía unos valores tremendos. Vivía en un contexto puramente patriarcal, en el que las mujeres estaban al servicio del hombre. Y la homosexualidad en aquella época no solo era considerada pecado, sino delito. Esa es la estructura que él tiene en la cabeza, y romperla es muy complicado.

Cecilia Suárez: El qué dirán y los secretos son, de hecho, dos de los pilares centrales del trabajo de Manolo. Le inquieta mucho ver cómo el ser humano funciona a través de esos dos temas.

Uno de los secretos con más peso en la serie es el que guardan Gabino [Alejandro Speitzer] y Alonso [Carlos Cuevas], que ocultan su homosexualidad, aunque ambos deciden afrontar la situación de manera muy distinta.

Carlos Cuevas: La serie gira alrededor de cuántos secretos tenemos, lo que nos pesa llevarlos dentro y qué estamos dispuestos a perder para esconderlos. Gabino y Alonso son dos ejemplos de cómo llevar y enfrentarse a ese secreto. No solo influye el carácter personal, sino también el contexto. Alonso vive en una dictadura y quiere encabezar un rol familiar determinado, liderando la empresa de su padre y teniendo un estatus dentro del régimen. En cambio, Gabino llega desde México, donde la realidad es otra, y eso también hay que tenerlo en cuenta a la hora de enfrentarse a los demonios interiores.

Alejandro Speitzer: Gabino llevaba muchos años fuera de España y, cuando regresa, descubre que su vida va a tener que ser un secreto, cosa que no ocurría en México. Cuando ambos se reencuentran, Alonso se da cuenta de que ha estado viviendo en una prisión, cosa que no le ha pasado a Gabino.

Secuencia de la miniserie de Netflix 'Alguien tiene que morir'

Secuencia de la miniserie de Netflix 'Alguien tiene que morir', con Alejandro Speitzer y Carlos Cuevas. / periodico

¿Cómo abordaron las escenas de tortura fruto de la represión de la época contra los homosexuales? 

Carlos Cuevas: Hay mucha gente que ha sido represaliada y ha perdido la vida en este país por su condición sexual hasta no hace mucho. Desde mi personaje, quería enseñar el terror que puede suponer que te desenmascaren, con todo lo que puedes llegar a perder. Es una realidad muy dura y que no está tan lejos. Siempre hablo de los círculos y las burbujas. Yo, actor, blanco, de Barcelona, heterosexual, no tengo problemas en mi entorno en ese sentido. Pero vete a ciertos sitios y a según qué contextos y afrontar la orientación sexual desde la liberación no es algo fácil.

Alejandro Spetizer: No hace falta irse muy lejos, mira todo lo que pasa en Rusia.

Ernesto Alterio: Algo interesante de este trabajo es que, hablando de algo que sucedió no hace tampoco tanto, nos remite a lo que está sucediendo en el mundo de hoy y cómo somos herederos de esa manera de pensar, lo queramos o no. Cuesta mucho ganar espacios de libertad, sobre todo en nuestras cabezas, porque somos presos de un montón de historias heredadas, y deshacerse de todo eso para tener una mirada lúcida es muy complicado. Ahora vivimos en un momento en el que hay un auge de los movimientos de ultraderecha. Así que este trabajo de Manolo llega en un momento muy justo para que todos podamos revisar estas cosas.

Manolo Caro: La represión no la hemos dejado atrás en ningún país. Es importante revisitar la historia para darnos cuenta de que una situación como la que plantea la serie puede estar más cerca de lo que creemos. Es importante que las nuevas generaciones la vean para que estemos alerta y no volvamos a repetir este tipo de cosas. En mi país, en México, hasta hace un año no se prohibieron los centros de conversión. Me parece escalofriante que los familiares de homosexuales los pudieran ingresar allí y no pasaba nada. Alguien tiene que morir habla de 1954, pero basta voltear un poquito para Rusia para ver lo que está pasando con los gais.

Ester Expósito: En aquel momento, si alguien te denunciaba por ser homosexual, era un delito y podías morir por ello.  Y a día de hoy todavía hay países donde se persigue. Además, sigue siendo un estigma para ciertos sectores de la sociedad. Y para algunas personas es un problema, porque tienen que sacrificar ciertas cosas, y no es justo tener que sacrificar nada por ser quien eres. Todo eso está muy presente en la serie todo el rato y es lo que ocasiona los rumores que van a conducir la historia a una gran tragedia.

Ester, gran parte de culpa de esos rumores los tiene su personaje, la caprichosa Cayetana.

E.E.: Es una chica joven, de 17 años, situada en los 50 y que tiene muchas cosas de la educación machista que a día de hoy todavía sigue habiendo, pero que entonces era mucho más descarada. Tiene una doble cara que fue muy interesante jugar. Por un lado, la imposición de mujer florero, que está ahí para poner buena cara y agradar a los de su entorno, que incluso deciden por ella con quién se va a casar y Cayetana no tiene ningún problema con ello, porque es con lo que se ha criado. Y luego tiene ese punto de caprichosa y egoísta, de no medir las consecuencias de sus actos ni ponerse en el lugar de los demás, que le viene por sus privilegios y el hecho de saber que es la niña de papá y está en el bando que nunca va a ser cuestionado.

¿Cómo fue para usted, una actriz tan joven [tiene 20 años], revisitar esa época tan oscura de España?

Ester Expósito: Para mí fue muy interesante y un gran aprendizaje, como persona y como actriz, encarnar a una mujer siguiendo las pautas de comportamiento que se debían seguir en ese momento. Y también me ha hecho darme cuenta de lo afortunada que soy y de la gran distancia que hay entre Cayetana y yo en cuanto a educación, y valorar las cosas que tenemos hoy que en ese mundo no teníamos las mujeres. Y me ha servido para recordar que no tenemos que confiarnos, que hay que seguir evolucionando y progresando y continuar dando voz a los grupos que están en desigualdad de derechos o que no pueden vivir con la misma libertad que otros. Es muy importante acercar historias como estas a los jóvenes, porque la clave para no repetir los errores de nuestro pasado es conocerlos.

Manolo Caro: Me interesa que esta historia llegue a las generaciones que ven 'Élite' y 'Merlí' y conocer sus conversaciones acerca de Alguien tiene que morir. Es lo que más me emociona.

¿Por mostrar cómo se vivía entonces la sexualidad?

Manolo Caro: Sí, y también a nivel del lenguaje de la serie, que es muy diferente a lo que se está viendo. Yo, por ejemplo, veo 'Élite' y me gusta, pero tiene un ritmo tan vertiginoso... Es algo que yo también hacía en 'La casa de las flores', que no la dejaba respirar. Se gana ritmo, pero se pierden otras cosas. Y 'Alguien tiene que morir' es una serie que respira, en la que los silencios y las miradas son muy importantes. 

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