Ni una broma sobre Torra, ¡herejes!

El programa de Buenafuente, tres días antes que Polònia, arrancó su temporada en Movistar+ (aquí se lo conté el jueves) con el mismo sketch sobre Torra transformado en Messi, también con sus chancletas, sus tatuajes y su pantaloncito. ¡Ah! Que dos programas de humor coincidan en el mismo dibujo de un político demuestra que concita unanimidad en la socarronería. Aquí lo relevante es la enfurecida reacción que este juego cómico ha producido. Curiosamente sobre el sketch de Late motiv, que fue el primero, el pasado lunes, no ha habido irritación. Ni pío. Sobre lo mismo en Polònia, tres días después, sí. Les han acusado de escarnio, de degradación y de asquerosos. El diputado de ERC Gabriel Rufián ha salido en su defensa llamando «sectarios y reaccionarios» a este sector del talibanismo nostrat, 'exconseller' de Cultura incluido.

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Desde un punto de vista televisivo es muy significativo que les enfurezca solo el sketch de Polònia. ¡Ah! Podemos deducir que es porque se emite en TV-3. No es ninguna novedad que el processisme radical contemple TV-3 con sentido patrimonialista. No es de extrañar. Es lo que está sembrando la propia TV-3 desde hace años. Mezclar televisión, fanatismo y una idea política impulsada como religión, produce este tipo de sectarismo reaccionario. Sobre la fe (la nostra)  y los líderes (els nostres), en TV-3 ni una broma, ni un chiste. Humor prohibido. Sobre los otros, los de allà, los malos, los de els altres límits, sobre esos, barra libre. 

Eso le pasó a Boadella en 1988 cuando se atrevió a hacer un sketch en el programa de Javier Gurruchaga Viaje con nosotros. Parodió a Jordi Pujol, el Barça y la Moreneta, todos juntos. El programa lo emitió TVE. Le cayó la del pulpo. Si lo hubiera hecho en TV-3 (cosa impensable y además imposible) habría sido mucho peor. A los herejes se les lapida.