TÚ Y YO SOMOS TRES

La Pantoja hace llorar más que Bahar

La Pantoja hace llorar más que Bahar Tú y yo somos tres por Ferran Monegal

La Pantoja hace llorar más que Bahar Tú y yo somos tres por Ferran Monegal / periodico

Ferran Monegal

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Mucho más. Pero mucho, mucho más. Tiene un mérito extraordinario. Hasta ahora Bahar, la pobre y desgraciada heroína del culebrón turco Mujer (A-3 TV), se llevaba la palma en materia de lágrimas televisivas. Y en audiencia, también. ¡Ah! Esa pobre madre, que vive en Estambul, con sus dos hijitos pequeños, Nisan y Doruk, totalmente desamparada, con un sueldo de miseria como planchadora que casi no le da ni para comer. Esa Bahar tan sufrida, tan estoica, tan sin quejarse nunca, resulta que además está muy enferma. Necesita un trasplante de médula. Y la otra noche, su madre compinchada con su hermana, que son más malas y arpías que la madrastra de Blancanieves, pues la otra noche, les decía, le comunica que la echa de casa. A ella y a los niños. A la calle. A dormir a la intemperie. En la acera. Al relente de Turquía, que en invierno llegan a cero grados de mínima. ¡Ahh! En el inmueble en el que vivo todo son lágrimas y dolor profundo. Creíamos que ya nada en el mundo nos haría llorar más que esta Bahar del culebrón turco de A-3 TV. Pues no. Llegó Isabel Pantoja como estrella y miembro del jurado del concursito musical Idol Kids (T-5), y resulta que hemos llorado más, mucho más, todavía.

La cadena sacó a escena a un niño de 13 años, Antonio, de Mairena del Aljarafe (Sevilla). Se arrancó a cantar Marinero de luces. Y nada más comenzar con aquella estrofa que dice: «Ese barco velero cargado de sueños cruzó la bahía», en ese mismo instante, Isabel Pantoja pegó un grito. Más que un grito era una angustia. Un desespero terrible. Se cubrió el rostro con las manos. Rompió a llorar. No había klénex suficientes en T-5 para enjuagar el torrente de lágrimas que corrían por sus mejillas. Juntó sus manos, como quien reza; miró al cielo, y exclamó con voz quebrada:  «Tuve que dejar de cantar esta canción. ¡Toda esa pena que aún llevo dentro! Él era mi vida. ¡Él era la luz!». ¡Ahh! Mi canario flauta Papitu lloraba con un desgarro nunca visto antes por ningún ornitólogo del mundo. Fue una noche de una extraordinaria rareza. Por primera vez en la historia no se trataba de enfrentar dos programas de dos cadenas. Se trataba de ver si llorábamos más con la Bahar del culebrón turco o con la Pantoja del musical infantil. Ganó Isabel Pantoja por dos litros de ventaja de lágrima viva.

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