TÚ Y YO SOMOS TRES
La Sardà: porque era honesta, era arisca
Su honestidad y compromiso social le costó sufrir la intolerancia del 'processisme'
Ferran Monegal
Crítico de televisión
Ferran Monegal
Ferran Monegal
Solía advertir Rosa María Sardà, en las entrevistas que le hacían, que ella era una mujer «Una mica esquerpa». Yo creo que ese punto arisco que en efecto tenía le venia del compromiso social que siempre tuvo. No toleraba la injusticia. Contemplaba el mundo, la vida alrededor, y la piel se le ponía áspera viendo lo que veía. En la última entrevista que concedió en la tele, a Jordi Évole en La Sexta, hace apenas mes y medio, el 26 de abril, contestaba a la pregunta de si seremos mejores al salir de la pandemia y decía: «No, no saldremos mejores. Seguirá la explotación del hombre por el hombre. Seguiremos exactamente igual. Seguirán acumulando cuatro lo que debería ser de millones de personas». ¡Ah! Si eso es ser arisco, bienvenido.
Permítanme una pincelada sobre su vida televisiva, muy ligada a la política como es habitual en Catalunya. Su gran trayectoria en la tele la hizo en TVE. Su presencia en TV-3 fue mucho menor. Era un personaje poco grato en ese club. Cosa que con los años fue aumentando. Sus declaraciónes críticas acerca del rumbo que algunos estaban y estan aplicando sobre Catalunya la colocaron en esa zona, si nó de los maldítos, sí en ese lugar culposo de los no comulgantes. Un espacio lleno de sospechosos, malos catalanes, y enemigos. En noviembre de 2017, gracias a la cineasta Isabel Coixet –otra sospechosa y semimaldita– supimos que en julio de aquel año la Sardà había devuelto la Creu de Sant Jordi que le otorgó Jordi Pujol en 1994. Ese acto de coraje y de honestidad con sus convicciones le valió una lluvia de insultos desde los monasterios mediáticos más doctrinarios. La llamaron "enferma, alcohólica, barbitúrica, bien pagá, botiflera, senil, renegada, quédate en España, momia y borracha".
Mes y medio después, en enero del 2018, en Polònia (TV-3) le dedicaron un sketch: la Creu de Sant Jordi que habia rechazado se la entregaron a Soraya Sáenz de Santamaría (una parodia, naturalmente). Le dijeron que se la daban porque «Rosa María Sardà es el anagrama de Soraya Sáenz de Santamaría». O sea, según Polònia, la vicepresidenta de Rajoy, y Rosa Maria Sardà, son lo mismo. Es una de las poquísimas veces que he abominado de Polònia, programa que siempre admiro. Ahora que la Sardà nos dice adiós con la manita veo que TV-3 anuncia noche temática dedicada a ella. Será relegada a El 33, el canalet, eso sí.
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