TÚ Y YO SOMOS TRES

La voz sube de color a partir de 65 años

Rosario Moreno 'La Tata' ('La Voz Senior'). Tú y yo somos tres. Por Ferran Monegal

Rosario Moreno 'La Tata' ('La Voz Senior'). / periodico

Ferran Monegal

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El casting es mucho mejor, mucho más inteligente y cuidado, que la edición anterior ('La Voz Senior', A-3 TV). Y el material humano, estos concursantes que el menor de ellos tiene 65 y el mayor 86 años de edad, transmiten, irradian una maestría extraordinaria. No estamos ante una sucesión de panteras grises frustradas. No estamos frente a un conjunto de criaturas pintorescas,  frikis de ocasión, extravagantes, que un programa de tele ha recogido de las cunetas pseudomusicales para su consumo y destrucción habitual. Estamos en un concurso de cantantes con talento y talla, programa que corrige esa imbécil sordera que la televisión practica sobre todo artista que sobrepasa una edad, como si en el mundo del arte los años fueran una línea roja, un espanto que la tele debe erradicar.

Pongamos a esa extraordinaria sevillana, Rosario Moreno, alias La Tata. Qué fuerza. Qué arte. Nos hizo una versión por bulerías de La bohème que Charles Aznavour, allà en su última residencia, en el cementerio de Rambouillet Montfort-l’Amaury, habrá disfrutado. Decía La Tata«Mi voz tiene ahora más potencia, a mis 65 años, que cuando tenía 16». Con creces lo ha demostrado. Pongamos el caso de Germa del Barrio, toda una vida encorsetada en el rol de ama de casa, y finalmente, a los 86 años de edad, ha podido presentarse en público y enseñar cómo canta. «Nostalgia de escuchar su risa loca y sentir junto a mi boca,como un fuego, su respiración», nos cantaba.  Y en el llamado backstage, su maestra, su profesora de canto, la gran Rosita Ferrer, la seguía embelesada. ¡Ah! No sé por qué no invitaron luego a Rosita Ferrer al escenario. Rosita, catalana que debutó en aquella Ràdio Barcelona de los años 50, es pieza clave, y en letras mayúsculas, de la historia de la copla. Merecía, en esta La Voz Senior, un reconocimiento destacado.

También hay que resaltar al concursante Javier, jubilado del Coro Nacional de España, que por fin ha cumplido su sueño: salir del anonimato coral y cantar como solista. Su  interpretación del aria final de Turandot, la famosa Nessun dorma, fue sobresaliente y vibrante. Es un tono el de su voz que casi podía fundir al barítono y al tenor, a partes iguales. El coach Pablo López,coachPablo López despues de esta jornada, exclamó emocionado: «Aquí, a nosotros, solo nos queda callar y aprender». ¡Ah! La voz tiene más color a partir de los 65 años.