Entrevista

Javier Olivares: "'El Ministerio del Tiempo' necesita un tiempo de reposo"

Javier Olivares.

Javier Olivares. / periodico

Inés Álvarez

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Su querencia por la historia le llevó a licenciarse en esta materia, pero la carrera de Javier Olivares (Madrid, 1958) ha discurrido por el mundo del guion, en series como Los Serrano, Los Hombres de Paco, Ventdelplà e Infidels. No obstante, esa pasión por el pasado colectivo le ha llevado a crear ficciones como Isabel, Víctor Ros  y El Ministerio del Tiempo (junto a su hermano Pablo, ya fallecido). El miércoles, 1, TVE emite, a las 22.00 horas,  el en principio último capítulo de la serie y Olivares dice que se va con una sonrisa en los labios.

Suena a despedida. Simplemente es un ciclo. No hay ninguna decisión por parte de TVE, cosa que, por lo demás, no es algo novedoso, porque no la ha habido nunca. Creo que este ciclo de El Ministerio del Tiempo está cerrado, y si hay más serie, entraría a formar parte de uno nuevo.

¿Se refiere a un nuevo canal de emisión? Hablo, como guionista, de temas meramente narrativos. En cuanto a otros canales, esta serie pertenece a TVE, que tiene los derechos, y el primer paso lo debe dar TVE.

Movistar le ha dado una nueva vida a Velvet; Fox, a Vis a vis… ¿La próxima será VelvetVis a vis…El Ministerio.. No lo sé. En su día hubo acercamiento de varias plataformas, pero seguimos en TVE y Netflix, y orgullosos de ser el primer producto de TVE que es coproducido por la primera plataforma mundial. No lo sé. Lo que sí sé es que El Ministerio...  necesita un tiempo de reposo para continuar. Han sido tres temporadas muy intensas que nos han degastado mucho y si hay más Ministerios, se tienen que dar con otras condiciones. No hablo de economía, sino de tiempo. Para pensar, sobre todo, y así tenga el mismo nivel que hasta ahora. Si no, no merece la pena.

En el capítulo final hacen un meta-Ministerio No voy a explicar mucho porque, según los audímetros, no estamos muy boyantes y solo falta que yo cuente las sorpresas. 

¿El último cambio de día, para dar paso a OT,Cuatro de los ocho capítulos de la primera temporada se emitieron en días u horas diferentes, las grabaciones siempre han tardado mucho, la segunda temporada se dividió en dos, ahora se cambia de día... No estoy quejándome, porque todo directivo tiene el poder de decidir; solo hago una relación de las situaciones que hemos sufrido. Y, pese a eso, hemos recibido más de 50 premios; hemos sido, según Kantar Media, número uno en redes sociales; trending topic nacional número uno cada semana y mundial siempre, semana tras semana. Datos buenísimos en diferido en la web y en el plano internacional hasta que ha entrado Netflix que, obviamente, ha limitado mucho la visibilidad de las series fuera porque no van a emitir algo que se ha visto antes.

No se pueden quejar, no... Y ante todas estas situaciones hemos reaccionado de una manera tan paradójica como que el martes pasado por la noche recojo un premio a la mejor ficción española de la Academia y habíamos tenido un 9% de audiencia.  El Ministerio del Tiempo quizá está viviendo fuera de su paisaje natural.

¿Y cuál es este? Siempre creo que la televisión pública, pero estamos en una situación de audiencias que hace pensar que quizá su público es otro. Tanto en El Ministerio..., si sigue, como en otras series que haga no pensaré tanto en el público, sino en ir a aquel sitio en el que me traten con cariño.

En este último capítulo hace un homenaje a Chicho Ibáñez Serrador, un referente de las ficciones de los años 70. Probablemente yo no me habría dedicado a esto sin el trabajo de Chicho Ibáñez Serrador y Jaime de Armiñán . Para mí son maestros muchas veces olvidados y yo intento recordarles siempre. Con este último capítulo final, como lo fueron el de Felipe II o el de Lorca, más que cerrar historias lo quebusco es que el final quede bien en alto y para recordar. Este es como el de Felipe II, pero más cómic, muy irónico, muy directo. Será un capítulo especial.

Debe de ser divertido escribir esta serie, tan llena de guiños. A veces incluso privados. Esa es la parte final de la guinda y te diviertes. Pero esta es la serie más difícil de escribir que he hecho nunca.

¿Por deconstuirY por la ajustada producción. Lo que se te puede ocurrir es improducible. Por lo que esta serie está muy bien, estoy muy orgulloso de ella, pero es la más complicada, sin duda.

Felicite  al equipo de castingNo hemos buscado parecidos, sino buenos actores. No hemos jugado a buscar dobles.

Y han pasado por ahí actorazos. Sí. Es curioso, pero leí que los actores nos abandonan. Y la realidad es muy contraria: se acercan para ver si pueden trabajar con nosotros, que es una cosa muy llamativa.

Hubo un tiempo que un actor debía pasar por Hospital CentralLo que pasa es que Hospital Central  tenía la ventaja de que eran muchos más capítulos. Con lo cual el nuestro es un club más selecto.

Lo único que no les acompañan son las audiencias... Determinadas audiencias siempre lo han hecho.

Me refiero a las clásicas. ¿Pasarán a la historia como un ejemplo de que no siempre son definitorias? Eso sí. Le pondré un ejemplo. Hace poco un diario valenciano nos dio el premio a la mejor serie con un 45% de los votos de las 30.000 personas consultadas. Cada vez que hay una votación o premios elegidos por el telespectador, como el caso del Fotogramas la primera vez que dio uno a una serie, ganamos.

Y han recibido dos Ondas consecutivos, algo que es un hito. Y tenemos un premio Feroz... Más de 50 premios. Y te enteras que han utilizado El Ministerio... en los institutos, y en Cervantes; que fuera se estudia castellano con la serie. Y que tenemos subtítulos piratas en 17 idiomas distintos para ver una producción que habla de la historia de España. Y eso no es todo.

¿Hay más? Hay una petición Change.org desde Italia para que haya otra temporada. Pero esto no es una queja, sino que es un honor haber demostrado que las series tienen una vida que a veces no tiene nada que ver con los audímetros. Además, Netflix está emitiendo las dos primeras temporadas fuera de España, y no es una ONG. Si no tiene datos, no se pone a coproducir la serie una temporada más. 

Evidentemente. El tema es que se nos desprecia porque no somos una serie con audiencia e igual no nos queda otro camino que seguir andando. O liberarte de ese concepto de hacer series para una audiencia generalista que te marquen qué tipo de producto tienes que hacer. Pero nosotros no hemos querido hacer una serie amable. Ha sido divertida, porque hemos querido entretener siempre, pero nunca hemos estado prometiendo cosas al espectador.

No hay un abuelo ni un niño. Ni historias de amor muy potentes, ni los personajes repiten continuamente su forma de ser.  En esta tercera temporada, a Alonso se le ha dado un carácter más amargado, más oscuro. Y esta entrega es mucho más crítica, más oscura, de concepto casi ideológico. Haciendo esto yo no puedo esperar que tenga mucha audiencia, incluso la misma que la segunda temporada. Pero lo importante es seguir avanzando y contando historias. Y si a la gente no le gusta nada, cierras y te vas a otra historia.

Pero ¿no en una tele generalista? Hay un tipo de industria fantástico en el que uno tiene que hacer las series para un target comercial y yo he sido muy feliz en ella. He hecho hecho Los SerranoLos hombres de Paco, El club de la comedia... y estoy orgullosísimo. A veces he hecho capítulos mejores en ellas que en El Ministerio... Así de claro. Lo que pasa es que en un momento dado de tu vida profesional tienes que contar otras historias. E Isabel y El Ministerio... no me han quedado mal.

Otro logro: un univero transmedia único. Yo he principio tenía reticencias, pero, al final, el propio público nos obligó a ir más allá. Esta serie tiene cinco libros, entre ellos un cómic (y otro en preparación), un juego de mesa, dos capítulos de realidad virtual… ¡La de cosas que hemos hecho para ser una serie que no le ha interesado a nadie! (ríe).

¿Cómo le gustaría que apareciera la serie en la enciclopedia de la tele? Como lo que yo ya he visto. En más de un libro sobre series, de la única española de la que se habla es de la nuestra. Aunque me parece injusto, porque hay otras que están muy bien. Podría ser: “Abrió un nuevo camino de creatividad buscando nuevas audiencias”.

La manera de consumir las series está cambiando. Sí y  muchas veces el negocio está en el mainstream y otras, en salirse. Ahora acabamos de hacer Si fueras tú, y en Cannes ha sido una de las series que se ha destacado como novedosa a nivel internacional. De la que, por cierto, tampoco se ha dado mucha publicidad en España. Habrá que irse más a Cannes para que te reconozcan.

Toma nota de lo que dice la gente en las redes. Es necesario. Lo bueno de las redes sociales es como en el teatro, que en el estreno puedes mirar por detrás del telón para saber cómo reacciona el público. Como creador eso es maravilloso. Porque una cosa es que no crea que hay que dar al público lo que quiera siempre y otra, que el público me importa muchísimo. Lo adoro y estoy pendiente de cada cosa. Pero aunque leo y escucho lo que dicen, que  tengan que decir lo que va en una serie me parecería vergonzoso.

¿Que les tuiten la Biblioteca Nacional y el Museo del Prado da prestigo? Eso da placer.  Que la Biblioteca Nacional te estén tuiteando en directo cada capítulo es un honor de los que no se olvidan nunca. Estoy encantado, me voy con una sonrisa en los labios y pensando: que me quiten lo bailado… Y lo conseguido. Claramente, esta ficción ha logrado unas metas que tardará mucho en conseguir otra serie.

¿Es un caso único? Los Serrano fue un hito y un orgullo. Pero era otro tipo de audiencia. El Ministerio... se dirige a un público distinto, joven y no tan joven, que quiere otro tipo de producto. En ese sentido,  lo que hemos logrado en premios, crítica y reconocimiento, en redes sociales, transmedia..., no ganando nunca en audiencias a nuestros competidores, es muy bonito.

Dicen que se van con "honor y reputación". Yo creo que sí. Honor, reputación... y también hemos avisado a la industria de toda la vida que hay cosas que deben renovarse.