SERIE DE ÉXITO EN EEUU

Armas de mujer en la era Trump

Las protagonistas de la ficción 'The good fight' ('La buena lucha') ofrecen una catarsis de la política en 'streaming'

good fight serie de televisión CBS

good fight serie de televisión CBS / periodico

IDOYA NOAIN / NUEVA YORK

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La fe en las encuestas, o quizá los deseos y su ideología política, hicieron que Robert y Michelle King dieran por sentado que Hillary Clinton sería la presidenta de EEUU. Esa victoria que daban por segura marcaba los guiones<strong> '<i>The good fight'</i></strong>, '<i>spin off'</i> de <strong>'<i>The good wife'</i> </strong>con que el creativo matrimonio daba continuidad a la serie protagonizada por <strong>Juliana Margulies </strong>que, durante siete temporadas, habló con inteligencia y un amplio abanico de grises de mujer, de poder, de sentimientos y de hipocresía. El 7 de noviembre se grabó el piloto, que abría con la imagen de la abogada Diane Lockhart, interpretada como en la primera serie por Christine Baranski, empaquetando una foto en la que (por obra y gracia del Photoshop) aparecía con Clinton, dispuesta a empezar una nueva vida.

Un día después del rodaje llegaron las elecciones, ganó Donald Trump, el techo de cristal se quedó como estaba y 'The Good Fight', como buena parte de EEUU y del mundo, tuvo que superar el 'shock' asumir la realidad y empezar a reinventarse. Y al hacerlo la serie, que ha sido el primer producto propio del servicio de 'streaming' (en España la emite Movistar+), se ha convertido en vehículo para la catarsis, tanto por sus guiones pegados a la nuevas realidades de la era Trump como por unas actrices (Baranski, Cush Jumbo, Rose Leslie y Sarah Steele), que han hecho de sus personajes iconos de fortaleza.

«Es maravilloso poner esto ahí fuera, que hay mujeres que aún están librando la buena pelea», ha dicho en alguna entrevista Baranski. Durante las siete temporadas de 'The Good Wife', que seis veces le pusieron en las puertas del Emmy, comprobó «cuánto respondían las mujeres al personaje» y por eso optó por volverse a meter en la piel de esa mujer «inteligente, elegante y con integridad», en lugar de embarcarse en otro proyecto que le propusieron.

Había una parte personal, que se resume en la afirmación de esta actriz a punto de cumplir <strong>65 años</strong>: «Hay un número limitado de papeles por ahí para mujeres mayores, y pocas Diane Lockharts, con esa estatura y dignidad». Pero había también algo más. Su personaje arranca en 'The good fight' viendo cómo sus ahorros se evaporan y debe seguir trabajando, aunque ahora lo hará en un bufete negro. «Diane atraviesa esta completa caída y un profundo sentido de desorientación sobre su vida y creo que es lo que le pasó al país», ha dicho recientemente, estableciendo paralelismos entre la nueva realidad política y la ficción. «No lo vimos, temblaron nuestros cimientos con lo que pasó. No importa cómo votaras, fue un acontecimiento traumático».

También Cush Jumbo, la actriz británica que apareció en la última temporada como la abogada Lucca Quinn y que en 'The Good Fight' ha vuelto como protagonista, ha encontrado que la serie sirve como «válvula de escape» para «la ansiedad y confusión» que la victoria de Trump ha desatado. «Se siente muy, muy cercano a la vida», le decía en una entrevista reciente a 'The Hollywood Reporter'esta actriz de 31 años, de madre inglesa y padre nigeriano, curtida en las tablas londinenses. Y también como sucedió con Berinski, para Jumbo había algo personal en su apego al papel, en su caso el hecho de que la hoja de 'casting' no hablara de un personaje negro o birracial. «Solo decía mujer, edad y personaje y eso no pasa a menudo en un personaje protagonista en el Reino Unido», ha dicho.

Ella no es la única que ha dado el salto oceánico para sumarse a una serie que ya tiene garantizada una segunda temporada. Rose Leslie, la actriz con sangre noble escocesa (Ygritte en 'Juego de tronos' y 'Juego de tronos'Downtown Abbey')Downtown Abbey' es en 'The Good Fight' Maia Rindell, una joven abogada hija del responsable del esquema Ponzi que debe enfrentar las sospechas, insultos y consecuencias de las acciones fraudulentas de su padre. «Me enganchó que fuera alguien casi injustamente atacada y quería explorar a un personaje tan resiliente», ha dicho la intérprete, de 30 años.

Su personaje normaliza la homosexualidad y se mueve bajo las protectoras alas del de la veterana abogada Lockhart, una relación en la que, como reflexiona Berinski, también hay más que ficción. «La mujer mayor hace de mentora de la joven y refleja lo que las mujeres están pasando ahora -ha dicho-. ¿De verdad vamos a tener que pelear por los derechos reproductivos? ¿Aún no se ha acabado?». Y ella misma se responde: "Aún tenemos que luchar la buena lucha".

La cuarta bala en estas armas de mujer es Sarah Steele, que ya apareció en 'The Good Wife', y en 'The Good Fight' logra asentar al personaje de Marissa Gold como asistente de Lockhart. A sus 28 años, esta actriz de rostro adolescente, que debutó en la pantalla junto a <strong>Paz Vega</strong> en 'Spanglish', ha encontrado en su extrovertido y decidido personaje y en la serie una terapia. "Recibía los guiones y me sentía un poco menos sola lidiando con el resultado de las elecciones", ha declarado la estadounidense. "Ha sido realmente sanador y maravilloso hacer algo creativo que aborda cómo es vivir en la América de Trump. Creo que es una conversación que realmente hace falta tener".