FICCIÓN DE ÉXITO

Y Coralina acabó en el váter en 'Merlí'

OLGA LERÍN / BARCELONA

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Lo inmortalizó Rubén Blades en su 'Pedro Navaja': "Quien a hierro mata a hierro termina". Y Coralina (Pepa López), uno de los personajes probablemente más odiados por la audiencia de TV-3 -esa directora de instituto de la serie 'Merlí', que rezumaba mala leche por los cuatro costados-, ha acabado este lunes sus días en el lavabo, aplastada por una cisterna y abrazando el sueño eterno en soledad. Con esa desaparición ha finalizado la segunda temporada de la exitosa serie de la tele autonómica. 

Un desenlace en el que el creador y guionista de la ficción, Héctor Lozano, ha rendido un pequeño homenaje a la comedia negra, y en el que ha habido poca lágrima y, como era de esperar, más de una 'merlinada'. Un millar de afortunados aficionados han podido ver en primicia ese final, pocas horas antes de su emisión por TV-3, en el cine Aribau de Barcelona, junto a los actores (a excepción de David Solans, que da vida a Bruno). Los fans agolpados a la entrada han protagonizado, entre empujones, gritos de admiración y millares de fotos, varios 'mannequin challenge' (vídeos en los que los protagonistas posan completamente inmóviles) junto al equipo.   

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Y volviendo a ese final de ciclo, a pesar del corazón encogido que se le quedó el pasado lunes al personal tras la marcha de Bruno, la alegría se había instalado de nuevo en el Àngel Guimerà poco antes de iniciarse las vacaciones de Navidad, aunque los minutos iniciales no hacían presagiar nada bueno, con los estudiantes tirados por el aula y Marc (Adrián Grösser) atado a la pizarra e implorando ayuda. Un 'flashback' ha situado las cosas.

LAS COSAS A LA CARA

Coralina empieza la jornada repartiendo bilis a diestro y siniestro: reciben Merlí (Francesc Orella) y algunos otros profesores del claustro, como Eugeni (Pere Ponce) y la 'indepe' Elisenda (Sandra Monclús); le pega otro 'zasca' a Berta (Candela Antón) y se gana a pulso la antipatía del pequeño Pau (León Martínez). Este, con la ausencia de complejos que caracteriza a los pequeñajos, es el único capaz de decirle a la cara lo que todo el mundo piensa: "Eres una coja amargada y no le importas a nadie". Es el preludio del final que le espera. Un pasaje que la concurrencia del cine aplaude a rabiar.  

Pol (Carlos Cuevas), tras el desazón que le provocó la despedida de Bruno, recibe otra bofetada de realidad y aparca su faceta de chulito impenitente: debe ponerse a trabajar de nuevo si quiere ir a la universidad y descubrirá que en casa deben asumir un crédito bancario que no se puede pagar. En un alarde de alumno aventajado, se intercambia los papeles con Merlí en el aula para explicar a sus colegas cómo funciona la rueda de la fortuna de Boecio, el filósofo al que está dedicado el último capítulo. En otro momento, él y Tània (Elisabet Casanovas) cruzan sus miradas, un "'Bon Nadal!'" y hasta un abrazo, que dejan entrever una incipiente tensión sexual no resuelta. ¿Queda abierta la trama para una tercera temporada?   

En un alarde de 'merlinada', el inclasificable profesor propone a sus alumnos montar una fiesta clandestina en el instituto. Sus 'peripatètics' asumen el reto, aunque ello implique cometer infracciones que, por supuesto, pagarán un poco caro.

MÁS HISTORIAS EN EL LAVABO

Pero no solo Coralina agota sus minutos en el lavabo. En el retrete de al lado, Gerard (Marcos Franz) y Mònica (Júlia Creus) hacen un intento de liarse, a golpe deWhatsApp, mientras Berta e Ivan (Pau Poch) se intercambian mensajes en una pizarra. "Puta Merkel", escribe el joven, ajeno al drama que la destinataria de su misiva vive en el váter.

A ritmo de Gertrudis, la fiesta se inicia en el aula, con esqueleto y zorra disecada incluidos (el fantasma de Coralina está en todo momento presente). Berta, como si de una pequeña venganza se tratara, descubre el 'pastel' del lavabo, y los profesores, las desagradables consecuencias del festejo. Merlí recupera a Boecio: "Me parece que me hacéis demasiado caso... 'Peripatètics', recordad que el problema no es la rueda de la fortuna, sino que pensamos que durará para siempre". Nunca una cisterna de lavabo había dado para tanto...