Benedicto XVI, comentarista

Nos enumeraba Antonio Pelayo, veterano y sabio corresponsal de A-3 TV en Roma, los títulos que ha perdido Benedicto XVI tras su renuncia papal. A saber: deja de ser Obispo de Roma, Primado de Italia, Pontífice de la Iglesia Universal, Soberano del Estado de Ciudad del Vaticano y Siervo de los Siervos de Dios. Y ante esta tremenda pérdida de cargos, los irredentos pecadores Wyoming y Dani Mateo se estremecían en El intermedio con gran desasosiego. Decía Mateo: «¡Ay! A partir de ahora dejarán de decirle aquello de Totus Tuus, y le dirán 'Ola k ase'». Y Wyoming, intentando tranquilizar a su compañero, le advertía: «No te preocupes, la experiencia nos dice que hará como los deportistas: acabará de comentarista de la Santa Misa». Hombre, es una posibilidad virtuosa. No obstante, caso de fichar por TVE, habrá un dilema que podría adquirir tintes políticos tremendos: los domingos, a las 10.30, tendrá que elegir entre la Misa de El día del Señor de TVE-1, o La Missa en catalán de La 2.

EL HOMBRE LOBO -. Ha comenzado la segunda temporada de Luna, el misterio de Calenda (A-3 TV). Y tampoco ha aparecido el hombre lobo. Sabemos que es un muchacho de 16 años, estudiante del instituto, que se llama Joel. Sabemos que en noches de luna llena este joven se transforma en bestia. Pero siguen sin enseñarnos ni el proceso de mutación, ni las andanzas del licántropo. Ni siquiera han ido al zoo a grabar a un lobo y ponerlo un rato deambulando por la serie para dar ambiente. Nada. Solo escuchamos gemidos a lo lejos. Se constata que la crisis también afecta de lleno a los servicios de caracterización. Nos cabe el consuelo, eso sí, de ver que la relación entre Belén Rueda (la jueza Sara) y el apuesto teniente Pando progresa. Ya se han dado un beso.

TIRO AL PLATO .- Ha celebrado esta semana Jordi Évole el quinto aniversario de Salvados (La Sexta). El cineasta, escritor y crítico David Trueba le ha hecho una entrevista-homenaje; pero en un momento dado, con buena intención, le ha prevenido con un toque de alerta. Le ha dicho: «Cuidado. En este país hay mucha afición al tiro al plato. Ya sabes, se coge un plato, se lanza bien arriba, y cuando está en lo alto se le pega un tiro y el plato se rompe». O sea, tú podrías ser el plato, Jordi. ¡Ahh! Este es un deporte muy arraigado, en efecto. Pero cuando el plato es humano no es deporte. Son canallas con escopeta.