El polémico autor de 'Borat' llega hoy a TV-3 con 'Ali G'

Sacha Baron Cohen encarna a un misógino e inculto rapero que entrevista a personalidades

BEGOÑA ARCE / LONDRES

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El humor del británico Sacha Baron Cohen, el nuevo rey de la comedia mundial, hace reír a todos, pero molesta a algunos. Sus dos personajes más populares, Borat (un periodista subdesarrollado de Kazajistán), y Ali G (un rapero inculto del gueto londinense de Staines), desembarcan esta semana en Catalunya, tras triunfar en Gran Bretaña y EEUU. Mientras en los cines se estrenará el viernesBorat, las aventuras del más zafio de los reporteros que haya visitado jamás EEUU, TV-3 presenta esta noche la serie del negro barriobajero Ali G, transformado en celebridad con culto propio a ambos lados del Atlántico.

Ali Ges por encima de todo unshowmuy divertido, aunque sus bromas no siempre caigan bien. Quien da vida al colgado del hip hop, Baron Cohen, es en realidad un cómico judío, educado en la universidad de Cambridge, que se hace pasar por un negro ignorante que, bien mirado, podría ser uno de esos chicos blancos de la subcultura urbana que imitan a los negros porque escool.

Racista y ofensivo para unos, subversivo y brillante para otros, algunos humoristas negros han denunciado a este personaje misógino que entrevista (en un inglés sin reglas gramaticales) a gente rica, influyente y famosa. Entre los que se han sometido a sus delirantes preguntas, desde que elshowse estrenó en la televisión británica en 1998, está el matrimonio Beckham, el antiguo secretario de la ONU Boutros Boutros-Gahli, el multimillonario Donald Trump, el autor Gore Vidal y el dueño de Harrods, Mohamed Al-Fayed. A todos trató de liarlos, incluido al intelectual americano Noam Chosmky, quien intentó explicarle con mucha paciencia la diferencia entre bilingüe y bisexual.

El rapero deja a veces en evidencia a sus entrevistados, como cuando le preguntó a George Patton, el gran maestro de la Orden de Orange (la pura esencia del más intransigente unionismo en el Ulster), por qué no se casaba con una chica católica. Los chándals de colores brillantes, el gorro elástico, las grandes gafas de sol, los colgantes dorados y los anillos desmesurados conforman el uniforme de quien ha ridiculizado una cierta cultura callejera y otros cuantos estereotipos sociales.