Primera sentencia contra la subcontrata de Meta en Barcelona por daños mentales a un empleado

Por primera vez en España, una sentencia judicial culpa a las empresas de moderación de contenido del daño psicológico causado a sus empleados. Este jueves, los tribunales han confirmado que la subcontrata del gigante tecnológico Meta en Barcelona es responsable de los trastornos sufridos por un trabajador.

Como ha adelantado La Vanguardia y ha confirmado EL PERIÓDICO, el Juzgado de lo Social nº28 de Barcelona ha dado hoy la razón a P.S., un joven brasileño de 26 años que lleva cinco años bajo tratamiento psiquiátrico por haber revisado contenido extremo como matanzas o actos terroristas en Facebook e Instagram.

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La sentencia, examinada por este diario, confirma por primera vez que los problemas mentales padecidos por el trabajador no son una enfermedad común, sino un accidente de trabajo. La empresa subcontratada por Meta en la capital catalana, CCC Barcelona Digital Services, tramitó su baja como una dolencia común, pero el despacho Espacio Jurídico Feliu Fins pidió a la Seguridad Social que reconociese la baja como un incidente laboral.

Estrés, presión y menosprecio

El sistema de seguro de salud dio la razón al empleado e Inspecció de Treball impuso una sanción administrativa a CCC. Sin embargo, la subcontrata impugnó la decisión y trató de argumentar que la patología no era exclusiva del trabajo. Para ello, se acogió a que P.S. había acudido en una ocasión al psicólogo cuando tenía 16 años. "En lugar de reconocer el problema, Meta y su subcontrata han adoptado una posición negacionista y han tratado de echar la culpa al trabajador, despreciando la importancia de la salud mental", explica Francesc Feliu, abogado del caso, a EL PERIÓDICO.

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En su sentencia del 12 de enero, el juez Jesus Fuertes desestima la impugnación de CCC y vuelve a dar la razón al trabajador. La resolución, aún recurrible, concluye que "el estresor laboral es el desencadenante único, exclusivo e indubitado" de los daños psicológicos causados al empleado, expuesto a contenido gráfico como “automutilaciones, decapitaciones de civiles asesinados por grupos terroristas, tortura infligida a personas o suicidios”.

P.S. empezó a trabajar moderando contenido de Facebook e Instagram en 2018. Desde mayo de 2019 hasta febrero de 2021, tuvo un proceso de incapacidad temporal "derivado de contingencias comunes, con ataques de pánico, conductas de evitación, aislamiento en el domicilio y rumiaciones hipocondriformes (preocupación excesiva por sufrir enfermedades), sensación de disfagia (dificultad para tragar), despertares nocturnos e importante tanatofobia (ansiedad por miedo a la muerte)", según el centro de salud mental en el que fue atendido.

El pasado octubre, un grupo de empleados de CCC presentó una querella contra su propietario, el grupo canadiense Telsus International, por delitos contra el derecho de los trabajadores, contra su integridad moral y por lesiones por imprudencia grave. El mismo despacho de abogados confirmó que hasta 400 empleados de CCC en Barcelona, un 20% de su plantilla, están de baja por daños psicológicos. Feliu explica que la sentencia "da fuerza" a esa demanda, pendiente de ser admitida a trámite. Si no es aceptada, añade, "tenemos la vía laboral abierta".

Problema mundial

En 2018, el gigante de las redes sociales anunció que abriría una oficina en la capital catalana, más concretamente en la Torre Glòries. La elegida fue CCC Barcelona Digital Services, una empresa que presta servicios de moderación de contenido.

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Sus trabajadores son los encargados de detectar contenidos radicales y eliminarlos para que no los vea el usuario final. Su misión es llevar a cabo ese cribaje de forma rápida y sin cometer errores, lo que supone una gran presión. Se calcula que cada semana se reportan hasta 6.500 millones de publicaciones así en todo el mundo.

Ya en 2018, una candidata a los puestos de trabajo ofrecidos por CCC Barcelona Digital Services explicó a EL PERIÓDICO que las condiciones laborales propuestas eran "duras": turnos rotativos durante día y noche, trabajar sábado o domingo y un salario de 24.000 euros anuales. "Es como estar en una fábrica", relató a este diario una moderadora de contenido que trabajó para otra subcontrata de Meta en Alemania.