Culto a la prisa
¿Cómo escuchar audios de WhatsApp al doble de velocidad?
Las notas de voz de la aplicación de mensajería de Facebook ya pueden reproducirse a mayor velocidad
Otras plataformas como Netflix, Youtube o Spotify ya permiten lo que se conoce como ‘speed-watching’
Carles Planas Bou
Periodista
Periodista tecnológico entre el mundo digital y la política internacional. Centrado en capitalismo de plataformas, IA, vigilancia y derechos digitales. Excorresponsal en Berlín durante más de cuatro años, cubrió los gobiernos de Merkel, la crisis de los refugiados y el auge de la extrema derecha. También ha trabajado en Europa Central y en Canadá. Graduado en Periodismo por la URL y máster en Relaciones Internacionales por la UAB. Ha colaborado con TV3, TVE, Deutsche Welle, Catalunya Ràdio, El Orden Mundial o El Salto.
WhatsApp ya permite acelerar la velocidad de reproducción de las notas de voz. Desde hace unas semanas, la aplicación de mensajería instantánea propiedad de Facebook ha habilitado esta función, apuntándose a una tendencia tecnológica que ya aplican otras plataformas como Netflix, Youtube y Spotify.
La posibilidad de aumentar el ritmo de las notas de voz que recibimos es sencilla, pues el receptor puede elegir entre tres velocidades: 1x, 1,5x y 2x. Pulsando sobre la imagen del usuario que aparece al lado de la nota de voz se pueden activar esas velocidades para escuchar los audios de forma más rápida.
Esta funcionalidad se activó primero para los usuarios de Android y en los últimos días ha llegado también a iOS, el sistema operativo de los iPhone. También está habilitada para WhatsApp Web, la versión para acceder a tus chats desde la pantalla de tu ordenador. Lo que no permite es reducir la velocidad de reproducción, algo que sí sucede en plataformas de streaming audiovisuales.
Una tendencia en auge
El ‘speed-watching’, como se conoce la tendencia a la visualización o escucha acelerada, no es algo nuevo. En 2016 se empezó a documentar como usuarios aceleraban los ritmos de las series y películas que veían para así ahorrar tiempo. Se podía hacer con Youtube, con reproductores como VLC y con extensiones del navegador. Spotify también lo permitía para podcasts, algo que se normalizó. El pasado julio Netflix se apuntó al carro.
Sin embargo, muchos creadores criticaron y siguen criticando esa herramienta, que, señalan, socavaba el ritmo de su creación, eliminando pausas dramáticas, silencios y otros elementos que componen la obra en su totalidad.
Culto a la prisa
El salto de WhatsApp al ‘speed-watching’ ilustra el culto a la prisa de la era digital en la que vivimos. Internet y la economía de plataformas se nutren de nuestra atención. Constantemente nos vemos sobrepasados por un alud de contenidos entre los que debemos elegir. Ese incesante torrencial de mensajes ha hecho que, paradójicamente, que nuestra capacidad de atención quede limitada a nueve segundos. Si no se capta nuestro interés con ese margen pasamos a otra cosa. Todo ese sistema acelera el FOMO, un síndrome de ansiedad social causado por el miedo a no hacer algo gratificante que están haciendo los demás, al temor a perder el tiempo.
“La aceleración de la sociedad hace que el precio de nuestro tiempo esté subiendo, y eso lleva a que las plataformas digitales nos lo roben cada vez más”, explicaba el periodista francés Bruno Patino, autor del ensayo ‘La civilización de la memoria de pez’, en una entrevista con EL PERIÓDICO.
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