EN BUSCA Y CAPTURA
Uno de los sicarios que asesinaron al abogado Díaz Moñux en Madrid se fuga durante un permiso
El colombiano Ibrahim Arteaga salió de la cárcel de Navalcarnero para trabajar y no volvió el pasado 23 de noviembre
La víctima era conocida por defender a narcotraficantes como Sito Miñanco
Vanesa Lozano
Redactora
Periodista de Sucesos. Actualmente, en Prensa Ibérica. Antes, trabajó en la revista Interviú y El Periódico de Catalunya. También colabora en varios programas de televisión, como La Hora, de TVE, y Ya es mediodía, en Telecinco.
Cumple una condena de diez años en la prisión madrileña de Navalcarnero por participar, junto a otros siete sicarios, en el asesinato del abogado Alfonso Díaz Moñux, conocido por ejercer la defensa de narcotraficantes como Sito Miñanco y el hijastro de Laureano Oubiña, David Pérez Lago. Pero el colombiano Ibrahim Arteaga Astudillo, alias 'el negro' se encuentra ahora en paradero desconocido, según ha sabido CASO ABIERTO, el canal de Investigación y Sucesos de Prensa Ibérica.
El pasado 23 de noviembre debía regresar al centro penitenciario donde estaba interno, después de disfrutar de un permiso que le habían concedido para trabajar temporalmente en el exterior, pero no lo hizo. Un día después, la sección número 16 de la Audiencia de Madrid decretó su busca y captura, según se recoge en un auto firmado por el magistrado Francisco Javier Teijeiro, al que ha tenido acceso este medio.
Dos tiros en la cabeza
Arteaga era, según probó la justicia, un "asesino a sueldo", uno de los ocho (cuatro españoles y cuatro colombianos) que aceptaron y llevaron a cabo el encargo de ejecutar a Díaz Moñux en pleno centro de Madrid el 18 de diciembre de 2008. Aquella noche, Moñux y su entonces pareja, la abogada y exnovia de Pérez Lago Tania Varela, volvían a casa después del trabajo y se disponían a entrar en su garaje cuando dos encapuchados se aproximaron al Mercedes que conducía el letrado y uno de ellos le descerrajó dos tiros en la cabeza.
La mujer, a la que la víctima conoció cuando ella todavía era novia del hijastro de Oubiña, contaría luego que ella salvó la vida porque justo en el momento del asesinato, agachó la cabeza en el asiento del copiloto para coger las llaves de su bolso, pero lo cierto es que quienes acabaron con la vida de Moñux lo hicieron por encargo y el macabro recado solo incluía una víctima.
"60.000 euros por darle la vueltica"
Así lo declaró el único de los ocho condenados que confesó el crimen a la policía: "Me ofrecieron 60.000 euros por darle la vueltica. Quien me lo propuso me dijo que había que matarlo rápido", explicó uno de los colombianos. La policía encontró en su domicilio un dosier con el seguimiento que la trama practicó a Moñux los meses anteriores al asesinato.
En esas labores de "vigilancia y seguimiento" en la casa y el despacho del abogado, los meses previos al asesinato, fue pieza clave el ahora fugado, Ibrahim Arteaga. Él fue quien "señaló" la vivienda de la víctima al resto de sicarios y proporcionó información relevante sobre sus costumbres y rutinas diarias para "asegurar su muerte", según han declarado probado hasta dos jurados populares, porque el juicio celebrado en 2013 fue anulado luego por el Tribunal Superior de Justicia de Madrid y tuvo que repetirse en 2015. 'El negro' fue condenado a seis años de prisión, pero el Tribunal Supremo aumentó luego su condena a diez años.
La anulación del primer juicio fue aprovechada por uno de los autores materiales del crimen, el español Miguel Ángel Durán, para huir del país. También por la única testigo ocular del asesinato, Tania Varela, que se fugó tras ser condenada a siete años de cárcel por tráfico de drogas y blanqueo de capitales. Ambos fueron detenidos, años después, y condenados por sus delitos.
Amenazas
El asesinato de Moñux era, según describió el fiscal durante el juicio, "la crónica de una muerte anunciada". Antes de morir, la propia víctima se había percatado de que estaba siendo vigilada y contactó con la policía hasta seis veces en un año para denunciar amenazas. Ninguno de los sicarios delató a quien les hizo el encargo, solo Varela señaló, antes de esfumarse, al entorno de su expareja, Pérez Lago, y también a una mafia colombiana.
Posteriormente, aseguró que había perdido la memoria y no recordaba nada del crimen. Cuando los mossos la localizaron y arrestaron en Sitges, donde se ocultaba junto a su hija, menor de edad, con una identidad falsa, tuvo que acudir a declarar como testigo por el crimen de Moñux.
Celos
Entonces, la mujer se aferró a su última versión y desvinculó del asesinato al hijastro de Oubiña: "Si declaré sobre Pérez Lago sería porque Alfonso (Díaz Moñux) haría algún comentario al respecto, pero mencionaba a David como mencionaba a otra gente. Ellos discutían por temas que tenían pendientes, no por mí", afirmó cuando los abogados le preguntaron si la muerte de Moñux pudo deberse a un problema de "celos".
En su última declaración, Varela apuntó incluso a la víctima para tratar de encontrar un culpable: "Era un abogado que llevaba temas bastante delicados, tenía varios frentes abiertos".
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