El Gobierno reactiva el plan contra las pseudoterapias y alerta sobre la ineficacia de la aromaterapia y otras prácticas

Antes de la pandemia, el Gobierno puso en marcha un plan contra las pseudoterapias, con el objetivo de informar de qué prácticas y tratamientos tienen evidencias científicas y cuáles son un mero engaño e incluso pueden ser perjudiciales para la salud. Como parte de la estrategia, se pusieron en marcha campañas informativas, la web #CoNprueba y se publicaron varios informes sobre diversas prácticas alejadas de la medicina que se practica en los hospitales, como la acupuntura o la terapia floral. La primera acción del plan puso el punto de mira a 73 pseudoterapias y, a partir de ahí, se publicaron sucesivamente análisis sobre diversas técnicas, pero en los últimos años el plan había quedado en suspenso.

No obstante, este jueves, los ministerios de Sanidad y de Ciencia, Innovación y Universidades han publicado nuevos informes destinados a combatir este fenómeno, realizados por la Red Española de Agencias de Evaluación de Tecnologías Sanitarias y Prestaciones del Sistema Nacional de Salud. La publicación llega unos días después de que la ministra de Sanidad, Mónica García, criticara que el conocido presentador Pablo Motos promocionara la regeneración celular de un llamado centro de bienestar. "Las pseudoterapias solo tienen efectos en el bolsillo, en el mejor de los casos", alertó en la red social X.

Tras esta declaración de intenciones, ha llegado la publicación de nuevos informes sobre pseudoterapias, elaborados por las agencias o unidades de evaluación de la Administración General del Estado y de las comunidades autónomas, "que trabajan de manera coordinada, con una metodología común y bajo el principio del reconocimiento mutuo y la cooperación", según ha informado el Ministerio de Sanidad.

Los informes analizan la eficacia y seguridad de ocho nuevas técnicas. Algunas sí son consideras beneficiosas en algunos aspectos, como el taichí, pero sobre otras se recalca que no existen pruebas de que sirvan para algo o incluso que no son seguras para la salud. Este es un resumen de los nuevos análisis:

• La vacuoterapia (cupping o terapia con ventosas) en patología osteomuscular: consiste en la aplicación de copas, habitualmente de cristal o plástico, calentadas sobre la piel o mediante otras técnicas de hacer ventosa, en diferentes puntos del cuerpo. El informe concluye que “la terapia con ventosas no se puede considerar una terapia segura debido a los riesgos inherentes por la aplicación de la técnica sobre el cuerpo humano, mayoritariamente en la vacuoterapia húmeda, y el beneficio que podrían mostrar se basa en estudios de baja calidad que no permiten sustentar su eficacia, por lo que no estaría recomendado su uso en esta indicación”.
• El taichí: Los informes concluyen que, como actividad física realizada en diversas patologías, sobre todo las del área osteomuscular, "resulta beneficioso respecto al bienestar percibido y diversas funciones como la reducción del dolor". "La mejoría percibida o el efecto neutro en diversas patologías, cuando se compara con otras modalidades de ejercicio adecuado al problema tratado, sugiere que el beneficio va ligado a la realización de una actividad física en estos pacientes".
• La luminoterapia: se trata del uso de la luz con fines en teoría terapéuticos para la salud mental. Según el análisis, las limitaciones metodológicas de los estudios incluidos no permiten extraer conclusiones definitivas sobre su eficacia y seguridad y no existe evidencia suficiente que apoye su uso en el tratamiento de diferentes condiciones clínicas de salud mental.
• La respiración consciente: Se trata de una práctica destinada en teoría a aliviar la sensación de angustia o estrés, ya que disminuye el ritmo cardíaco y la frecuencia respiratoria. El informe concluye que los estudios sobre la respiración consciente deben ser interpretados con cautela, no teniendo garantía de que sus resultados sean extrapolables a la práctica clínica.
• El chi-kung/qigong: se trata de un conjunto de ejercicios de respiración y movimiento con algún posible beneficio para la salud debido a la práctica de ejercicio físico y a la educación de la respiración. El informe concluye que podría tener el beneficio propio de una actividad física de bajo impacto sobre las personas con enfermedades osteomusculares y en aquellas donde pueda contribuir a disminuir los niveles de estrés y mejorar la calidad de vida con un riesgo bajo de efectos adversos. "Hay que tener en cuenta que la evidencia que sustenta esta afirmación es de baja calidad", avisan los expertos.
• El zerobalancing: es una técnica de trabajo corporal y mental que, según su fundador, Fritz Frederick Smith, involucra ‘energía’ y ‘estructura’, logrando un equilibrio en el individuo. El informe alerta que con la información disponible, no existe evidencia científica sobre la seguridad y eficacia de esta técnica en ninguna condición clínica.
• La aromaterapia: consiste en utilizar aceites esenciales (extraídos de plantas) en busca de mejorar el bienestar, reducir la ansiedad, el estrés y otros síntomas tanto emocionales como físicos. "La baja calidad de muchos de los estudios incluidos en las revisiones sistemáticas no permite extraer conclusiones definitivas. La aromaterapia puede ser un recurso complementario de algún valor para el tratamiento de síntomas físicos y psicológicos en enfermedades cardiovasculares y dismenorrea. Los aceites esenciales son naturales, pero no inocuos, y se han identificado una serie de eventos adversos leves asociados a su uso", advierte el análisis.
• Las técnicas de relajación basadas en la inducción de sensaciones corporales: entre ellas destaca el entrenamiento en relajación autógena (o entrenamiento autógeno), que consiste en alcanzar un estado de relajación profunda a través de representaciones mentales de sensaciones físicas (calor, frío, pesadez) en diferentes partes del cuerpo. El informe indica que este entrenamiento "podría resultar beneficioso en la mejora de síntomas psicológicos y físicos en distintas condiciones de salud, pero las conclusiones no pueden ser definitivas debido al bajo número de estudios para cada condición de salud y su riesgo de sesgo alto o incierto", por lo que "es necesario seguir evaluando" su seguridad.