¿Milagro o engaño?

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Rescatan en aguas próximas a Fuerteventura a un migrante sobre un neumático a la deriva

Rescatan en aguas próximas a Fuerteventura a un migrante sobre un neumático a la deriva / CARLOS DE SAÁ / EFE

Isabel Durán

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Aferrado a la rueda de un camión y a la merced del oleaje del Océano Atlántico. Así localizó la tripulación de la salvamar Izar a un joven de origen magrebí la tarde del pasado domingo cerca de la costa de Fuerteventura. El encuentro fue fruto de la casualidad. Como encontrar una aguja en un pajar. Salvamento Marítimo no había recibido ninguna alerta por parte de algún buque en tránsito y el radar del Sistema Integrado de Vigilancia Exterior (SIVE) no lo habría podido detectar dada su escasa envergadura. El joven tuvo un golpe de suerte que le permitió salvar la vida, pues de no haberlo encontrado podría haber sido arrastrado por la corriente hacia el mar abierto o haber perecido bajo el sol, sin agua ni comida.

Cuando la salvamar Izar regresaba a tierra con 54 personas subsaharianas, que fueron localizadas por el Helimer 204 sobre las 13.30 horas, los equipos de rescate avistaron al chico flotando sobre una gran rueda. En ese momento, arbolaron el barco al neumático y le lanzaron un cabo para aproximarlo y poder ponerlo a salvo junto al resto de migrantes. Desde Salvamento Marítimo apuntan que no se trataba de un rescate especialmente delicado, a pesar de ser muy poco frecuente, pues al ser una persona sola la que se encontraba en peligro no existía riesgo de que se pusiera de pie e hiciera volcar el neumático.

El joven migrante fue localizado a apenas 16 kilómetros de la costa de Morro Jable. Cuando llegó al muelle explicó a los equipos de emergencias que había zarpado desde Tarfaya sobre el neumático, pero que no lo había hecho solo. Según verbalizó, comenzó la travesía junto a un amigo con el que trabajaba en Marruecos, pero no sobrevivió al viaje y apuntó que lo había perdido durante la última noche de navegación. El chico, con síntomas de hipotermina, fue atendido en el puerto por los profesionales del Servicio Canario de la Salud y de Cruz Roja. A pesar de la dureza de la travesía, no presentaba otras patologías más graves, por lo que no precisó ser trasladado a ningún centro sanitario de la Isla. Actualmente está acogido en el centro de migrantes que gestiona Cruz Roja en Fuerteventura, en El Matorral. 

Para llegar desde Cabo Juby, en Tarfaya, hasta las costas isleñas, este migrante tuvo que recorrer unos 130 kilómetros. Sin ningún tipo de motor que guiara su navegación y sin que las corrientes y el oleaje atlántico le desviaran de la ruta hacia el Archipiélago. Prácticamente un milagro. 

Filamentos de afloramiento

Los equipos de emergencias ponen en cuarentena el relato de joven y sugieren que pudo haber comenzado el viaje enganchado a algún tipo de embarcación más grande. Otra de las posibilidades que plantean es que pudo haber sido expulsado de una patera debido a su comportamiento o a que había demasiada gente a bordo de la barquilla. Y es que a las pocas horas de localizar a este chico en alto mar, otra embarcación con 55 personas llegó por sus propios medios a la playa de Caletillas-El Matorral, por lo que no se descarta que pudiera ser parte de esa expedición.

El catedrático de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) en el Instituto de Oceanografía y Cambio Global (IOCAG), Alonso Hernández, apunta que una de las pocas posibilidades que existen para que una persona pueda llegar desde Tarfaya hasta Canarias navegando sobre la rueda de un camión es que haya podido coger unos "filamentos de afloramiento". Se trata de unas corrientes que se dan muy en la superficie marina y que parten desde la costa africana hacia las Islas. Si bien, este experto señala que estas "estructuras" aparecen especialmente en verano, cuando soplan los vientos alisios. Según señala Hernández, son unas corrientes que se dan a unos diez metros de profundidad y podrían servir para propulsar el neumático. No obstante, subraya que, de haber sido así, "sería la suerte del siglo".

La imagen de un migrante sobre una rueda es inédita en la ruta canaria. Sin embargo, sí es habitual en otras latitudes, como en el estrecho de Florida. Allí, los balseros que buscan llegar desde Cuba hasta Estados Unidos emplean embarcaciones muy precarias para salvar los cerca de 100 kilómetros que separan la costa norte de Cuba de los cayos de Florida. También en el Estrecho de Gibraltar se suelen producir rescates de migrantes que zarpan a bordo de las llamadas 'pateras toy', que no son más que barquillas de juguete sin ningún tipo de seguridad y que ponen en riesgo la vida de sus ocupantes.