Investigación de EL PERIÓDICO

Trabajadores del Camp Nou denuncian que 'subcontratas' manipulan los registros horarios para burlar a la Inspección de Trabajo

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Grupo de subinspectores saliendo de las obras del Camp Nou

Grupo de subinspectores saliendo de las obras del Camp Nou / Ferran Nadeu

Elisenda Colell
Gabriel Ubieto
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Varias empresas subcontratadas por las obras del Camp Nou han pedido a sus empleados que firmen unos registros de jornada manipulados para burlar a la Inspección de trabajo y una posible sanción en el futuro. Según ha podido saber EL PERIÓDICO, al menos dos de estas empresas subcontratadas, directa o indirectamente, por Limak ha forzado a sus empleados a firmar cuadrantes horarios desde el mes de junio con jornadas de ocho horas diarias, dos horas menos de lo que realmente afirman trabajar. "Dicen que si no firmamos los turcos van a echar a nuestra empresa de las obras del Camp Nou y perderemos el trabajo", afirma un empleado.

Desde 2019 todas las compañías están obligadas a tener un registro de jornada, para controlar vía fichaje el número efectivo de horas que trabajan sus empleados. No disponer del mismo o tenerlo edulcorado para esconder prolongaciones de jornada son motivo de sanción por parte de Inspección de Trabajo. Y, tras cuatro años con la normativa en vigor, la mitad de las compañías no supera una inspección a este respecto, según datos del Ministerio de Trabajo.

No obstante, la cuantía de las multas -entre 751 y 7.500 euros por empresa, independientemente de lo que facture la compañía o cuantos empleados tenga en plantilla- es poco desincentivador para las sociedades que pretenden incumplir.

La normativa no especifica concretamente cómo debe ser el fichaje y contempla como válido desde un aplicativo informático hasta una hoja de papel donde el trabajador (o quien sea) escribe una hora de entrada y otra de salida. Legalmente el empleado que ha realizado efectivamente esas horas debe firmar el cuadrante. Y lo que denuncian varios empleados a este medio es que subcontratas operativas en el Camp Nou están instando a sus empleados a que firmen hojas falseadas para fintar posibles sanciones de la autoridad laboral.

El miércoles de la semana pasada la Inspección de Treball se personó en las obras del Camp Nou para realizar una macrooperación y verificar las informaciones publicadas por este medio en la que varios trabajadores denunciaban salarios por debajo de convenio y jornadas maratonianas. Alrededor de dos centenares de empleados subcontratados en las obras dieron parte ante la quincena de subinspectores que la Generalitat desplegó.

Detallaron que trabajan cerca de unas 10 horas diarias de lunes a viernes, a tenor de dos horas extras diarias, y algunos le suman seis horas más el sábado. Lo que sitúa la semana laboral entre las 50 y las 56 horas, cuando de manera ordinaria no debiere superar las 40 horas. Además, las nóminas a las que ha tenido acceso este diario demuestran que estos obreros no cobran ni una de las horas extra, y aunque según algunos contratos en poder de EL PERIÓDICO estos empleados no pueden trabajar más de 40 horas a la semana.

Obreros trabajando en la reforma del Camp Nou

Obreros trabajando en la reforma del Camp Nou / Manu Mitru / Jordi Otix

Esta es la documentación que ahora está revisando la autoridad laboral en Catalunya, para poder determinar cuántas empresas han inclumplido la legislación laboral en las obras de reforma del estadio blaugrana. Para poder probar toda esta documentación, el registro de jornada es una herramienta clave.

Y ese registro es el que presuntamente pretenden edulcorar varias empresas. En concreto, los documentos a las que ha tenido acceso EL PERIÓDICO evidencian que los obreros trabajaban de ocho de la mañana a una del mediodía, paran dos horas para comer y luego vuelven a enganchar de tres a seis de la tarde. Un cómputo que recoge ocho horas diarias, lo que estipula como ordinario la legislación "Pero esto es mentira, hacemos 10 horas cada día", contradice un empleado. Este diario ha podido constatar que desde que empezaron las obras, en junio, los horarios de gran parte de los obreros iban de las ocho a las dos de la tarde, una hora para almorzar, y de tres a las seis o siete de la tarde. Lo que deja un cómputo de entre nueve y 10 horas.

A pesar de no ser su horario real, muchos de los empleados han aceptado y firmado este documento, por miedo a perder el trabajo. Otros no son ni conscientes de la información que están rubricando. "Nos dicen que firmemos y la gente firma", cuenta un obrero. "Si no firmo... ¿qué me va a pasar?¿me van a echar a la calle?", se pregunta otro empleado.

Según distintas fuentes consultadas del sector, falsear cuadrantes horarios para fintar inspecciones es relativamente habitual en la construcción. "En el registro de jornada firmas ocho horas, pero luego las horas que le factura el jefe de obra a la contrata son más, las que verdaderamente trabajas", cuenta un trabajador que lleva desde antes de la crisis del ladrillo en el sector.

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