Tras la investigación de EL PERIÓDICO
Trabajadores del Camp Nou denuncian amenazas tras la investigación de EL PERIÓDICO: "Si hablas con periodistas, a la calle"
Treball investiga irregularidades en una subcontrata de las obras del Camp Nou
El Govern ve "preocupante" la situación de los trabajadores de las obras del Camp Nou
Elisenda Colell
Redactora
Periodista de desigualdades y exclusión social crecida en la redacción de informativos de la Cadena SER en Catalunya. Nací en Viu Comunicació y Cugat.cat.
Gabriel Ubieto
Redactor
Periodista de economía, centrado en el mercado laboral. He crecido como redactor en El Periódico, pero antes hice prácticas en La Vanguardia y escribí durante seis meses desde Chile para Hemisfèria.cat. Ganador del premio Ramon Barnils (2015) por el reportaje "Els ultres prenen partit".
Varias empresas subcontratadas por Limak para ejecutar la reforma del Camp Nou han iniciado una especie de 'caza de brujas' en las obras del nuevo estadio después de que EL PERIÓDICO haya publicado una investigación periodística sobre el presunto fraude laboral que podrían estar cometiendo. Según ha podido saber este diario, múltiples obreros han sido interrogados por supervisores de las subcontratas para tratar de identificar a aquellos empleados que pudieren haber participado en la investigación periodística sobre en qué condiciones laborales se está obrando en el estadio. Y varios de ellos afirman a este medio que se les ha dado la orden de no hablar con periodistas, ni de este diario ni de cualquier otro medio de comunicación. Otros, han sido directamente amenazados con un despido inminente.
Limak, a preguntas de este medio, niega que hayan ordenado o sean conocedores de estas represalias. "Se ha iniciado una investigación interna para verificar la información correspondiente a las empresas subcontratadas", afirman fuentes de la corporación.
Este diario ha recibido llamadas por parte de trabajadores vinculados a las empresas subcontratadas en el Camp Nou. Estos obreros relatan que en sus empresas están tratando de localizar a potenciales testimonios que han contando su caso. Y les han amenazado de que si identifican a alguien, será despedido. "Tengo mucho miedo, necesito un trabajo para poder vivir", afirma un empleado. Este cuenta a EL PERIÓDICO que no ha participado del documental, pero su empresa sospecha de él.
De producirse, el motivo de este despido encajaría dentro del supuesto de una represalia por ejercer un derecho fundamental como es la libertad de expresión y un juez podría calificarlo de nulo. Un cese nulo permite, una vez el tribunal da la razón al empleado, derecho a reincorporarse al puesto de trabajo en las mismas condiciones que tenía antes de ser despedido. También a percibir el salario que el trabajador debería haber cobrado entre el momento del cese y el de la reincorporación. Además de una indemnización por daños y perjuicios que deberá fijar el magistrado al cargo del caso.
Un requisito indispensable para poder impugnar un despido es hacerlo durante los primeros 20 días hábiles a contar desde la fecha en la que se efectuó dicho despido. Para calcular el día concreto se debe tomar como referencia la fecha que conste en la carta o documento escrito remitido desde la empresa. O la fecha en que se ha producido el despido, en caso de que este no se haya notificado formalmente.
Interrogados de uno en uno
En las obras del Camp Nou, el trabajo periodístico de EL PERIÓDICO también se ha usado como una arma arrojadiza contra los obreros. El lunes, cuatro horas después de publicarse este reportaje, el nerviosismo y el miedo se palpaba en el ambiente. "Los jefes estaban muy enfadados, muy nerviosos... están muy asustados", cuentan desde dentro de las obras. Los empleados que a primera hora habían visto el documental de este medio sobre las condiciones laborales en las obras también se temían consecuencias. Y ocurrieron.
A primera hora de la jornada laboral, según revelan fuentes presentes en la obra, varios responsables de las empresas subcontratadas en la reforma del estadio llamaron uno a uno a los empleados que trabajan a pie de obra para interrogarles. En primer lugar, les enseñaron varias imágenes extraídas del documental y de los reportajes publicados en EL PERIÓDICO, para que identificaran si conocían a alguno de los participantes.
También les preguntaron si, en alguna ocasión desde que empezó la demolición del estadio, habían dormido en la calle. Es una fórmula de dar con Mohamed (nombre ficticio) el trabajador que durmió frente a las instalaciones del club por miedo a llegar tarde y perder así su empleo.
Por último, todos y cada uno de los trabajadores del Camp Nou fueron directamente amenazados de evitar el contacto con periodistas y con cualquier medio de comuniciación. "Si hablas con periodistas te vas a la calle", dicen los obreros que les comentaron los jefes. El ambiente es irrespirable y todos los entrevistados por este medio se temen si al día siguiente podrán seguir acudiendo a las instalaciones del club. "Todos nos preguntamos ¿a quién van a echar?".
Las presiones e incluso amenazas para no desvelar lo que ocurre dentro de las obras del Camp Nou ni son nuevas, ni son una práctica limitada a dicha obra. Fuentes sindicales consultadas coinciden en señalar la dificultad desde las centrales mayoritarias para organizar a trabajadores y constituir comités de empresa en determinadas sociedades. La alta movilidad entre obras -hoy trabajan en un puesto, mañana en otro recinto donde también está subcontratada la empresa- es otra dificultad añadida para consolidar un grupo de empleados que puedan defender de manera ordenada unos mínimos laborales.
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