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Olivia Mandle, activista que impulsa la liberación de los delfines en cautividad

Olivia Mandle, activista que impulsa la liberación de los delfines en cautividad / Marta Pérez

Robert Rodríguez

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Quizá no conozcan todavía a Olivia Mandle, pero es muy probable que en las próximas semanas oigan hablar de esta activista, pues sus llamamientos para salvar el mar Mediterráneo de la contaminación, erradicar los delfinarios en España y acelerar la transición ecológica no cesan de llegar a nuevas audiencias.

Hace un par de semanas esta barcelonesa nacida en 2007 viajó a Roma para participar en el Foro Mundial de la Alimentación, el evento anual más importante de la FAO, la agencia de las Naciones Unidas que lucha contra el hambre y la desnutrición. Invitada en calidad de Heroína del Agua junto a otros célebres activistas climáticos , se dirigió en inglés a ministros, diplomáticos y funcionarios de la ONU para pedirles que hagan todo cuanto está en sus manos para salvar el Mediterráneo , un mar esencial para la dieta y sustentabilidad económica de millones de personas. “Estoy aterrorizada. Podemos tener miedo de la crisis climática, pero no podemos no hacer nada contra ella”, dijo. “El agua es lo que nos da la vida.”

El activismo de Mandle empezó hace un lustro, tras visitar una exposición sobre crisis climática en Nueva York, de donde es oriundo su padre. Su primera acción por el planeta la realizó con apenas 12 años. Creó un dispositivo para limpiar la playa de Calella de Palafrugell, donde veranea, y se lanzó a recoger la basura flotaba en el agua. El 'Jelly Cleaner', como llamó al artilugio, era un invento rudimentario realizado con botellas de plástico reciclado y unas medias de ballet viejas que atrapan microplásticos en la superficie. “Lo hice porque veía que cada año llegaban más plásticos al Mediterráneo y se acumulaba mucha basura en la orilla de las playas. Me di cuenta de que esto no era normal y, tras buscar algo de información, supe que si no decimos basta al plástico de un solo uso, al final acabaremos inundando nuestros océanos y mares de basura”, explica Mandle.

Paulatinamente, las incursiones de Mandle a las playas de la Costa Brava para recoger basura ganaron adeptos. El año pasado medio millar de personas participaron como buceadores, surferos y nadadores para retirar más de 300 kilos de residuos en poco más de una hora. “Es algo que hay que hacer porque el mar Mediterráneo, mi querido mar que tantas aventuras me ha dado, es el más contaminado del mundo”, dice la joven activista, que acaba de publicar un libro ('Sí es cosa tuya', EdicionesB) y estrena programa climático en 3Cat ('Kanviem?').

Delfines y Jane Goodall

En paralelo a su acción para limpiar las playas, que Mandle califica como una iniciativa destinada a ampliar “la cadena de conciencia”, es decir, a “crear una comunidad que contribuya, poco a poco, a hacer la diferencia y salvar el planeta”, la activista puso el foco en otro asunto urgente: la libertad de los animales marinos, concretamente de los delfines que viven en cautividad en los zoos de España.

"Todos podemos ser activistas con pequeñas acciones que pueden marcar la diferencia, desde saber lo que comemos hasta nuestro consumo de agua o energía"

Olivia Mandle

— Activista

Todo empezó —explica Mandle— cuando con cinco años visitó con la escuela el zoo de Barcelona. Le impresionó ver delfines, su animal preferido, pero al mismo tiempo se fue a casa con un sabor de boca amargo por las acciones antinaturales y absurdas que los cetáceos debían realizar para entretener al público. “Al volver a casa pregunté a mis padres si los delfines también se iban a su casa tras el espectáculo. Me dijeron que no”. Luego entendería que esos entrenamientos provocan gran estrés en los delfines y que algunos, asevera Mandle, incluso se suicidan por medio de interrumpir su respiración.

En marzo de 2020 Mandle lanzó una campaña en Change.org para la liberación de los delfines del zoo de Barcelona. Recogió más de 52.000 firmas y es posible que influyera en que el delfinario decidiera transferir los cetáceos a otro zoo, en Atenas, y cerrar sus instalaciones . Para Mandle, transferir los delfines, en vez de liberarlos, fue una decisión errónea y amarga que solo hizo que motivarla a lanzarse a un reto mayor: cerrar todos los delfinarios de España.

Por medio de la campaña #noespaisparadelfines ha recogido más de 150.000 firmas en Change.org que ha entregado al Congreso de los Diputados  y le valieron un encuentro con el director general de Derechos de los Animales del Gobierno español. En la sede plenaria de la FAO habló con una camiseta azul marino con el nombre de su campaña y con un colgante en forma de cola de delfín.

Su activismo le ha valido a esta afable y elocuente activista el reconocimiento de la primatóloga Jane Goodall, cuyo instituto la nombró miniheroína Roots & Shoots. También es embajadora de buena voluntad del Pacto climático de la UE. Mandle es consciente de que es un ejemplo a seguir y tiene claro qué es lo que hay que hacer para concienciar a las nuevas generaciones. “Hay que transmitir a los niños pequeños lo que es importante proteger y lo que necesitamos cuidar de nuestro planeta”, dice, con una amplia sonrisa. “Todos podemos ser activistas con pequeñas acciones que pueden marcar la diferencia, desde saber lo que comemos hasta nuestro consumo de agua o energía”.

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