Piojos en niños: qué son y cuáles son sus tratamientos

La presencia de piojos (su nombre científico es pediculosis) es la enfermedad por parásito más frecuente entre escolares de 3 a 12 años. Estos insectos -que no suponen un riesgo para la salud y no trasmiten ninguna enfermedad- están presentes en las cabezas de entre el 1% y el 3% de la población general de los países industrializados. En los colegios, el porcentaje se dispara hasta el 25%, según la Asociación Española de Pediatría (AEP). 

Piojos en clase: guía para prevenirlos (y derrotarlos)

Da igual el tipo de colegio al que vaya tu hijo o el nivel socioeconómico de tu familia: el niño tendrá piojos en algún momento a lo largo del curso. Puede que este año se libre, pero el siguiente los tendrá. Estos insectos son tan contagiosos y tan frecuentes en las aulas que lo anormal es no sufrirlos. Los pediatras recuerdan que no es un problema de higiene. Por más limpio y duchado que esté tu hijo, los piojos pueden hacer acto de presencia.

Qué son los piojos

Los piojos son parásitos porque se nutren de la sangre del cuero cabelludo. No afectan a los animales. Tienen patitas y son muy pequeños. Tanto que resulta complicado verlos sin lupa y un buen flexo con luz potente encima de la cabeza. Un piojo masculino mide entre 2,1 mm y 2,6 mm y uno femenino, entre 2,4 mm y 3,3 mm. 

Es muy raro encontrar un solo piojo. Se reproducen con tanta rapidez que lo más frecuente es toparse con una infestación en toda regla: muchos, muchos piojos. 

Qué son las liendres

La liendre no es lo mismo que el piojo. La liendre es todavía más pequeña (0,8 mm) y es el huevo que pone el piojo femenino adulto (pone unos 7 o 10 al día). Los adhiere al pelo con una sustancia insoluble al agua y similar al pegamento. En unos siete días, el huevo eclosiona y nace un piojo bebé (se llaman ninfas y van creciendo cada día hasta convertirse en piojos adultos).

Una vez que hayas detectado piojos en la cabeza de tu hijo (un clarísimo síntoma es el picor de cabeza, algo que, sin embargo, no se da en todos los casos) hay que armarse de paciencia. No los quitarás en un día. Puede que ni en dos ni en tres. 

Tratamiento para los piojos y las liendres

El tratamiento más eficaz contra los piojos no lo encontrarás en herbolarios. Ni el vinagre, ni el aceite de árbol de té ni otros miles de productos supuestamente naturales matan piojos o liendres. Lo único que hace el vinagre es que sea más fácil desprender el piojo. Nada más. Los únicos productos útiles, eficaces y con evidencia científica los vas a encontrar en la farmacia. Pueden ser insecticidas o siliconas. Una vez que veas piojos vivos (se mueven, pero ni saltan ni vuelan), tienes que rociar la cabeza (seca) de tu hijo con el líquido, frotar bien y dejar actuar unos minutos. El tiempo está especificado en las instrucciones del producto.

Después, hay coger la liendrera (también se llaman lendrera) y repasar todo el pelo desde la raíz hasta las puntas, mechón por mechón. Las liendreras que están incluidas en el kit antipiojos no son muy buenas porque tienen las púas demasiado pequeñas. Las mejores son unas con las púas muy largas. También son más caras, unos 20 euros. El problema es que la mayoría de los productos matan a los piojos, pero no a las liendres. Hay que repasar muy bien la cabeza para retirarlas y hacerlo durante muchos días. 

A los siete días -que es el tiempo que tarda una liendre en convertirse en piojo- hay que repetir todo el ceremonial del producto. 

Tratamientos profesionales contra los piojos

En todas las ciudades han proliferado los locales profesionales para quitar piojos. En algunos de ellos, el tratamiento consiste no en insecticidas sino en aire caliente que deshidrata al piojo. Cuesta unos 80 euros, en los que está incluida la revisión al cabo de los días. ¿Merece la pena? Bueno, depende. Por más métodos profesionales que se usen, quitar piojos no es una ciencia exacta. Así que es probable que a los dos días vuelvas a ver un indeseable piojo. O liendres.