Entrevista

Lluís Fatjó-Vilas: "El propio sistema no podrá aguantar tanta desigualdad"

El presidente de la Fundació Banc dels Aliments avisa que la escalada de precios de la alimentación está aumentando la demanda de ayuda, a la vez que reduce la capacidad de abastecimiento de la entidad

Hasta el 31 de octubre está en marcha la campaña ‘Ningún hogar sin alimentos’, que busca hacer frente a los efectos de la inflación y el incremento de los desequilibrios sociales

Lluís Fatjó-Vilas, presidente de la Fundació Banc dels Aliments, en el almacén de la entidad situado en la Zona Franca de Barcelona.

Lluís Fatjó-Vilas, presidente de la Fundació Banc dels Aliments, en el almacén de la entidad situado en la Zona Franca de Barcelona. / ELISENDA PONS

Eduard Palomares

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El contexto está claro: la escalada de precios de la alimentación tensiona todavía más la situación de los colectivos vulnerables y, al mismo tiempo, reduce la capacidad de intervención del Banc dels Aliments. Su presidente, Lluís Fatjó-Vilas, alerta que son necesarios cambios estructurales a la vez que pide la participación ciudanda en campañas como ‘Ningún hogar sin alimentos’, impulsada por la Fundación La Caixa con la colaboración de CaixaBank. Está en marcha hasta el 31 de octubre y, de momento, ha logrado reunir más de 260.000 euros en Catalunya y 1,8 millones en toda España.

-Solo hay que entrar en el supermercado para ver que todo es más caro. ¿Cada vez más personas necesitan ayuda para alimentarse?

-Hemos notado que se ha producido un aumento de la demanda, porque cada vez más gente acude a las entidades sociales con las que colaboramos para la distribución de alimentos. El problema es que nuestra capacidad es limitada, y más ahora, así que por desgracia hay personas que se están quedando fuera de nuestro radio de acción. Es perverso, porque los indicadores marcan que la economía está creciendo, pero hay un colectivo que siempre se queda fuera de cualquier crecimiento.

-¿La inflación ha reducido la capacidad del Banc dels Aliments para abastecerse?

-Totalmente, porque se ha incrementado el precio de los alimentos en general, pero aún más sobre los productos básicos, que son los que más necesitamos… Leche, arroz, harinas, pasta, conservas… Con el dinero que teníamos previsto hemos podido comprar mucho menos. Este año está siendo complicado, porque la demanda nos está superando.

-De ahí la importancia de campañas como ‘Ningún hogar sin alimentos’. ¿Qué balance hacen por ahora?

-La respuesta al llamamiento que hicimos para hacer frente a la inflación y la cronificación de la pobreza está siendo muy positiva, también porque contamos con el apoyo y los recursos de la Fundació La Caixa y CaixaBank. El importe conseguido nos ayudará a mantener la entrega regular de alimentos básicos, que es nuevos objetivo.

-¿Por cuánto tiempo más las entidades podrán taponar la fuga de agua?

-Somos cojines sociales, que actuamos ahí donde la administración no llega. Soy pesimista a medio plazo: el mundo camina hacia una economía que acumula riqueza de manera muy rápida en manos de unos pocos. Hay un dato escalofriante, y es que el 1% de la población mundial concentra el 50% de la riqueza. Se están creando dos niveles de sociedad, y eso va a más. Las organizaciones sociales somos y seremos necesarias durante mucho más tiempo.

-¿Cómo revertir esta tendencia?

-La paradoja es que el propio sistema no va poder soportar tanta desigualdad, porque si hay colectivos enteros que se quedan fuera de la rueda del consumo y el bienestar se producirá un freno al crecimiento. Para mí, la solución es la renta universal, para asegurar que todo el mundo cuente con unos mínimos básicos y pueda permitirse una alimentación completa y saludable. Ya existen experiencias y se está cuantificando el coste, y no es descabellado. Y también debemos poner freno al despilfarro de alimentos y fomentar el reaprovechamiento. Se puede conseguir, pero aún queda mucho trabajo por hacer.

-¿Cómo logra conservar algo de optimismo? 

-A nivel personal, porque tengo la suerte de realizarme con un trabajo que me gusta y que, además, tiene una repercusión social. Y esto es algo que compartimos todos los voluntarios. Y a nivel colectivo, se va acercando el Gran Recapte, que es uno de los grandes acontecimientos solidarios del país y moviliza a unos 25.000 voluntarios. Esto son cifras extraordinarias.

Un futuro de oportunidades

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