Más allá de la furgoneta de Begur

Catalunya, nueva ruta para las narcolanchas de hachís que huyen de la presión policial del Campo de Gibraltar

La furgoneta con 2.300 kilos de hachís que apareció el domingo volcada en Begur había cargado el alijo por el mar

Abandonada y cargada de droga: aparece semivolcada una furgoneta con 2.300 kilos de hachís en Aiguafreda

Los 5.000 kilos de hachís incautados en Mataró señalan la costa catalana como puerta de entrada de la droga a Europa

Armadores naúticos de Empuriabrava al servicio de narcotraficantes

Aparece una furgoneta cargada de droga y medio volcada dentro del agua en la cala de Aiguafreda de Begur

Aparece una furgoneta cargada de droga y medio volcada dentro del agua en la cala de Aiguafreda de Begur. / FOTO Y VÍDEO: ACN

Guillem Sánchez

Guillem Sánchez

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El Gobierno español activó un plan de choque en 2018 para reforzar la lucha antidroga en el Campo de Gibraltar. Invirtió más de 7 millones en recursos policiales y materiales para ampliar la vigilancia de la puerta de entrada a Europa de las narcolanchas cargadas de hachís que partían desde la costa marroquí. El esfuerzo no fue en balde, pero como ocurre siempre con el combate contra el narcotráfico, taponar una ruta significa que las redes criminales encuentran otra: la costa de Catalunya, que este domingo ha vuelto a ser escenario en Begur (Baix Empordà) de un intento de meter por mar en territorio europeo un cargamento de droga procedente de Marruecos.

A primera hora de la mañana, el morro neumático de una narcolancha cargada con 76 fardos contactó con la cala de Aiguafreda, en Begur. Pretendían cargarlos en una furgoneta, pero algo salió mal y, al acercar el vehículo, este volcó, ante la estupefacción de algunos vecinos, que avisaron a la policía. Cuando los primeros agentes llegaron, encontraron la furgoneta volcada y toneladas de hachís -2.300 kilos- amontonadas en su interior, una mercancía con un valor en el mercado negro de un buen puñado de millones de euros.

Otra prueba más

Desde 2018, la detección de narcolanchas con hachís –o como ha sucedido en Begur de un cargamento recién descargado de una nave semirrígida– que intentan penetrar en la Unión Europea a través del litoral comprendido entre el Delta de l'Ebre a la Costa Brava no ha dejado de crecer, según las fuentes de la Divisió d’Investigació Criminal (DIC) de los Mossos d’Esquadra, consultadas por EL PERIÓDICO.

El fenómeno no es del todo nuevo. Entre 2004 y 2007, subrayan las mismas fuentes, a cargo de la lucha antidroga en los Mossos, se implementó en la costa andaluza el Sistema Integrado de Vigilancia Exterior (SIVE) que, financiado por la Unión Europea, dispuso, entre otros recursos, de radares fijos y móviles con capacidad para localizar narcolanchas. La consecuencia directa fue parecida a la actual: las aprehensiones de hachís en la costa catalana, y en especial en el Delta de l’Ebre, se multiplicaron durante aquellos años. Hasta que el SIVE se desplegó también a lo largo de la costa levantina de la península.

Catalunya, puerta deseada

Usar la costa catalana como una puerta de entrada a Europa para el hachís marroquí ha ocurrido siempre. El litoral interesa a los traficantes por su cercanía con la frontera. En especial, la zona del Delta de l’Ebre, que por su perímetro –ofrece 60 kilómetros de playa casi despoblada muy complicados de vigilar– es un lugar clásico de entrada.

No alarma el repunte actual a los reponsables policiales de frenarlo porque son sostiene que no necesariamente indica un aumento del narcotráfico de hachís sino únicamente una vía marítima en expansión por la que puede estar circulando una cantidad parecida de mercancía que antes se movía por vía terrestre, escondida en coches o camiones.

Los Mossos, aclaran, no han detectado que las organizaciones criminales hayan usado narcolanchas para descargar cocaína en Catalunya. Sin embargo, sí son conscientes de que en el resto de la península la Guardia Civil ha intervenido esa droga a bordo de esas embarcaciones.

Casos recientes

En 2023, descontando el reciente episodio de Begur, los Mossos han recuperado 5 narcolanchas abandonadas en la playa de poblaciones de Mataró (2), Viladecans, Sitges y Sant Pol de Mar. Se trata de naves abandonadas por motivos desconocidos: tal vez los traficantes sufrieron una avería, o no habían previsto suficiente combustible para regresar, o tuvieron que huir de la policía. También se han investigado rastros de posibles desembarcos para entregas en otros puntos del Maresme, del Empordà o, sobre todo, del Delta de l'Ebre.

Esa cifra -5 embarcaciones abandonadas, además de posibles desembarcos completados- no es menor y debe ser contextualizada junto a otros síntomas del fenómeno. Recientemente, aparecieron por playas ubicadas entre los dos deltas –del Ebre y del Llobregat– fardos arrastrados por la corriente marina en un intervalo de tiempo de 24 horas, mercancía lanzada por una narcolancha en problemas. En octubre de 2022, los Mossos arrestaron a un grupo de pescadores del puerto de Cases d'Alcanar (Tarragona) que trabajaban para una mafia marroquí y entraban fardos de hachís ocultos entre la pesca. Y pocas semanas antes, en un operativo conjunto con la Guardia Civil y con la Agencia Tributaria, desarticularon una red de empresarios náuticos en Empuriabrava (Alt Empordà) que habían comenzado a trabajar para narcos construyendo las narcolanchas que encargaban. En febrero de 2023, un aviso permitió a la policía autonómica sorprender a 15 personas que habían descargado unas cinco toneladas de hachís en el puerto de Mataró, un hallazgo que dio a pie a una investigación aún no finalizada. 

Puntos de salida

La mayoría de las narcolanchas salen desde puntos cercanos a Melilla. Pero como ha ocurrido en el Campo de Gibraltar, la presión de la policía marroquí ha provocado que los traficantes echen las 'gomas' –sobrenombre de las narcolanchas, habitualmente semirrígidas provistas de varios motores– a aguas cada vez más alejadas de la ciudad española, o incluso desde la costa atlántica de Marruecos.

Los Mossos han observado asimismo que también existen 'checkpoints' –o enlaces– en alta mar hasta donde los traficantes conducen con narcolanchas. En esos puntos flotantes ubicados en aguas internacionales, les esperan los fardos de hachís transportados por otras embarcaciones, cargan el hachís y salen a toda velocidad hacia puntos diversos, como la costa catalana. Esos enlaces flotantes también son puntos de recogida para pescadores que se han dejado seducir por redes como los de Cases d'Alcanar.

Puertos deportivos

Los traficantes a bordo de las narcolanchas –naves que tienen más o menos potencia o envergadura muchas veces en función de los recursos de los que dispone la organización– eligen los puntos de descarga teniendo en cuenta los sistemas de seguridad de los que dispone el punto de tierra, o de si cuenta con rutas para huir, o de lugares –como almacenes– en los que esconder la droga. La policía catalana ha constatado que últimamente los puertos deportivos se han convertido en destinos interesantes para las bandas, porque no están especialmente vigilados.

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