Por motivos meteorológicos

Cuando los turistas huyen del sol: El cambio climático los alejará de Baleares

El patrón meteorológico ya condiciona las vacaciones de los europeos, el mercado por excelencia del archipiélago. Si tienen buen tiempo en sus países, bajan las reservas

Dos turistas acaloradas pasean con la sombrilla para protegerse.

Dos turistas acaloradas pasean con la sombrilla para protegerse. / B. RAMON

Myriam B. Moneo

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

"Ya es un hecho que el clima influye en el desarrollo de la actividad turística", dice María José Aguiló. "Este mismo verano vivimos un momento en el que se ralentizaron las reservas de último minuto por motivos meteorológicos, aunque después se fueron reactivando", agrega la vicepresidenta ejecutiva de la Federación Empresarial Hotelera de Mallorca (FEHM).

Las olas de calor han venido para quedarse. En Baleares, el calor extremo y las noches tropicales y tórridas cada vez son más habituales en la temporada alta. "En todas partes, el turismo depende de patrones meteorológicos predecibles, por lo que el éxito futuro de cualquier destino estará estrechamente relacionado con su capacidad para mitigar los efectos negativos del cambio climático", explica a este diario Eduardo Santander, director de la Comisión Europea de Viajes (ETC por sus siglas en inglés), entidad con su sede en Bruselas que reúne a 35 organizaciones nacionales de turismo. "Es urgente tomar medidas", avisa.

El último estudio de este organismo muestra que el número de europeos dispuestos a viajar a los destinos mediterráneos ha caído un 10% respecto al año pasado. El informe, que monitoriza el sentimiento y los planes de viaje a corto plazo, revela que un 7,6% de los viajeros ya percibe los fenómenos climáticos extremos como un motivo de preocupación para sus desplazamientos. Son datos recogidos el pasado mayo en diez mercados emisores de gran volumen dentro de Europa. Es cierto, señala, Santander, que los destinos del sur de Europa "siguen dominando como las opciones más populares para los europeos y España es la principal preferencia" en Europa entre junio-noviembre de 2023. Sin embargo, se observa un notable aumento de la popularidad de destinos como República Checa, Bulgaria, Irlanda y Dinamarca. "Este aumento del interés puede atribuirse a que los viajeros buscan lugares menos masificados, climas más templados o precios potencialmente más asequibles".

La encuesta

En Impulsa Balears también se han analizado los cambios en el turismo por "el influjo de las temperaturas", señala Antoni Riera, director ejecutivo de la fundación. En destinos como Balears, por el cambio climático, "se esperan pérdidas de flujos turísticos hacia el norte de España". Basta recordar cómo se están disparando las compras de segundas residencias por parte de europeos en el Cantábrico.

Ante lo que viene, el archipiélago "tiene que adaptarse". En el estudio de Impulsa se planteaba a los turistas "si estarían dispuestos a pagar" por una reducción de grados de la sensación térmica, con medidas para "adaptarse" al exceso de calor. El economista menciona por ejemplo crear zonas de sombra con vegetación en las paredes de los hoteles o zonas de microaspersión. También se "demostraba que la temporada alta corría mayo-junio".

Cambios en la temporada alta

influyen las fuertes lluvias, los temporales o los incendios

La vicepresidenta de la FEHM observa que "la demanda es muy sensible a los factores externos" e igual que les puede "frenar la intención de viaje el confort climático también lo hacen las huelgas, los impuestos y tasas, la situación geopolítica o la capacidad de ahorro". Reclama que hay que "anticiparse, prevenir y minimizar riesgos".

También Tolo Deyà, vicedecano de la Facultad de Turismo de la UIB, apunta a la "cada vez mejor climatología de la temporada media, y con precios más bajos, el clima más ‘mediterráneo’ y menos ‘nórdico’ en los países del norte y que el quedarse en casa, las staycation, gana puntos".

Ahora bien, "todavía no se ha notado en el destino Baleares. Tiene una demanda y una marca muy fuerte y hay gente que siempre va a suplir a los que no vienen" porque "los veranos son cada vez más tórridos". Para Deyà adónde va evolucionar el turismo "es impredecible; ha sobrevivido a la pandemia y las crisis económicas ya no le afectan tanto".

"Tendremos que adaptarnos", a los efectos del cambio climático sobre nuestra economía principal, "como se hizo con la pandemia», dice Jesús Cuartero, presidente de Essentially Mallorca, la asociación del turismo de lujo. "La famosa desestacionalización va a a venir impuesta por el clima".

Hoy por hoy, "el sol sigue siendo una de las grandes motivaciones para venir a Mallorca", indica Javier Vich, presidente de los hoteleros de Palma, y por el momento que las olas de calor sean cada vez más repetitivas "no se ha reflejado en una demanda que sigue creciendo".

Las islas deben prepararse

"el sector público y privado tienen que estar muy unidos ante este reto"

Para el director de la Comisión Europea de Viajes "los destinos deben dar prioridad al desarrollo de planes de mitigación del cambio climático y aprovechar el potencial del turismo regenerativo".

Las últimas investigaciones de la entidad indican un descenso del número de personas interesadas en viajar en agosto mientras son más los europeos que se plantean viajes en otoño. "La combinación del calor extremo y el aumento de los precios -dice Santander- puede dar lugar a una prolongación de la temporada de vacaciones estivales en Europa sobre todo en el Sur". En su opinión, "puede ser una tendencia positiva para muchos destinos que sufren la estacionalidad y la masificación en verano", al beneficiarse la economía local con el reparto de los flujos turísticos.

La mayoría de las olas de calor, que ahora ya son anuales, se dan en Mallorca. "Si se traspasa la sensación térmica de 39,1 grados -no la temperatura, advierte Antoni Riera, director de Impulsa Balears, aludiendo a un estudio de la fundación-, el turista ya experimenta insatisfacción, supone una disminución de su bienestar". Para llegar a 39 grados de sensación térmica bastan 30 grados de temperatura y una humedad del 85%, explica María José Guerrero, delegada de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). "Los alcanzamos en las zonas costeras".

Este verano ya llevamos dos olas de calor en julio, de la tercera, la de esta semana, nos hemos librado en el archipiélago, explica la meteoróloga. El año pasado se produjeron tres: en junio, julio y agosto. "La mayoría son en Mallorca y sobre todo en julio". Este siglo ha cambiado su frecuencia. "Hasta 2017 se daban cada tres años, con 40 grados, y desde 2018 son anuales". "Estamos hablando de datos, no de predicciones", advierte Guerrero.

Cada vez sube más la temperatura y las olas de calor son más largas, así como las noches tropicales y tórridas, añade la delegada de la Aemet. "Las veíamos lejos, no terminábamos de creerlas", reconoce. Este año se han llegado a alcanzar 43,5 grados en sa Pobla en julio. En 2022 la máxima fue 44,4 grados en agosto. Las temperaturas más altas se registraron en Montüiri y Formentera. En el aeropuerto de Palma se está incrementando la temperatura 0,6 grados cada diez años. "Son seis grados en 100 años, es bastante", apostilla Guerrero.

Si todo apunta a que las olas de calor van a ir en aumento, otro tanto pasa en el mar. "Las olas de calor marinas en el Mediterráneo son cada vez más frecuentes, intensas y largas", afirma en un reciente artículo Mélanie Juza, investigadora del Sistema de Observación Costero de las Illes Balears (SOCIB).

Suscríbete para seguir leyendo