La muerte de un sherpa en el K2 divide al alpinismo entre la ética y lo seguro

Cada deporte lleva intrínsecas sus propias leyes. Y en particular, el mundo de la montaña se rige por la empatía y solidaridad con el resto de compañeros. Sobretodo cuando hay una vida en juego. A finales de julio, murió Mohammed Assan tras quedarse sin oxígeno en el K2. Y en las imágenes podía observarse como el resto de alpinistas pasaron por su lado sin auxiliarle y sin ni siquiera mirarle. Algunos incluso pasaban por encima suyo.

La historia de este sherpa en una zona conocida como la 'montaña asesina' ha dividido al alpinismo en dos bandos muy diferenciados. Unos ponen el foco en los valores del montañismo y en la ética. Otros, creen que no había posibilidades reales de bajarlo con seguridad.

Sebastian Alvaro, periodista y alpinista, es fiel a sus ideales. "Demuestran la degradación moral de los jefes de esas expediciones que dieron la orden de seguir abriendo huella a la cumbre, en lugar de parar la expedición y volcarse en intentar bajar todos a este joven baltí, que estuvo llorando y agonizando durante horas. Todos ellos carecen del mínimo escrúpulo. Y de ningún respeto por la vida y por la muerte", escribió.

Confinamiento, alpinismo y capacidad de adaptación

Lo que sucede en el Everest o en el K2 se aleja bastante del alpinismo convencional. No suelen ser apasionados de la montaña sino personas muy bien situadas económicamente que buscan vivir la experiencia de sus vidas. "Espero que esto ayude a trasladar al gran público que este tipo de turismo de montaña, depredador y deshumanizado, no tiene nada que ver con el Alpinismo Clásico. Respetemos a personas como Hassan y reivindicamos nuestros valores: la Vida, la solidaridad. Esto es solo negocio", reivindicó en su cuenta de Twitter.

Esta opinión, sin embargo, no la comparten todos los montañistas. Otros, por la zona en la que sucedió y las condiciones que predominaban, apuestan por continuar hasta la cima. Ellos defienden la misma actuación los alpinistas que protagonizaron las imágenes. "A 8.000 metros nadie está capacitado, o muy dificílmente, para levantar un cadáver. No se puede juzgar nada a la ligera", afirmó Carlos Soria, alpinista, en Antena 3.

En la misma línea opinó el historiador Miguel Ángel Cajigal Vera en sud redes sociales. "Un rescate por encima de los 8.000 metros es algo casi imposible. En realidad se minimizan riesgos y cargar un cuerpo es un riesgo muy alto", escribió.