Investigación abierta

La policía tailandesa encuentra en el móvil de Daniel Sancho amenazas de muerte de su víctima

Los agentes avanzan que tendrán la investigación cerrada en tres semanas

La acusación a Daniel Sancho: ¿pueden las amenazas de muerte librarle de la condena a muerte o de la perpetua?

La policía tailandesa acelera y deja el caso Daniel Sancho a un paso del juicio

Caso Daniel Sancho: Última hora del asesinato cometido por el hijo de Rodolfo Sancho en Tailandia, en directo

Giro en el caso del asesinato confeso de Edwin Arrieta a cargo de Daniel Sancho

Giro en el caso del asesinato confeso de Edwin Arrieta a cargo de Daniel Sancho. / EL PERIÓDICO / EFE / EPA / VÍDEO: PI STUDIOS

Adrián Foncillas

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Las conversaciones privadas entre Daniel Sancho y Edwin Arrieta, confeso asesino y víctima, revelan las amenazas de muerte de este si aquel cerraba la relación que mantenían. Lo ha revelado un policía de la comisaría de Koh Pangán a EL PERIÓDICO aludiendo a los mensajes del teléfono móvil de Sancho. La prensa tailandesa, citando fuentes policiales, ya había desvelado que Arrieta advirtió a Sancho de que haría públicas fotos comprometedoras si cortaba la relación que habían empezado tras conocerse un año atrás en la red social Instagram. La insistencia en mantener sexo de Arrieta, según la declaración de Sancho, le hizo perder a este la cabeza y golpearle. 

Es el último retazo sobre unas investigaciones que avanzan con viento de cola. La policía cree que le bastarán tres semanas, y no los casi tres meses que les concede la ley desde la orden de prisión preventiva, para empaquetar sus conclusiones y enviárselas a la Fiscalía para que pueda empezar el juicio.

Los plazos son inusualmente cortos en la casuística judicial tailandesa, pero desde la comisaría de la isla meridional niegan que influya la alarma social ni la atención mediática. “Es un asesinato, no tenemos uno aquí a diario”, ha explicado la fuente policial en condiciones de anonimato. El juicio, en cualquier caso, difícilmente se eternizará.

Juicio de entre tres y seis meses

“Es difícil saber (la duración) exactamente, pero lo que sí hay son dos posibilidades: una, cuando un acusado se declara culpable. En estos casos, depende del lugar, pero aquí en Koh Samui (la isla vecina) podría durar un máximo de tres meses.

En el caso de que un acusado se declare inocente, es bastante más largo, y podría ser en torno a seis meses o incluso más hasta la resolución”, ha señalado Fernando Oca, director del despacho de abogados contratado por la familia de Sancho, a la agencia EFE. El letrado no descarta que Sancho se retracte de su confesión en la fase oral del juicio. 

Asesinato premeditado

Los agentes están ya convencidos de que se trató de un asesinato premeditado. “Al 100 %”, remachan. Confían también en que el tribunal lo verá de la misma forma y citan la doble confesión de culpabilidad y la montaña de evidencias: las grabaciones de las cámaras, el tícket de compra en la víspera del asesinato de guantes, material de limpieza y un cuchillo de grandes dimensiones.  

La policía sigue examinando las grabaciones de las cámaras de la calle y espera los resultados de los análisis de ADN que se están realizando en Bangkok. Entre las pruebas figuran la sangre encontrada en el suelo de la habitación del hotel y la camiseta de la víctima. Su familia ya ha llegado a Tailandia y se le han practicado los análisis para cotejarlos con los del cirujano colombiano asesinado. Faltan por encontrar el teléfono, el pasaporte y otros efectos personales de la víctima. Faltan también la mitad de las partes en las que Sancho seccionó su cadáver, no por la falta de colaboración del acusado sino por su incapacidad para recordar su itinerario de aquella noche.  

Alquilar un kayak de noche

La reconstrucción policial y periodística del asesinato van en paralelo. Es preceptivo que la romería enfile hacia la playa de Salat, a unos 20 minutos en moto del bullicioso centro. La propietaria de una tienda de comestibles no recuerda cuántos periodistas españoles ha visto entrar en los últimos tres días. Ocurre que también alquila un puñado de kayaks y desde uno de ellos arrojó Sancho algunos restos del cadáver a unos cientos de metros de la costa.

La mujer describe aquella escena de una noche ventosa con el único ruego de silenciar el nombre de su negocio. “Primero me pidió que le alquilara uno y le dije que no podía hacerlo porque no estaba en buenas condiciones. Él me dijo que tenía dinero, se fue y al poco tiempo regresó, lo puso sobre la mesa (la señora enfatiza el relato con un brusco descenso de la mano que termina en el estrépito contra el mostrador) y se llevó el kayak. Le advertí de que no me haría responsable si le ocurría algo porque nunca los alquilo de noche. Me respondió que no había problema”.

La clave: ¿premeditado a arrebato?

La señora, con una divertida mueca, aclara que se llevó el más estropeado. Aún descansa en la playa, rodeado de una cinta policial que pretende alejar a los extraños, entre bañistas que se preguntan qué hace ahí. A unos 300 metros está el hotel donde murió el cirujano colombiano.  

Los días se suceden sin más novedades que esporádicas filtraciones policiales que no varían el meollo del asunto. El ajetreo llegará con el juicio y la cuestión primordial: ¿fue premeditado o un arrebato? Lo segundo le restaría unos cuantos años de condena, señalan los expertos. Pero contra ese anhelo juegan las grabaciones de aquel aprovisionamiento en el supermercado que el agente muestra en su teléfono.