Informe de la organización Champs

El 82% de las muertes infantiles en países de renta baja podrían evitarse

Un estudio confirma que la desnutrición es una de las causas más frecuentes de los fallecimientos de niños y niñas

Desnutrición: el lastre de la policrisis de la infancia

Un madre junto a su hija, en Somalia

Un madre junto a su hija, en Somalia / Save the Children

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El 82% de las muertes infantiles en países de renta baja podría evitarse, según un estudio de la organización no gubernamental Champs publicado en ‘JAMA Network Open’. El estudio, que utilizó la técnica de autopsia mínimamente invasiva desarrollada por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), detectó un agente infeccioso en el 87% de los casos y señala la desnutrición como la causa más frecuente.

El 99% de las muertes de menores de 5 años ocurren en países de renta baja y media. “Si queremos prevenir estos fallecimientos, necesitamos conocer las causas, pero el problema es que carecemos de datos fiables”, explica el pediatra catalán Quique Bassat, investigador en ISGlobal, centro impulsado por Fundación la Caixa.

El informe destaca la necesidad de distinguir entre causas subyacentes (las que inician la cadena de eventos que conduce a la muerte) y las causas inmediatas de muerte. “Esta distinción es importante porque el fallecimiento puede ser el resultado de la interacción entre distintas afecciones”, explica Bassat, que forma parte de un equipo que ha desarrollado y validado una técnica mínimamente invasiva para obtener biopsias de diferentes órganos y poder determinar las causas de muerte mediante análisis histopatológicos y microbiológicos. Esta tecnología fue adoptada por Champs, una red internacional de vigilancia de mortalidad infantil lanzada en 2016.

África y Asia

En el estudio, un equipo de Champs liderado por Bassat, investigó las causas de muerte infantil en siete países de África subsahariana y el sudeste asiático (Mozambique, Sierra Leona, Kenia, Mali, Etiopía, Sudáfrica y Bangladesh). El análisis incluyó 636 muertes en niñas y niños de entre un mes y 5 años, ocurridas en sus hogares o en el hospital entre 2016 y 2020. 

Las principales causas subyacentes de muerte fueron: desnutrición (16,5%), infecciones por VIH (11,9%), malaria (11,2%), defectos congénitos (10,1%), infecciones respiratorias (8,4%) y diarreas (7,2%). En el 87% de casos, se detectó un agente infeccioso (el más frecuente fue Klebsiella pneumoniae, una bacteria principalmente asociada a infecciones hospitalarias, seguido del parásito de la malaria y la bacteria causante de neumonías).

“Solo el 25% de muertes se debía a una sola causa. Todas las demás se debían a una compleja interacción de factores”, subraya Bassat. De ahí la importancia de considerar toda la cadena de eventos que conducen a la muerte, y no solo la causa inmediata, para diseñar estrategias de prevención más efectivas.

El estudio concluyó que el 82% de las muertes analizadas podrían haberse evitado, lo que abre muchas oportunidades para diseñar intervenciones específicas. 

Desnutrición

La desnutrición, en palaras de los responsables de Unicef, es el lastre de la policrisis de la infancia, una emergencia global e histórica que no se veía desde la segunda guerra mundial. Las cifras del organismo internacional en Chad, como en otros países del Cuerno de África, son durísimas: uno de cada diez niños no cumplirá los 5 años. Uno de cada diez niños menores de 5 años padece desnutrición aguda –o lo que es lo mismo: 1,8 millones– y entre estos, el 2% –380.000 niños y niñas– sufren desnutrición aguda grave, la forma más letal de desnutrición y una de las principales amenazas para la supervivencia infantil. Nueve de cada diez no come lo suficiente y no tiene acceso a alimentos nutritivos y variados.