Ibiza

"La línea de pasar a vivir en la calle cada vez está más difuminada en la isla del superlujo"

Cáritas y Cruz Roja denuncian que en los últimos años ha aumentado considerablemente el número de personas sin techo en Ibiza

Dos personas sin hogar duermen sobre cartones en el castillo de Dalt Vila.

Dos personas sin hogar duermen sobre cartones en el castillo de Dalt Vila. / DI

Ángela Torres Riera

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Vecinos de Vila se encuentran muchas las mañanas con esta situación: una persona sin techo ha decidido acampar en el portal de su edificio. La secuencia que luego continúa y se repite casi a diario en la ciudad, es la siguiente: el vecino contacta con los agentes de la Policía Local de Ibiza que acuden al lugar, solicitan a la persona que se marche y ésta se desplaza con sus cosas, normalmente para asentarse en otro portal de Vila. Entonces, se reinicia la historia.

La gente que no tiene hogar en Vila ha aumentado en los últimos años y "cada vez va a más", apunta Mari Castaño, coordinadora insular de Cruz Roja en la isla. "Aquí, el número de personas sin techo es fluctuante. Hay personas que vienen a buscar trabajo y una vez aquí se ve obligada a dormir en el coche, en tiendas de campaña, en ruinas...". "La realidad -continúa la coordinadora-, es que no tienen donde ir a descansar y tienen que cargar con sus pertenencias, porque si no se las roban o las tiran". "No tienen nada y lo poco que tienen lo llevan encima", reafirma.

Estereotipos "sin hogar"

En muchas ocasiones, explica, se genera por parte de un sector de la población un "perfil estereotipado" de la gente sin hogar cuando existen "distintas situaciones y perfiles, por ejemplo, trabajadores que se las ingenian en la isla porque tienen un contrato laboral pero no pueden acceder a una vivienda". "Es una realidad sobre la que se genera un estereotipo de persona pero que podríamos ser tú y yo mañana", determina Castaño.

Sobre esto, Gustavo Gómez, coordinador de Cáritas en Ibiza, sugiere que existe una percepción "de que vivir en la calle te define como persona, cuando se trata de una situación circunstancia". A este respecto, valora que el límite entre "verse dentro y fuera de ésa realidad es difuso". "Un desahucio o un despido inesperado son factores que pueden llevarte a las malas condiciones de vivir en la calle o a convertirte dependiente de sustancias como el alcohol o la droga". "Por desgracia, ésa línea cada vez se difumina cada vez más en esta isla de superlujo", lamenta, y añade que cuando estás ahí, al otro lado de la línea, "nadie te mira, nadie te habla y eres invisible".

En esa dirección, Castaño hace la observación de que no hay "mucha distancia" entre estos supuestos -un despido, un desahucio o la conversión de un contrato normal de alquiler en uno abusivo- y el hecho de verse sin un techo bajo el que poder vivir. "Sin una red de apoyo -prosigue-, la posibilidad de encontrarse en esta situación de vulnerabilidad se acentúa, sobre todo en Ibiza, donde el acceso a la vivienda es un macroproblema".

Consumo de alcohol y/o drogas

En otras ocasiones, las personas sin hogar se han visto abocadas a esta situación "por el consumo de alcohol o estupefacientes o a la inversa, se han visto en la calle y éso las ha empujado al consumo", apunta la coordinadora. Por su parte, Gómez defiende que "hay un porcentaje mínimo de personas sin hogar que quiere vivir de esta manera" y puntualiza que en estos casos, se suele tratar de ciudadanos con "problemas de salud mental" u otras patologías.

En estos casos, la integración en sociedad "requiere más tiempo -detalla-, pero proporcionar un techo es un punto de partida esencial para solucionar otros problemas".

Los vecinos que se han puesto en contacto con la Policía para informar de la situación de estas personas sin vivienda lo han hecho, en alguna ocasión, cuando han visto que orinaban y defecaban en la vía pública y cerca o en las mismas puertas de su bloque de pisos son cada vez más, según informa una fuente de este diario.

Esto sucede en los portales de bloques de pisos y también en el de comercios y otros negocios de la ciudad. Algunas de las personas sin hogar, explica la misma fuente, acampan durante el día frente a la puerta de algún pub o discoteca y cuando llega por la noche el horario de apertura, se trasladan, y así sucesivamente.

Llamadas solidarias

La coordinadora de Cruz Roja asegura que en la organización han recibido "más llamadas de preocupación que de problemas de convivencia y más avisos solidarios que de denuncia o de queja". "A veces, con estas situaciones, se generan miedos y frustraciones que llevan a la confrontación. Pero si se pudiera dejar de lado esa emoción y se lograra ver a la persona y la historia que hay detrás, en la mayoría de los casos ese sentimiento cambiaría", termina.

En los últimos días, un artesano que trabaja en Dalt Vila se pone en contacto con este diario para avisar, en tono empático, de la situación que percibe a diario en las callejuelas del Patrimonio. Gente durmiendo en cartones y trabajadores de limpieza y ciudadanos que llaman a la Policía Local para que les desaloje (sin encontrar resistencia) a otro lugar del que también van a ser, probablemente, invitados a irse.

El artesano, de origen argentino y que prefiere no dar su nombre, trabaja desde hace cuatro temporadas en la isla y comunica que, efectivamente, en los últimos dos años ha visto a mucha más gente que sufre esta situación mientras desempeña su labor. Cada día, este observador, se pregunta: ¿De dónde nace el problema para que estas personas estén donde están y cuál es la solución?

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