La inmigración exterior puede ser clave

La población crece, pero la España vacía seguirá perdiendo habitantes

No es cierto que cualquier tiempo pasado fue mejor

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Archivo - Despoblación rural

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EFE

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La España vaciada quedará aún más vacía en los próximos 15 años a pesar de que crecerá el número total de habitantes. ¿Cómo es posible si en mayo se superó la barrera de 48 millones de ciudadanos? Porque no habrá crecimiento vegetativo, sino envejecimiento de la edad media. Además, solo habrá un incremento donde la densidad de población es mayor, pero no en las zonas rurales, avisa el Instituto Nacional de Estadística (INE).

La proyección de población publicada por el INE es positiva. En concreto, la población española seguirá aumentando y en 2037 superará los 51 millones de personas. Eso supone 4,3 millones de habitantes más (8,9%) que en la actualidad. De hecho, para ese año se espera un crecimiento de un 25% en Baleares o de más de un millón de nuevos habitantes para Catalunya y Madrid.

Sin embargo, habrá descensos de población en zonas que ya padecen este problema, especialmente en Asturias, Extremadura y Castilla y León, comunidades que se encuadran en lo que ya conocido como la 'España Vacía'.

La clave: la inmigración exterior

La explicación de todos estos datos se halla en la inmigración exterior, que compensará el envejecimiento de la población y ofrecerá la fuerza de trabajo necesaria para que se mantenga el crecimiento económico. En este sentido, salvo que haya políticas que modifiquen la tendencia, lo hará acudiendo a donde, precisamente, hay una mayor oferta de empleo.

Esto es lo que lleva a Alberto Del Rey, catedrático de Sociología y Comunicación de la Universidad de Salamanca, a señalar la conveniencia de políticas que ordenen la inmigración desde una estrategia planificada que la oriente hacia las comunidades donde hace falta más población.

"España no hay tenido nunca ninguna política migratoria. Nunca hemos planeado el facilitar la llegada de gente que se quiera instalar en determinadas zonas, seleccionar gente en función de las necesidades laborales y, por supuesto, ofrecer trabajo a inmigrantes en esas zonas, mediante una cierta descentralización", explica.

"Yo vivo en Salamanca, por ejemplo. Y en Castilla y León, muchos puestos de trabajo están vacíos. Por otro lado, si no ofrecemos trabajos de acuerdo a la formación de determinados trabajadores, con el tiempo se van a ir a donde les ofrezcan un puesto acorde con esa formación. Para la despoblación, la única solución es la inmigración", añade.

Rey señala dos aspectos importantes en esta política, una actitud más abierta por parte de las comunidades de acogida y fomentar el empleo de calidad en las áreas despobladas.

Inmigración y vivienda

Otro posible problema que parece emerger, ante un saldo migratorio de cientos de miles de personas cada año en zonas de vivienda muy cara, como Baleares, Madrid o Cataluña, es precisamente el de la vivienda.

Pero Julio Vinuesa, catedrático emérito de Geografía Humana en la Universidad Autónoma de Madrid, señala que debemos desterrar la equivalencia fácil que asocia más población inmigrante con nuevos planes de construcción de viviendas.

"La llegada de inmigración no necesariamente supone que hagan falta muchas viviendas. Depende. En realidad, el aumento de la demanda de vivienda es función más de cambios en la dinámica de los hogares, por ejemplo el gran número de separaciones, entre otros factores", señala.

"Además, el precio de la vivienda puede tener un efecto de rechazo, los inmigrantes no solo vienen por el trabajo. Y más aún si tenemos en cuenta que, en quince años, puede haber cambios que permitan un mayor deslinde entre el trabajo y el lugar de residencia", explica.

"En todo caso, lo que hace falta es mucha vivienda protegida, como dos millones. Pero no a base de construir, sino consiguiendo mediante la colaboración público privada que parte del parque que se está alquilando tenga precios mejores, y también adecuando las viviendas antiguas a las necesidades actuales" concluye.