Energías renovables

¿Por qué hay tan pocas renovables en Catalunya?

Manifiesto para la transición energética: "Las renovables conllevan efectos negativos pero no tenerlas es mucho peor"

Instalar placas solares en la AP-7 cubriría un 4% del consumo eléctrico de Catalunya

Imagen de un parque solar fotovoltaico.

Imagen de un parque solar fotovoltaico.

Guillem Costa

Guillem Costa

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Hoy el Govern dará un paso claro para acelerar en la transición ecológica. Si hasta el momento no se ha avanzado como se debía, no es solo por la falta de proyectos ni por la forma de trabajar de la Administración, ya que la lentitud de la burocracia acaba lastrando las autorizaciones. Hay otros motivos de calado.

Orografía catalana

De hecho, la orografía catalana explica en buena medida la poca potencia instalada en energía eólica y fotovoltaica. "Orográficamente, Catalunya es compleja. No hay grandes extensiones donde poner centrales con poca trascendencia y pocos efectos para las zonas habitadas. Enseguida te encuentras con usos agrícolas, parques naturales o población", explica Sergi Nuss, portavoz de Renovem-nos, entidad que apuesta por agilizar la transición ecológica de forma respetuosa con el medio ambiente. 

Esta situación, a diferencia de lo que ocurre en otros puntos de España, ha provocado que los actuales parques eólicos y fotovoltaicos estén lejos de producir la energía renovable prevista para 2030

Pulso ecologista

Más allá de la orografía y la burocracia, también juega su papel la lucha de varios sectores ecologistas, que se han alzado contra proyectos como el parque eólico en el Alt Empordà, muy cerca del Parque Natural del Albera.  

Desde Ecologistes en Acció, han mostrado preocupación por el alud de proyectos que se acumulan a la espera del visto bueno de la Generalitat. En la misma línea se sitúa la entidad Xarxa Catalana Transició Energètica, que defiende la instalación de renovables sin dañar espacios naturales.

"No estamos en contra de las renovables, pero las queremos en zonas atropizadas y degradadas, no en el medio natural o en zonas agrícolas", explica Enric Sibina, de Salvem Les Viudes, una plataforma en contra de un parque eólico que se pretende instalar en el Anoia. "Defendemos un modelo distinto, en el que no sean las mismas empresas de las energías fósiles las que lideren los proyectos", añade.

Colectivos como este, hay varios en Catalunya. Se proponen evitar que los aerogeneradores estén cerca de zonas habitadas, por el ruido. También opinan que no se deberían concentrar las centrales unas tan cerca de las otras: "Todo se concentra en la parte sur de Catalunya y en forma de grandes parques. Apostamos por aerogeneradores más repartidos y no tan concentrados en alta densidad en un mismo lugar".

Un estudio reciente del Observatorio para la Sostenibilidad demostró que hay 38.000 hectáreas de suelos degradados que se podrían aprovechar para construir parques solares que abastezcan a 8 millones de personas sin tener que recurrir al medio natural. Este es el camino que defienden la mayoría de las plataformas que hasta el momento se han opuesto a algunos proyectos. "Exigimos un plan ordenado y urgente para decidir dónde va qué. No nos sirve que las empresas vayan presentando proyectos y el Govern los vaya aceptando", zanja Sibina.

Desde Renovem-nos apuestan por escuchar a la comunidad científica y frenar algunos de los proyectos previstos si se demuestra que pueden causar problemas en los ecosistemas. Sin embargo, se proponen huir del "no a todo". "El valor del paisaje en la identidad catalana es importante. Por esta razón la sociedad civil se empodera para defenderlo. Un sector de la ciudadanía ve amenazado un valor de su calidad de vida como es el paisaje. Para solucionarlo, son necesarias las compensaciones en el territorio y el respeto al medio ambiente por parte de los proyectos, que suelen ser menos dañinos que los modelos actuales".

Suscríbete para seguir leyendo