Ensayo científico
¿Es cierto que las pantallas dañan tu retina? Mitos y verdades sobre la salud ocular
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Olga Pereda
Periodista
Especialista en Educación de El Periódico. A los mandos de la sección 'Mamás y Papás' y del Club de Educación y Crianza. Te mando cada viernes una newsletter con contenidos clave para afrontar la maternidad y la paternidad. Escribo en la sección de Sociedad y tengo alergia a la pseudociencia.
"Tu retina no está en peligro por las pantallas". Es la sentencia científica que realiza Conchi Lillo, bióloga y doctora en Neurociencias, en su libro '¡Abre los ojos!', un ensayo editado por Next Door Publishers donde analiza la salud visual.
Los filtros para bloquear la luz azul de los dispositivos dan falsa sensación de seguridad y no impiden ni retrasan patologías oculares
Las pantallas de móviles, ordenadores y televisiones emiten una luz de alta energía llamada luz azul. El mercado vende filtros para bloquearla, pero ¿sirven de algo? No mucho. Hay voces que nos alertan de que la luz azul daña nuestra retina y contribuye al desarrollo de la DMAE (degeneración macular asociada a la edad) pero no hay evidencia científica que respalde tal afirmación. “Bloquear la luz azul no impide ni retrasa el desarrollo de esas patologías”, insiste la experta en salud ocular, que recuerda, además, que esos filtros incorporados en las gafas sí que son perjudiciales cuando salimos a la calle porque “necesitamos la luz azul del día”.
Respecto a las pantallas, Lillo recuerda que el problema de los filtros es que ofrecen “falsa sensación de seguridad" y provoca que multipliquemos las horas en las que permanecemos frente al ordenador, el móvil o la tableta. Profesora de Biología en la Universidad de Salamanca, la divulgadora recomienda un gesto tan sencillo (y mucho más barato que comprar filtros) como bajar el brillo del dispositivo.
En referencia al uso (¿abuso?) de las pantallas como factor de riesgo para una buena calidad del sueño, la científica explica que la luz azul tampoco es tan potente como para alterar nuestros ciclos circadianos (los ciclos del sueño). “Lo que nos impide dormir no es tanto la luz azul sino lo que hacemos con esos dispositivos”, afirma. Y concluye: “Para descansar mejor lo que debemos hacer es cambiar los hábitos de trabajo y ocio”.
Lo que sí hacen las pantallas es aumentar molestias, como sequedad ocular, cansancio y escozor. Se llama fatiga visual o síndrome del informático, y está provocada porque parpadeamos menos y nuestro ojo se cansa más al enfocar siempre a media distancia. La solución pasa por acordarnos de parpadear y descansar cada 20 minutos. “Hay que dejar de mirar la pantalla, dirigir la vista a larga distancia y enfocar”, comenta la especialista.
La degeneración macular asociada a la edad (DMAE) es una enfermedad que destruye lentamente la visión central y que afecta al 13% de la población mayor de 65 años. La edad, evidentemente, influye en esta patología pero también otros factores. Por ejemplo, la alimentación y los malos hábitos, como el consumo excesivo de grasas saturadas (colesterol alto). Fumar -recuerda la divulgadora- multiplica por dos el riesgo de desarrollar DMAE.
Niños miopes
Otro mito desmontado en 'Abre los ojos' es la supuesta relación directa entre los dispositivos electrónicos y el hecho de que cada vez haya más niños y niñas miopes. Esta relación no se ha comprobado científicamente. Las pantallas “son cómplices, pero no culpables directas de la miopía”, un defecto de la vista que tiene factores genéticos y ambientales. En España, según el INE, el 25% de los menores entre 6 y 15 años son miopes.
Las últimas investigaciones sí que han demostrado una relación directa entre la miopía y la falta de exposición a la luz natural. Los que les pasa a los niños y las niñas que pasan muchas horas con pantallas (o con libros de papel) es que sus ojos no secretan dopamina. Si lo hicieran, se inhibiría el crecimiento del ojo y se evitaría el alargamiento típico producido en la miopía. Conclusión: los niños y las niñas tienen que pasar más tiempo realizando actividades al aire libre. Eso sí, hay que tener mucho cuidado con el sol.
Los menores -especialmente, los más pequeños- también necesitan usar gafas de sol. Es imprescindible, recuerda Lillo, que tengan cristales de de calidad (hay que huir de las que venden en puestos callejeros) y filtros homologados para la radiación UV, que provoca envejecimiento celular del ojo.
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