Transporte público en Catalunya

Avería en la R2 de Rodalies: "Cada semana pasa algo. Es una tomadura de pelo"

La Conselleria de Territori convoca a Renfe y Adif para reclamarles medidas en la R2

¿Cómo está funcionando la R2?

Usuarios de la R2 de Rodalies, en la estación de Gavà.

Usuarios de la R2 de Rodalies, en la estación de Gavà. / ACN

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Primer día después de la avería que dejó fuera de servicio el sistema de señalización en la estación de Cercanías de Gavà (Baix Llobregat) y que llevó el caos a la R2 de Rodalies, los usuarios de la línea afrontan con resignación, reproches y desconfianza las alteraciones en el servicio de trenes. Adif estima que la avería tardará entre tres y cuatro semanas a resolverse y Renfe ha habilitado trenes de refuerzo para intentar aliviar la situación.

Mal viven eso los sufridos usuarios. Los andenes de la estación de Gavà están llenos en cualquier momento de la mañana, dado el tiempo de diferencia entre el paso de un tren y otro. Pese a valorar alternativas, para los usuarios de la R2 el transporte privado queda casi descartado por el tráfico, y el autobús no se contempla como una posibilidad para todos los destinos. La sensación común entre los viajeros es que cuando no es un rayo es otro motivo lo que provoca que lleguen con retraso a sus destinos, ya sea el trabajo, el colegio, la universidad o a una cita médica.

Si el martes, después de puente y primer día laborable de la semana, fue complicado para los usuarios de la línea R2 de Rodalies, la mañana del miércoles ha empezado de la misma forma para aquellos que han optado por el tren. Gavà, epicentro de la avería que ha dejado fuera de combate al sistema de comunicaciones de Adif, ha sido punto de espera, en la mayoría de casos demasiado, para poder realizar el recorrido habitual.

Un trayecto de 20 minutos en 2 horas

"Para venir hasta aquí debemos coger un bus, y esta vez lo he cogido media hora antes de lo habitual", explica Marc Pallicé. Sin embargo, resignado con la situación que le ha tocado vivir este miércoles, asegura que "cada semana ocurre algo", y que los trenes suelen pasar fuera de su horario.

Algo parecido ha tenido que hacer Judith Vellet, que hoy ha adelantado una hora la puesta en marcha de su jornada para tratar de llegar lo menos tarde posible al trabajo. "Tampoco hacía falta, porque siempre ocurre algo, una huelga, que el tren llega tarde...", dice.

Con todo, se siente maltratada por el sistema de transporte público ferroviario: "Te toman el pelo, y la gente que va en transporte público debemos aguantarnos, es aburrido esperar algo de ellos", reprocha.

Los usuarios que el martes tuvieron que tomar el tren ya podían saber con qué se encontrarían hoy. "El martes los trenes se detenían en las estaciones pero no se movían, se quedaban allí, llenos de gente", lamenta Rubén Gómez, que viajó de Barcelona a Gavà. La ida de la mañana con el recorrido a la inversa, y cansado de esperar una hora en el andén, la hizo en bus.

Precisamente, los usuarios se quejan de que los sistemas de pantallas no dan la hora real de paso y que la megafonía no ofrece ningún tipo de mensaje, por lo que quienes necesitan información deben recurrir o bien al personal de seguridad o al de Renfe . Además, hay trenes que pasan de largo, y los que se detienen tardan mucho más de lo habitual: "Por un trayecto que no llega a 20 minutos tardé casi dos horas", reprocha Gómez.

Otros clientes, como Montse Duran, fueron a la estación sin saber nada de la avería: "Aún tuve suerte, porque esperé sólo 15 minutos, pero el tren iba lento, paraba en todas las estaciones y en llegar a Sants nos encontramos con mucha gente", relata.

Dos horas tarde a clase

Pero para volver no se la quiso jugar. "Hice la ruta en bus para viajar a Gavà, y hoy he oído que tienen para al menos tres semanas, deberemos tener paciencia", dice, consciente de que optar por el coche es inviable por el volumen de tráfico que hay en hora punta .

Marc Rodríguez y Arnau Sagristán, dos alumnos que cada día acuden al instituto en El Prat de Llobregat, se lo toman con total resignación. "El tren normalmente pasa cada 20 minutos, y hoy ya hace una hora que le espero", explica Marc. El martes recurrió a la llamada a su madre para que lo llevara en coche. Sin embargo, al saber que la avería se alargaría tantos días, bajó los brazos y optó por ir en tren y ver qué pasaba. "Entramos a las 8.00 h, y ya estamos perdiendo las dos primeras horas de clase", apunta Arnau. Además, ir en autobús no es una opción: "Nos deja lejos del instituto", detalla.

La sensación generalizada es de cansancio y resignación, con la esperanza de que en algún momento se les plantee una alternativa de movilidad para cubrir el vacío que deja la reducción de trenes.