Crisis hídrica

Pere Aragonès advierte de que la sequía es el principal problema de Catalunya

"Tenemos que ganar tiempo hasta que las nuevas potabilizadoras se pongan en marcha", avisa el 'president'

Planta potabilizadora de Aigües Ter Llobregat (ATLL), en Abrera.

Planta potabilizadora de Aigües Ter Llobregat (ATLL), en Abrera.

Guillem Costa

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"Habrá más sequías y serán de más intensidad". Con esta frase ha empezado su intervención el 'president' de la Generalitat Pere Aragonès tras la reunión del Consell Executiu. Asegura que la sequía es ahora mismo la gran preocupación de su Govern y reivindica las infraestructuras que se están poniendo en marcha, aunque reconoce que varias de ellas van con retraso: "Tenemos la solución y por eso las inversiones se aceleran. Son obras importantísimas. Solo con la entrada en funcionamiento de la nueva potabilizadora del Besòs la situación cambiará radicalmente".

Esta es una de las infraestructuras que acumula años de retraso y que el Govern ahora se centra en ultimar. "Necesitamos prepararnos para la emergencia climática y eso significa construir más desalinizadoras y potabilizadoras", argumenta Aragonès.

Este mismo 2023, se pondrá en marcha una nueva estación de tratamiento de agua potable en el Besòs y una nueva desalinizadora en el río Foix (en Cubelles), aparte de la ampliación de la desalinizadora de la Tordera: "Tenemos que ganar tiempo como sea, antes de que no se pongan en marcha estas nuevas infraestructuras".

El 'president' también ha destacado el aumento en un 25% de la cantidad de agua regenerada que se utiliza en El Prat de Llobregat, así como la puesta en marcha de la aportación de agua regenerada en el río Tordera. Además, se está recuperando ya agua de pozos del Besòs que se potabiliza en la Llagosta.

Este plan no está pensado solamente para resolver la situación actual sino para poder combatir nuevas sequías en un futuro. Aun así, el ejecutivo catalán considera que sin las infraestructuras existentes (depuradoras, desalinizadoras y potabilizadoras), Catalunya ya habría entrado en fase de emergencia, sobre todo en las cuencas del Ter y el Llobregat, que abastecen a 5,7 millones de personas.