Sequía extrema: así se prepara Europa para gestionar la escasez de agua

Francia: La amenaza de una sequía peor que en 2022

Las escasas lluvias en los últimos meses alimentan el riesgo de que Francia sufra una sequía peor que la del año pasado. El país vecino registró en julio de 2022 un déficit de precipitaciones del 85%, lo que representó un récord desde el establecimiento del actual sistema de estadísticas de lluvias en 1959. En febrero de este año, volvió a producirse otra situación inédita en la historia reciente con 32 días sin precipitaciones. Eso obligó a departamentos (provincias) a adoptar medidas de restricción de agua en pleno invierno, algo inhabitual. El 80% de las aguas subterráneas se encontraban en febrero en un nivel inferior al normal, mientras que hace un año eran el 47%.

Ante esta situación, el Gobierno francés ultima un plan de mejora de la gestión del agua. Incluirá medidas para favorecer el reciclaje de las aguas residuales, que en Francia solo representa el 1%, un porcentaje claramente inferior al de Italia (8%), España (14%) o Israel (85%). Cambiará la normativa y aumentará las restricciones sobre la excavación de pozos. También tendrá una parte dedicada a la agricultura. 

La presentación de este plan no solo se produce en un momento de escasez de lluvias, sino también de controversia por la construcción de unos grandes embalses en Sainte-Solines, en el centro-oeste del territorio francés. Allí se han vivido duros enfrentamientos entre ecologistas y antidisturbios. Dos de esos manifestantes se encuentran actualmente en coma, entre la vida y la muerte. Enric Bonet

Portugal: pendientes del agua de España

El último año hidrológico ha sido uno de los más secos en Portugal en el último siglo, alcanzando su pico en agosto de 2022, cuando todo el territorio continental se encontraba en sequía extrema o severa. Una situación que obligó al Gobierno a detener la producción de energía hidroeléctrica en varios embalses del país, así como a limitar el uso de agua en la agricultura y en el riego de parques y jardines municipales.

A pesar de que las lluvias de este invierno han ayudado a recuperar los niveles habituales en gran parte de los embalses del país, el Ejecutivo luso sigue con preocupación los efectos que las alteraciones climáticas están teniendo en el abastecimiento de recursos hídricos. La falta de lluvias el año pasado provocó tensiones a ambos lados de la frontera con España, con quien Portugal comparte cinco cuencas hidrográficas.

Uno de los objetos de debate es la revisión del convenio de Albufeira, que establece un envío mínimo anual de agua de España a Portugal. Organizaciones ecologistas exigen desde hace años que se establezca un caudal ecológico que permita el envío regular de agua y que acabe con el sistema actual, que permite a España mandar grandes cantidades de agua en pocas horas.

En la última cumbre hispano-lusa, celebrada en Lanzarote a mediados de marzo, los dos países acordaron realizar un "seguimiento específico del régimen de caudales establecido en el Convenio de Albufeira y de las condiciones estructurales que condicionan su cumplimiento". Lucas Font

Italia: Meloni ultima un decreto

La sequía por escasez de lluvia y las altas temperaturas previstas para este año preanuncian un verano difícil en Italia. Esta es la síntesis de las diversas alertas, lanzadas en estas semanas, por diversas asociaciones ecologistas y gremios de agricultores transalpinos.

La situación afecta a todo el país, aunque preocupa especialmente el norte de Italia. En concreto, según la asociación ambientalista Legambiente, muchos ríos y lagos prealpinos se encuentran allí en un estado crítico. Un ejemplo es el lago de Garda, donde faltan 220 millones de metros cúbicos para la irrigación. Otro es el caso del lago Mayor, que se encuentra solo al 40% de su capacidad total.

"En relación con el promedio de los últimos 15 años, en las cuencas hidroeléctricas alpinas falta más del 25% del agua normalmente presente en esta estación", ha denunciado Legambiente.

Frente a esta situación, la primera ministra Giorgia Meloni anunció hace semanas un decreto con diversas medidas que su Gobierno quiere poner en marcha para mitigar el impacto de la sequía sobre las empresas y la población, que podría verse forzada a racionar el agua en algunas zonas. Pero de momento la medida no ha sido presentada. Irene Savio

Alemania: El Rin como señal de alerta

Alemania sigue en temporada de lluvias en una primavera en la que dominan los cielos grises sobre el sol. Pero persiste en el ánimo general la alerta desatada el año pasado, con las aguas del Rin a mínimos y el transporte fluvial paralizado. El de 2022 fue un verano tórrido y sin lluvias, a lo que siguió la prohibición de regar jardines privados y huertos urbanos en las regiones más afectadas. El Rin, un río identificado con la prosperidad, se convirtió en reflejo de una situación impropia en un país cuyos ciudadanos han sido tradicionalmente incansables viajeros vacacionales anhelantes de sol.

En los últimos años la situación cambió. El de 2022 fue el quinto verano inusualmente cálido, tras primaveras escasas en precipitaciones. Ello ha afectado la otra gran fuente de riqueza alemana, los bosques. Un 32% de la superficie del país es terreno forestal. Los últimos veranos y la sequedad del suelo han hecho estragos: cuatro de cada cinco árboles están "enfermos", alertó recientemente el ministro de Agricultura, el verde Cem Özdemir. "El bosque es un paciente que necesita atención", aseveró. Marina Ferrer 

Reino Unido: Permisos de riego limitados

En el Reino Unido, el grupo nacional de sequía se está preparando para otro verano de sequía como el del año pasado. Este grupo incluye a compañías de agua, la agencia de meteorología y otras agencias gubernamentales. Y augura el peor escenario. Ha suspendido, por ejemplo, las licencias de emergencia para agricultores para poder extraer agua para regar campos y cosechas. El año pasado se alcanzaron en verano temperaturas superiores a los 40ºC que obligaron a tomar medidas drásticas como la prohibición del uso de mangueras y aspersores y el Gobierno dio potestad a las compañías de agua para que adoptaran las decisiones que creyeran pertinentes. Incluso se planteó restringir el agua en las casas. Se recomendó el uso racional del agua en los hogares y el cierre de piscinas y túneles de lavado, pero no se llegaron a implementar. Todavía en regiones del sudeste de Inglaterra se mantiene el estatus de sequía con los supermercados racionalizando algunos productos como tomates, pepinos, brócoli o lechuga. Este invierno no ha llovido como se esperaba y se teme otro verano complicado. Daniel Postico