Polémica por la maternidad subrogada

Caso Ana Obregón: guía para superar el peor de los duelos, la muerte de un hijo

Cada persona afronta el intenso dolor de una manera diferente pero los especialistas aconsejan buscar ayuda profesional o de las entidades que acompañan en el duelo

Ana Obregón no ha sido madre: confirma que ha sido abuela de una hija de Aless Lecquio

Aless Lequio

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Patricia Martín

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La decisión de Ana Obregón de tener un bebé por gestación subrogada, con 68 años, ha provocado que la artista "recupere la ilusión de vivir" tras la muerte de su primer hijo, Aless, que le provocó "un dolor tan grande que la vida dejó de tener sentido para ella", según narra la revista ¡Hola! en la exclusiva del nacimiento.

En la misma publicación ha revelado que su hija por gestación subrogada es hija biológica de Aless, por lo que sería madre y abuela a la vez.

Efectivamente, perder a un hijo, sea este bebé o ya mayor, como Aless, que tenía 27 años y falleció a causa de un cáncer, es el peor golpe que pueden recibir unos padres, dado que la mortalidad infantil es muy baja en los países occidentales y, por ello, nuestro cerebro puede estar en parte preparado para perder a los abuelos, padres o incluso hermanos, pero no para ver y sufrir la muerte de tu propio hijo.

Más allá de la polémica que ha provocado la decisión de Obregón, en torno al negocio de los vientres de alquiler o la maternidad tan retrasada, evidentemente, cada persona afronta el duelo de perder a un hijo de una manera diferente. Sin embargo, los especialistas aconsejan que ante una situación tan dura, se derribe el "tabú de la debilidad" y se pida siempre ayuda profesional, o bien a través de especialistas o bien de asociaciones o colectivos que ofrecen acompañamiento durante el duelo. Asimismo, existen guías para padres sobre cómo afrontar la pérdida de un hijo y volver a la vida, editadas por psicólogos o por padres que han superado una situación similar, que ofrecen las siguientes pautas y orientaciones:

¿Cómo afrontar el shock o el miedo?

"El duelo no es igual si la muerte es inesperada, o llega tras una larga enfermedad", explica Guillermo Zurita, médico y psicoterapeuta. En el primer caso, el impacto emocional es tan fuerte, que los padres pueden entrar en un estado de shock, que les lleve a vivir el suceso como algo irreal o a negar lo ocurrido. También aparece un intenso dolor y tristeza, que suelen provocar un estado de abatimiento. También aparece la angustia, "el sentimiento constante de qué podrían haber hecho para evitarlo y la falsa sensación de que podrían haber cambiado la situación, todo ello ligado a la negación".

Todos estas sensaciones aparecen también cuando la muerte se produce tras una enfermedad, en el momento del diagnóstico. Y, en los meses posteriores, según Zurita, la principal emoción es el miedo, esa preocupación intensa sobre lo que pueda ocurrir o si se va a producir la muerte.

¿Qué puedo hacer para sobrellevarlo?

Las guías mencionan cuatro pautas que ayudan a superar el duelo. En primer lugar, aceptar la realidad de la pérdida, para lo cual ayuda hablar con otras personas de la muerte. En segundo lugar, reflexionar sobre las emociones y el dolor que se siente, comprender que son normales y ser capaz de expresarlo. En tercer lugar, adaptarse a la vida con la ausencia del fallecido y, quizá la situación más difícil, recolocarse mentalmente y continuar viviendo, lo que requiere una mayor autoconciencia de la pérdida y un fuerte crecimiento personal. La duración de cada fase es variable y depende mucho de la persona, de las circunstancias de la muerte, de la ayuda del entorno, etc. pero lo habitual es que el duelo dure uno o dos años. A partir de ese tiempo, si sigue atenazando a la persona, se considera que sufre un duelo patológico. "Si pasados cinco años los padres siguen reviviendo el suceso, negándolo, se considera que es un duelo crónico", ejemplifica Guillermo Zurita.

¿Qué hago con sus objetos?

Tras el fallecimiento, los objetos del niño son lo más cercano y palpable a lo que aferrarse, aunque llegar al hogar justo tras el entierro provoca el primer golpe con la dura realidad de la pérdida. Sin embargo, conservar las cosas del niño y su habitación tal cual suele ayudar a que el vacío, en los primeros momentos, no sea tan duro. Por ello, los especialistas recomiendan mantener sus juguetes, su ropa, su habitación durante un tiempo, pero pasado ese plazo, ir poco a poco deshaciéndose de sus cosas personales. Algunos padres relatan que les ayuda vivir el proceso de recoger sus cosas, poco a poco, como etapas en el camino para superar el duelo. A quienes prefieren hacerlo en soledad, y otros rodeados de seres queridos. A veces, también les ayuda saber que las cosas de sus hijos sirven a otras personas o que las guardarán de recuerdo, según explica la guía '<u>Volver a vivir tras la pérdida de un hijo', de Menudos Corazones. </u>

¿Cuándo recuperar la rutina o volver al trabajo?

En un inicio la vida se para, y la mayoría de las personas que pierden a un hijo, de forma inesperada o tras una enfermedad, no son capaces de realizar otra cosa que no sea llorar o vivir aletargados, de la cama al sofá, día tras día. Les produce muchísimo dolor solo pensar en volver a la rutina diaria. Los especialistas explican que normal que se tomen ese tiempo para "digerirlo", sin incorporarse, si la situación lo permite, a trabajar, pero pasado un tiempo "es bueno volver poco a poco a la vida diaria", según Zurita, quien avisa que "no es sano seguir con la vida normal justo tras el fallecimiento como si nada hubiera pasado, porque supone anestesiar el duelo".

¿Qué hago en su cumpleaños?

Determinadas fechas, especialmente el cumpleaños, suelen reabrir la herida abierta, por lo que es normal que esos días o periodos se intensifique el dolor por la pérdida. Para atenuarlo, las guías aconsejan programar actividades que favorezcan la distracción, dedicar ese día para recordar lo vivido con el niño, escribir lo que se sienta, rodearse de seres queridos o adaptar la celebración a la nueva situación.

¿Conviene tener otro hijo?

Ana Obregón ha optado por tener otro hijo tres años después de la muerte de Aless. Una decisión así depende de cada persona o familia pero, por el bien del niño que está por llegar, el consejo de los expertos es que se espere a que el duelo haya sido superado. "Hay que tomar la decisión una vez digerido el dolor, completado el vuelo, no antes porque sería un lastre para el niño y tener un hijo para tapar el dolor no es sano emocionalmente", explica el psicoterapeuta.