Investigación del crimen de Pontons

El actor Ferrandis actuó ante sus vecinos para que creyeran que su novia seguía viva

Las comunidades de sus dos viviendas en Barcelona nunca vieron a la mujer de la que hablaba el detenido por la Guardia Civil

El detenido por el crimen de Pontons, a la salida del registro de su domicilio

El detenido por el crimen de Pontons, a la salida del registro de su domicilio / JORDI OTIX

Guillem Sánchez

Guillem Sánchez

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El actor Jorge Ferrandis mató presuntamente a su novia, la descuartizó, metió sus restos mortales en bolsas de plástico y los enterró en un terreno de Pontons (Alt Penedès) que compró para ese fin. Según su declaración, cometió el asesinato entre verano y otoño de 2020, guardó las bolsas en el congelador durante un año y, después, las enterró en Pontons. Según la Guardia Civil, la última señal de vida de Ruth se produce a principios del verano de 2021. Aunque ahora, según las fuentes consultadas por EL PERIÓDICO, los investigadores sospechan que quizá las últimas señales de vida eran movimientos que en realidad había hecho Ferrandis, que ha fingido durante un tiempo no aclarado que Ruth seguía con vida: la mejor manera de que nadie la buscara.

La investigación se centra ahora en comprobar, como sospechan, si Ferrandis controlaba los perfiles de Ruth en las redes sociales para simular que seguía con vida. Para ello, la Guardia Civil analiza un ordenador que se llevó de uno de los dos domicilios de Ferrandis y también su teléfono móvil. También trata de reconstruir los últimos días de vida de la mujer, y los últimos años en libertad del actor, que interpretó el papel de hombre emparejado con una mujer que viajaba mucho o, como dijo en Pontons, donde la enterró, el de divorciado que seguía manteniendo una buena relación con su exmujer. No resulta fácil porque, por extraño que parezca, ni siquiera está claro dónde residía realmente Ferrandis.

Dos casas

Ferrandis, que actualmente se encuentra en prisión preventiva por el asesinato de su novia, tiene dos domicilios muy parecidos en Barcelona. Son dos bajos que rehabilitó con obras o haciendo chapuzas por su cuenta para obtener la cédula de habitabilidad. Uno está en la calle de Castillejos y el otro, en Travessera de Gràcia. En ambos lugares hizo creer a los vecinos que aquella era su residencia estable y ocultó que dispusiera de la otra. Pero lo cierto es que los vecinos de ambos bloques afirman que casi nunca estaba en casa. 

En los bajos de la calle de Castillejos, una finca que hace esquina, había antiguamente una autoescuela, explica Magí, el presidente de la comunidad. Sobre el 2017, Ferrandis se presentó ante Magí y explicó que había adquirido el local para convertirlo en una residencia. Las obras terminaron antes de que comenzara la pandemia. Agrandó la entrada y colocó un tubo extracción de gases para la cocina. Después, informó que se quedaría a vivir a allí con su novia. "Dijo que había estudiado turismo y que viajaba mucho, que estaba en Tailandia".

Lo cierto es que Magí lo vio solo muy de vez en cuando. "No creo que fuera cierto que viviera aquí", argumenta. En el interior de aquel local reconvertido en un piso habitable había un colchón en el suelo y una cocina que nunca usaba. "No tenía ni una mesa con sillas", recuerda el vecino, que "nunca" vio a su novia porque siempre iba "solo". 

Cucarachas

En una planta inferior de la finca de Travessera de Gràcia, que está por debajo del nivel de la calle, hay cuatro locales. Dos están vacíos, en uno vive un hombre que se trasladó hace un año y en el cuarto, residía, o eso decía, Ferrandis. El hombre que ha compartido el último de año en el mismo sótano con Ferrandis también explica a este diario que el actor apenas estaba en casa. Y que la única vez que hablaron fue durante una plaga de cucarachas que sufrieron ambos debido a la rotura de una cañería. "Dentro de ese local tenía una mesa con un ordenador, poco más". 

Este pasado miércoles la comunidad de vecinos de Travessera de Gràcia celebró una junta. Consultados por este diario acerca de si conocían a Ferrandis, respondieron que no. Preguntados sobre si habían visto a su novia, aclararon que nunca. Los pocos vecinos que se habían cruzado con él lo habían visto, como Magí en Castillejos, solo. Calculan que llevaba entre uno y dos años en esos bajos pero no lo saben con exactitud. 

Investigación

La Guardia Civil arrestó el 3 de enero a Ferrandis en Barcelona tras descubrir esa mañana el cadáver de su novia Ruth en el terreno de Pontons. Ferrandis declaró en sede judicial y no confesó haber asesinado a Ruth, lo que dijo fue que ella quería morir y que él la ayudó a hacerlo. Después, explicó frente al juez, que guardó su cuerpo en bolsas de plástico. En la primavera de 2021 compró un terreno en Pontons, que puso a su nombre y al de Ruth, y allí cavó una tumba en la enterró. 

Jorge Ferrandis plantó lavanda y rodeó con una valla la tumba.

Jorge Ferrandis plantó lavanda y rodeó con una valla la tumba de Pontons. / El Periódico

Ferrandis explicó en sede judicial que para entonces su novia ya llevaba un año muerta. Para guardar sus restos sin levantar sospechas, dijo que metió las bolsas en un congelador que había comprado para el local de la calle de Castillejos. Como no había ni rastro del congelador cuando los investigadores de la Guardia Civil registraron ese domicilio, en el que a pesar de ser el lugar del crimen no hallaron nada interesante, Ferrandis aclaró que tras el entierro, vendió el congelador por Wallapop

En el registro del local de Travessera de Gràcia, la Guardia Civil encontró una pala y un pico que Ferrandis usó en octubre de 2021 para cavar la tumba de Pontons. También había ropa de mujer que, presumiblemente, era de Ruth, un extremo que, como la identidad del cadáver desenterrado, debe confirmarse con muestras de ADN que van a contrastar con las aportadas por la madre de la víctima

La relación entre Ruth y su madre estaba rota desde hacía años. Por eso no existía ninguna denuncia por desaparición de la víctima. Ese detalle puso las cosas más sencillas a Ferrandis, que durante este tiempo, para esconder que había muerto, ha hecho trámites a su nombre, como poner a su nombre el terreno de Pontons en el que reposaron sus restos durante un año. 

La impostura

En el ordenador que la Guardia Civil se llevó del piso de Travessera, y también en su teléfono móvil, los investigadores buscan ahora pruebas de que Ferrandis se hizo pasar también por Ruth en sus perfiles de redes sociales, para dejar un rastro digital que hiciera creer en su entorno que seguía viva. En Pontons, a sus vecinos, les dijo que tenía una exmujer con la que se llevaba muy bien. En Castillejos dijo que tenía una novia que estaba en Tailandia. En Travessera no habló de Ruth a nadie. 

Ferrandis se formó como actor en la escuela La Casona. Interpretó diversos papeles en obras producidas por esta academia que cerró a causa de la pandemia. Actualmente seguía pagando su cuota en Associació d'Actors i Directors Professionals de Catalunya, donde nadie lo conocía. Su ficha no está actualizada: la última obra que consta fue dirigida por el dramaturgo Eloy Arenas en 2007.

La Guardia Civil cree que, aunque ahora era un actor retirado que sobrevivía según contaba con un empleo de vendedor de suvenires cerca del parque Güell, Ferrandis siguió actuando para ocultar la desaparición de su novia.

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