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Agua, el gran reto en un planeta caliente

Carne de laboratorio para alimentar al planeta

La batalla por salvar el planeta también se libra en los tribunales

El cambio climático exacerba las sequías en algunas regiones y dispara la posibilidad de conflictos que los expertos quieren prevenirlos con el uso de inteligencia artificial.

El pantano de Sau, con gran parte del pueblo al descubierto, por la sequía

El pantano de Sau, con gran parte del pueblo al descubierto, por la sequía / FERRAN NADEU

Heriberto Araujo

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Hace unos días el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, quien se ha significado por sus asertivas posiciones en materia climática, alertó de que la escasez o contaminación del agua dulce amenaza a nada menos que 3.600 millones de personas, casi la mitad de la población del planeta. “Se prevé que esta cifra supere los 5.000 millones en 2050”, escribió en sus redes sociales al presentar un informe sobre el estado mundial de los recursos hídricos en el que se urge a los gobiernos a invertir en infraestructuras y planificación para gestionar adecuadamente este recurso básico.

Datos de UNICEF muestran que hay 450 millones de niños que viven en áreas de vulnerabilidad alta o extremadamente alta en lo que respecta a la disponibilidad de agua dulce, y las previsiones no son nada halagüeñas. “Para el año 2040 1 de cada 4 niños [en el mundo] vivirá en áreas de estrés hídrico extremadamente alto”, alerta la agencia de la ONU.

Esta presión no se da solo en países de Oriente Medio o del África sahariana, tradicionalmente azotados por el estrés hídrico. Las temperaturas invernales y las lluvias quizá nos hayan hecho olvidar que Europa sufrió este verano su peor sequía estival en 500 años. La reducción de lluvias puso en jaque el suministro industrial y doméstico en países como la lluviosa Inglaterra, donde el agua fue privatizada en 1989 por Margaret Thatcher con consecuencias que hoy se revelan nefastas. Una investigación publicada la semana pasada por el diario The Guardian mostró que, mientras las empresas que gestionan este bien público se sirven de paraísos fiscales e ingeniería financiera para maximizar los beneficios y repartir dividendos, el sistema de saneamiento sufre una desinversión crónica. El resultado es que el sistema de tratamiento de aguas residuales ya no es capaz de responder a la demanda creciente y este año ha habido vertidos de agua contaminada a los ríos.

¿Qué sucederá cuando a la mala gestión se sume el estrés hídrico estructural provocado por recurrentes sequías y consecuentes picos de consumo? Existen numerosas convenciones internacionales para gestionar los recursos hídricos de los ríos internacionales, y algunos de los afluentes y cabeceras más importantes —como el Mekong en Asia— están regidos por acuerdos que involucran a todos los países de la cuenca. Sin embargo, los expertos temen que el cambio climático provoque conflictos entre naciones.

También se da la posibilidad de que la tensión repunte entre regiones de un mismo país, como en España por las llamadas “guerras del agua” derivadas de los trasvases entre cuencas para usos agrícolas (regadío) o alimentar a la industria turística. Uno de los puntos calientes está actualmente en Tarragona, donde comunidades de las comarcas vecinas de Priorat y Baix Camp reclaman para sí el agua del río Siurana, un afluente del Ebro cuyo caudal es desviado por una red de canales, azudes y diques que en su día fue pensado para abastecer a agricultores cerca de Reus. Mientras, en pueblos del Priorat, donde el Siurana baja sin siquiera tener garantizado un caudal ecológico, claman porque han pasado el verano abastecidos por camiones cisterna.

Inteligencia artificial para prevenir conflictos

Global Early Warning Tool, Water, Peace and Security Partnership’s (WPS),herramienta, consultable online y muy focalizada en África, Oriente Medio y Asia oriental

El epicentro en este momento está en Irak. En un informe publicado en septiembre, la WPS advierte de que el país “se encuentra en una crisis hídrica que supera de largo las experiencias pasadas de escasez aguda”. Uno de los problemas del país es la reducción de las reservas disponibles, como consecuencia del calentamiento global, pero también las deficiencias a nivel estructural causadas por las infraestructuras arrasadas durante la guerra.

“Irak es un país extremadamente vulnerable al cambio climático y con muchos desafíos a nivel de agua. Está entre los cinco países más vulnerables del mundo”, explica Laura Birkman, analista del Centro de Estudios Estratégicos de La Haya.

El peligro del aumento del nivel del mar

recursos existentes,agricultura de regadío.un estudio de Naciones Unidas

Otro problema es el del aumento de los niveles del mar y océanos, con la consecuente “intrusión de agua marina en los acuíferos costeros de todo el mundo”, lo que podría convertir en salina —y por lo tanto no apta para consumo humano— esos preciosos depósitos subterráneos de los que cada vez dependemos más.

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