Macrojuicio en Barcelona

Narcos SA: una estructura en Badalona para traficar con droga

47 personas se sientan en el banquillo de los acusados con peticiones de pena que llegan hasta los 31 años de cárcel

Registro de los Mossos en la macrooperación desplegada el 29 de noviembre del 2019 en el barrio de Sant Roc, Badalona.

Registro de los Mossos en la macrooperación desplegada el 29 de noviembre del 2019 en el barrio de Sant Roc, Badalona. / Manu Mitru

J. G. Albalat

J. G. Albalat

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Jefes, lugartenientes, distribuidores, transportistas, contables y hasta personal de vigilancia. Punto de venta y almacén. Como una empresa funcionó hasta noviembre de 2019 una red de presuntos narcotraficantes con epicentro en Badalona que extendía sus tentáculos a otras poblaciones, como Santa Coloma de Gramanet. La trama blanqueaba el dinero que recaudaba a través de la compra de inmuebles, fincas rústicas, aparcamientos y vehículos de lujo. Solo el presunto cabecilla, según las investigaciones, invirtió y acumuló 2,3 millones de euros. Su pareja, 1,2 millones.

Esta semana empezó en el auditorio de la Ciutat de la Justícia de Barcelona el juicio contra 47 presuntos integrantes de esta red, para los que la fiscalía reclama condenas que oscilan entre los dos años de prisión (solo a uno de ellos) hasta los 31 años a los que se enfrenta el supuesto jefe de la red, J. F. F. Para sus lugartenientes y hombres de confianza, las penas que se solicitan son abultadas, como es el caso de L. F. F., para el que se pide 18 años, o R. C. H, a quien se le pide 20 años. Los delitos principales son tráfico de drogas y blanqueo de capitales, aunque se añaden para algunos acusados falsedad y tenencia o depósito de armas. Los Mossos desarticularon este entramado el 29 de noviembre de 2019 en una macrooperación.

El auditorio de la Ciutat de la Justícia es el único lugar habilitado para poder celebrar un juicio de estas características. No solo por los 47 acusados, muchos de ellos en prisión provisional, sino para dar cabida a sus abogados. El tribunal se desplazó el pasado miércoles desde la Audiencia de Barcelona para presidir esta vista, que se prolongará, como mínimo, hasta el próximo diciembre. Ese primer día, entrar en la sala impresionaba por las medidas de seguridad desplegadas por los Mossos para controlar a los encarcelados. En estrados se situaron los magistrados, letrados y fiscala. En los asientos del público, los acusados. En las últimas filas, sus familiares.

"La empresa criminal"

La fiscalía sostiene en su calificación, a la que ha tenido acceso EL PERIÓDICO, que los procesados, al menos desde marzo de 2018 y hasta que se produjo el operativo policial, se dedicaron fundamentalmente en Badalona, "aunque no de forma exclusiva", a la venta y distribución de cocaína y, en ocasiones, de marihuana. Estas sustancias eran suministradas a los consumidores drogadictos o a los intermediarios desde un piso de la calle Córdoba, en el barrio de Sant Roc de Badalona.

La redada en el barrio de Sant Roc, en Badalona, en noviembre del 2019.

Los Mossos realizaron varias intervenciones durante el operativo policial. / Manu Mitru

La acusación sostiene que el cabecilla J. F. F. dispuso de "un equipo a sus órdenes" integrado por los procesados y que de "modo permanente" intervinieron en las labores que les fueron "encomendadas", con la intención de "obtener" un "sustancioso provecho económico". Las medidas de seguridad eran extremas: desde la sustitución continua de teléfonos móviles hasta el uso de un lenguaje secreto o personal de seguridad. En ocasiones, el paso de la droga se efectuaba dejando la mercancía en una papelera. Es decir, según la fiscalía, una verdadera "empresa criminal".

Cuartel general y almacén

La acusación describe tres "grandes estructuras" que dependían del cabecilla. La primera, la trama que se encargaba del suministro de la droga, cuyo cuartel general y punto de venta estaba en la calle Córdoba, y del abastecimiento. Esta rama se encargaba, además, de la manipulación de la sustancia y su procesamiento para preparar envoltorios. Otra de sus funciones era el control de la recaudación diaria. En la vivienda había como una pequeña ventana enrejada que impedía al comprador ver el rostro de vendedor. También contaba con un desagüe alternativo para deshacerse de la droga en caso de que entrara la policía.

La segunda "estructura" la conformaba el entramado sito en Santa Coloma de Gramanet, cuya misión era "custodiar grandes cantidades" de cocaína y los "ingentes" beneficios económicos procedentes no solo de Badalona, sino de otras transacciones. El "almacén o guardería" estaba en una vivienda de la avenida Pallaresa. Y la tercera "estructura" era la que se dedicaba a blanquear los fondos frutos del narcotráfico comprando propiedades.

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