PANDEMIA

Pocas mascarillas en el metro, uso mayoritario en el autobús

Transports Metropolitans de Barcelona recuerda que no tiene capacidad sancionadora ni puede destinar vigilantes a cada vagón

El organismo insiste en que han aumentado los recordatorios a través de los diferentes canales de información

pocas mascarillas en el metro

pocas mascarillas en el metro / Ricard Cugat

Samar Elansari

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Las mascarillas están de retirada, sobre todo en el transporte público, donde su uso aún es obligatorio y su seguimiento absolutamente dispar y caótico. Basta una incursión en cualquier vagón del metro de Barcelona para cerciorarse de ello. La mitad de los usuarios ya no las lleva, y no es extraño encontrarse a otras muchas personas con el tapabocas bajado durante el trayecto. TMB y la Conselleria de Salut son conscientes de ello y el mismo 'conseller', Josep Maria Argimon, dijo ayer que, aunque es partidario de que sea más una recomendación que una obligación, a partir de otoño se volverá a insistir en su uso.

A pie de andén y en el interior de los vagones, cunde la sensación de que la mascarilla "ya no es necesaria”. La supuesta contradicción entre los lugares en los que es o no obligatoria despunta como el argumento principal de quienes han dejado de usarla. Dos ejemplos. Sandra Arrebol, de 24 años, explica que ella siempre lleva alguna encima por si hay personal de seguridad que hace cumplir la normativa. “Me parece ridículo que te obliguen a llevar mascarilla en el transporte público pero luego te puedas ir de fiesta, donde las aglomeraciones son mucho peores, y no pase nada”, explica esta joven. Otros usuarios, como Julián Reyes, de 54 años, tampoco la usan porque, según opina, no tiene sentido que en el resto de espacios públicos no sea obligatoria, cuando puede haber mucha gente.

Viajeros con mascarilla en un bus.

El uso de las mascarilla persiste en el autobús. / Ricard Cugat

Desde Transports Metropolitans de Barcelona (TMB) admiten que, aunque no tienen cifras oficiales, son conscientes de la falta de seguimiento de la norma, sobre todo en el metro. Sin embargo, recuerdan que ni tienen capacidad sancionadora ni guardias de seguridad suficientes para hacer cumplir la norma en el interior de los vagones. Desde el organismo, no obstante, aseguran que están aumentando los recordatorios en todos los idiomas a través de los diferentes canales de información.  

Uso en el autobús

En las líneas de autobús, sin embargo, el panorama es muy diferente al que se vive en el metro y en Rodalies, donde también hay poco seguimiento. Dentro de los autobuses sí que se aprecia un uso notable de la mascarilla. De hecho, es difícil ver a una persona que no la lleve, factor en el que influye la figura de los conductores, quienes en muchas ocasiones, no dejan subir a usuarios sin tapabocas.

A pesar de ello, son muchos los usuarios que, una vez dentro del vehículo, optan por bajarse la mascarilla y continuar el trayecto con esta en la barbilla. Usuarios habituales del transporte público como Raül Riera lamentan la situación, ya que, según comenta, a pesar de que considere que la mascarilla debería ser una recomendación, la norma debería cumplirse por responsabilidad social. “No creo que sea necesaria ya, pero, si sigue siendo obligatoria, hay que llevarla -afirma-. Creo que las sanciones deberían ser mayores y que tendría que haber más personas vigilando: no es justo que haya tanta gente que no respeta las normas”. 

La usuaria Carla Arenas explica, por su parte, que ella la lleva porque aún es obligatoria y que así seguirá mientras lo siga siendo. “Si todavía tenemos que usarla por algo será. Si todo el mundo hiciese lo que le diese la gana siempre, aún continuaríamos como hace dos años. Yo me la quitaré cuando deje de ser obligatoria, pero hasta entonces la seguiré llevando”, explica esta joven de 32 años. De hecho, la mascarilla en el transporte público ha dejado de ser obligatoria en ciudades como París, Londres y Nueva York.

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