Guerra en Europa

La falta de alojamientos dificulta la acogida de refugiados en Catalunya

La temporada turística y la falta de vivienda social obligan a derivar a 3.000 refugiados a otras comunidades

El Govern reclama los fondos de emergencia al ministerio de Inclusión Social para buscar alojamientos

Llegada de refugiados de Ucrania vía París en la estación de Sants

Llegada de refugiados de Ucrania vía París en la estación de Sants / ELISENDA PONS

Elisenda Colell

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El inicio de la época estival y la vuelta del turismo a la costa catalana provocará que, en menos de dos meses, los 6.000 refugiados que siguen acogidos en hoteles catalanes deberán cambiar de ubicaciones. Es lo que pronostican fuentes de la Cruz Roja y la Generalitat. El Govern pide al Ministerio de Inclusión Social que les transfiera los fondos europeos de emergencia para poder alojarlos a todos en Catalunya. De momento, en las últimas tres semanas, los más de 3.000 ucranianos llegados a Barcelona ya han sido reubicados en otras ciudades españolas como Vigo, Segovia o Granada, ante la falta de espacios hoteleros en Catalunya.

"He aprendido a no encariñarme mucho de los refugiados porque luego te llaman desesperados diciendo que los mandan a Segovia, pidiéndote que hagas que se queden aquí... Y te duele el alma pero no puedes hacer nada. Ahora están en un pueblo aislados, pero claro, yo no puedo acogerles en mi casa", se sincera con El Periódico una traductora ucraniana que ha estado trabajando como voluntaria en el Centro de Recepción, Acogida y Derivación de la Fira de Barcelona. Una explicación, y un pesar, que repiten también muchas de sus colegas que colaboran con a la Policía Nacional. "Ya no se quedan aquí, cogen autocares y los envían a Vigo, Segovia, Granada, Asturias... Hace ya unas cuantas semanas que los refugiados de Ucrania no se pueden quedar en Catalunya, no hay dónde alojarles", explican.

La Generalitat implora los fondos de emergencia que debe transferir el Ministerio de Inclusión Social y Migraciones

Competencia estatal

En Semana Santa, el sector hotelero en Catalunya dijo que ya no podía seguir ofreciendo sus equipamientos. Desde entonces, cerca de 3.000 personas que huyen de la guerra han llegado a Barcelona pero han terminado en otras localidades de España. "A aquellos que no tienen familia aquí, ni tienen necesidades médicas, les hemos estado trasladando a otros lugares. Los hoteles ya no pueden estar vacíos, les llegan las reservas de turistas y nos piden que nos vayamos", prosiguen desde la oenegé. Una situación que también confirma Mireia Mata, secretaria general de Igualtat del Govern.

Era una circunstancia esperada. La Cruz Roja sabía que los hoteles en Catalunya, usados en el primer momento de emergencia, no podían durar para siempre. Y más en el primer verano sin restricciones por la pandemia. "Los hoteles son una solución a corto plazo, pero la recuperación de las familias es mejor en viviendas, no en una habitación de un hotel", cuentan desde la entidad. Como las competencias para la acogida de refugiados son estatales, es el Ministerio de Inclusión Social y Migraciones quien decide las ubicaciones dónde irán a vivir los ucranianos, y muchos de estos pasan por pueblos y provincias de la España vaciada, con un coste de la vivienda más bajo que las grandes ciudades.

En el Maresme y Salou

En realidad, las 6.000 personas que aún siguen alojados en los hoteles catalanes, mayoritariamente madres con hijos, están viviendo en dos emplazamientos altamente turísticos: municipios de la costa del Maresme hasta Blanes y la zona de La Pineda y Salou, en la Costa Daurada. Estas son las familias que la Cruz Roja deberá mover de ubicación en las próximas semanas. "Estamos intentando aguantar hasta finales de junio para que al menos los niños puedan terminar el curso escolar, pero en cuanto termine la escuela tendremos que buscar otra ubicación que nos diga el Ministerio. Algunos se podrán quedar en Catalunya, otros deberán ir a otras comunidades", avisan desde la Cruz Roja.

Eso es lo que la Generalitat quiere evitar. "Queremos ser tierra de acogida, tenemos ya 7.000 tarjetas sanitarias gestionadas y 4.000 niños que van a la escuela catalana", prosigue Mata. Pero advierte que, para que las estancia de los exiliados tiene que ser a costa de los fondos europeos prometidos. "Nosotros no podemos dejar de financiar otros servicios, otros recursos. Lo que necesitamos es que el Ministerio, a través de una resolución de emergencia, nos transfiera parte de los 1.200 millones de euros que llegan desde Europa para la guerra de Ucrania para que nosotros podamos buscar equipamientos aquí y ofrecerlos a las entidades para que estas familias no tengan que irse de Catalunya", prosigue Mata.

Mientras este dinero no llega, la Generalitat está intentando conseguir más de 100 viviendas para la acogida de los ucranianos. "Estamos revisando las personas que se ofrecieron para alojar refugiados en marzo y solo valoramos personas con capacidad económica que puedan garantizar una acogida de como mínimo seis meses", dice Mata. Muchos, por ejemplo, ofrecieron sus segundas residencias pero en verano quieren disfrutar de ellas. Además, el Govern ha pedido a los municipios que si tienen pisos o espacios vacíos se los cedan a la Agència Catalana de l'Habitatge para poder disponer de ellos y dárselos a las entidades especializadas en cuanto les deriven familias eslavas.

Sin ayudas para las familias

Paralelamente, el grueso de los 20.000 ucranianos que han llegado a Catalunya están en familias de acogida. Ya sean paisanos o familiares residentes aquí, como asociaciones que acogían niños durante el verano o particulares que se ofrecieron a través de las redes sociales. Se calcula que más de 13.000 refugiados están en esta situación. El problema es que no reciben ninguna ayuda económica para sufragar los gastos de la acogida. "Estoy indignado porque los Servicios Sociales me dicen que no pueden ayudarles, pero la Generalitat también se nos saca de encima", se queja Xavier Almirall, vecino de Cabrils (Maresme) que ha acogido cinco refugiados en casa. "No podemos hacer frente a esto solos, las administraciones no nos están ayudando en nada. En Barcelona, el espacio de emergencia que abrió el ayuntamiento me ha dado cita para final de mes, pero necesitamos cosas básicas: ropa, comida, las facturas que se nos han duplicado, las tarjetas del teléfono...", insiste Laia Morales, secretaria de la asociación És Per Tu, que tiene acogidos en casa dos menores solos y una mujer con su hija.

Mata asume que deben resolver esta situación y, almenos, brindar ayudas económicas a las familias en Catalunya que están haciendo este esfuerzo. "Queremos ser tierra de acogida pero no nos podemos permitir empobrecer a la gente que está acogiendo", reconoce Mata. Sin embargo, avisa que el Govern no va a dar estas ayudas hasta que no lleguen los fondos del Gobierno Central. "No podemos dejar caer a nadie ni nada para ayudar en la acogida de los ucranianos", zanja.

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