Cambio hora: ¿Cómo afecta a la factura de la luz?

La noche de este sábado 26 al domingo 27, España ha adelantado una hora sus relojes para dar la bienvenida al horario de verano, que perdurará hasta la madrugada del 29 al 30 de octubre de 2022. ¿Cómo puede afectar este cambio de hora en la factura de la luz? Si bien el objetivo de esta medida es aprovechar al máximo las horas de luz solar para ahorrar en el consumo eléctrico, sus bondades han sido también cuestionadas. 

El cambio de horario se empezó a generalizar a partir de 1974, cuando se produjo la primera crisis del petróleo y algunos países decidieron adelantar sus relojes para aprovechar mejor la luz solar y ahorrar así en el consumo eléctrico. La Unión Europea decidió marcar una fecha del cambio en todos sus Estados miembros para evitar desajustes.

Aunque un estudio de la Comisión Europea elaborado en 2007 reveló que el cambio horario tiene efectos positivos en áreas como la agricultura o la hostelería y genera ciertos ahorros energéticos, la medida tiene también detractores. De hecho, la UE lleva algunos años barajando la opción de no realizar más ningún cambio de hora. Sin embargo, aunque la previsión era que el 2021 fuera el último año con cambio horario, las negociaciones se encuentran todavía estancadas.

Supuestamente, el cambio de hora de verano debería comportar un ahorro durante la tarde, ya que el anochecer se retrasa. Según un informe del 2015 del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), integrado en el Ministerio de Transición Ecológica, el cambio de horario suponía un ahorro de 300 millones de euros en luz. Más tarde, en 2019, el mismo IDAE señaló que el ahorro con el cambio de hora podría ser "poco significativo", y que varía según el clima o el punto geográfico donde se encuentre el consumidor. 

En el caso de España, teniendo en cuenta el nuevo sistema de tarifas de electricidad, que distinguen tres tramos horarios en función del precio, también cabe considerar la recomendación de conocer las horas más económicas para, por ejemplo, encender electrodomésticos como la lavadora, el horno o el lavavajillas.