Retorno a las aulas en la sexta ola

Vicent Mañes: "A pesar de la pandemia, la escuela es el mejor sitio donde puede estar un niño"

El presidente de los directores de centros públicos afronta la vuelta al cole con "moderado optimismo"

Exige más medios personales para afrontar los posibles contagios y las bajas entre el profesorado

Vicent Mañes. Presidente Federación de escuelas infantiles

Vicent Mañes. Presidente Federación de escuelas infantiles / Fernando Bustamante

Olga Pereda

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Vicent Mañes es profesor de inglés y director del colegio Bertomeu Llorens i Royo de Catarroja (València). Preside, además, la federación de asociaciones de directores de centros educativos públicos de infantil y primaria. A pesar de los más que probables contagios entre el alumnado y los docentes tras la Navidad, afronta la vuelta al cole con "moderado optimismo".

El Gobierno y las autonomías se reunieron el martes para diseñar el retorno a las aulas. No decidieron nuevas medidas sino reforzar las ya existentes. ¿Qué opinión le merece?

Siempre hemos defendido la máxima presencialidad escolar, así que nos pareció bien que hayan apostado por ella. Durante todo el curso, la mayoría de centros han mantenido las medidas anticovid. En algunas autonomías, como Madrid y la Comunidad valenciana, se había permitido no usar mascarilla en las clases de educación física en el exterior. Pero que estuviera permitido no significa que se hiciera. En septiembre, cuando comenzamos el curso, pensábamos que en Navidad estaríamos muy liberados. Pero ómicron ha dado al traste con todo.

La vacunación infantil comenzó a mitad de diciembre. La vuelta al cole tiene lugar con solo el 30% de niños y niñas de entre 5 y 11 años con la primera dosis. 

La mayoría del profesorado tendrá ya la tercera cuando se incorpore. Pero para poder trabajar bien necesitaríamos los mismos recursos personales que tuvimos el curso pasado. Y no los tenemos. Nuestra mayor reivindicación es esa, disponer de más personal para disminuir las ratios y que las bajas de los docentes se sustituyan con la máxima celeridad porque es muy probable que cuando nos incorporemos haya contagios y bajas.

La ministra de Educación, Pilar Alegría, comentó que las autonomías están acelerando esos planes. 

El Ejecutivo no tiene competencias y delega en las comunidades. Les pasa la patata caliente. Hay territorios donde la sustitución de profesores se está cumpliendo y en otros, no tanto. Nos preocupa también lo que suceda con nuevos planes de contingencia, a ver cómo son las instrucciones para confinar o no grupos. Lo que está claro es que el aislamiento pasa de diez a siete días, como en el resto de la población.

La Comisión de Salud Pública emitió el viernes un nuevo protocolo para que solo haya confinamiento global de la clase si hay cinco o más alumnos contagiados. Ante la saturación de la atención primaria ¿temen que sean los directores escolares los que terminen decidiendo si se confina o no un grupo? 

No, de ninguna manera. Nosotros no confinamos, eso depende de los servicios sanitarios. Nosotros seguiremos el protocolo, y ya está. Detectaremos el caso después de un aviso de la familia y lo comunicaremos a Sanidad, que será la que dicte la resolución. Los criterios y los protocolos deben estar muy claros para que podamos informar a los alumnos y sus familias.

Estamos en unos niveles altísimos de incidencia. ¿No será la vuelta al cole un desastre?

Hemos batido récord de contagios en Europa. Sin embargo, hay que ir normalizando la situación y aprendiendo a convivir con ella. Siempre hay que hacer caso a las autoridades sanitarias. Pero también tenemos claro que no se puede parar la vida escolar, ni por el objetivo académico ni por la conciliación. La escuela, mal que nos pese, es el principal agente de la conciliación familiar. Creo que podemos hacer las cosas bien. Los niños nos han dado un ejemplo de comportamiento en las aulas. Y también sus familias. Ha habido muy pocos padres que no hayan querido colaborar. A pesar de la pandemia, la escuela es un buen sitio para que estén los niños y las niñas. Diría que es el mejor sitio. Sabemos lo que hay que hacer: no relajar protocolos, medir la temperatura a la entrada, usar gel hidroalcohólico, ventilar, evitar las aglomeraciones… Soy optimista, moderadamente optimista. Quizá tengamos un pico de contagios en breve, pero irá bajando. En seis u ocho semanas, además, los niños tendrán ya sus segundas dosis.

La mayoría de países también han apostado por la escuela presencial, pero en muchos se han decretado pruebas masivas para detectar positivos. ¿No se debería hacer algo así en España?

Sería buena idea, pero nosotros no debemos opinar. Estas decisiones dependen de las autoridades sanitarias. Entiendo que si no se hacen es por falta de recursos.

¿Qué le diría a una madre que se esté planteando no llevar a su hijo al cole el lunes por miedo al contagio?

Le diría que entiendo su preocupación, pero mi consejo es que lo lleve. Ese niño seguro que ha vivido la Navidad y se ha relacionado prudentemente con gente. Hay que ir al cole. Vale la pena correr el riesgo, y lo digo entre comillas, frente a sufrir los perjuicios de no asistir a clase. Los niños y las niñas necesitan expansión y relacionarse socialmente. Si les quitas todo eso… Lo que ganas evitando que se contagien lo pierdes porque pones en juego su salud mental. Hay que encontrar un equilibro.

¿Qué le diría a los padres que se siguen pensando si vacunar a sus hijos?

Lo mismo que a un adulto: que los sueros son seguros. Casi nadie se plantea nada sobre la inmunización de la gripe, pero con el covid-19 parece que todos somos expertos mundiales. Pasa lo mismo que con el fútbol. En todo caso, la amplia mayoría de padres y madres están vacunando a sus hijos.

Desde el punto de vista estrictamente académico ¿estamos delante de un buen curso? ¿Están los niños aprendiendo?

Sí, este curso está siendo un curso normalizado. Todos los centros hemos vuelto a retomar las metodologías que usábamos antes de la pandemia. El único hándicap que tenemos es el de las mascarillas, que complica la comunicación. Pero muchos profes vamos con micrófono, como si fuéramos Madona o un guía turístico. Es muy gracioso vernos. En septiembre yo pensaba que terminaríamos el curso sin mascarilla, pero me voy a tener que tragar mis palabras.

¿Empezaremos el curso 2022-23 sin ella?

Ojalá, espero que sí. A ver si el año que viene el covid es como la gripe. El resto de los hábitos, como la higiene de manos y la ventilación, los tenemos asimilados. Ya no son extraordinarios. Pasamos más frío y no nos quitamos el abrigo, ya está.

Madrid, Murcia y Andalucía coquetearon con la ida de la semipresencialidad en los institutos para poner freno a los contagios, a pesar de que apenas han impuesto restricciones para la vida social de los adultos. ¿No les da la impresión de que los chavales son ciudadanos de segunda?

En muchas ocasiones así lo parece. Madrid permite las macrofiestas y luego sugiere que los estudiantes mayores estudien online. Es ridículo.

¿Qué se puede hacer?

Reivindicar siempre los derechos del niño, potenciar los consejos escolares municipales para que tengan participación real en la vida social y no solo en la escuela.

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