En el barrio de Sant Antoni

Se busca: agresor machista con patinete en Barcelona

Una estudiante de la Universitat de Barcelona y periodista en prácticas denuncia ante los Mossos que fue amenazada e insultada gravemente en plena calle mientras realizaba un reportaje para EL PERIÓDICO

El mercado de Sant Antoni, en el cruce de las calles de Urgell y Manso, el jueves, 2 de diciembre

El mercado de Sant Antoni, en el cruce de las calles de Urgell y Manso, el jueves, 2 de diciembre / Ferran Nadeu

Guillem Sánchez / Iosu de la Torre

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La agresión machista sufrida por una redactora de este diario podría pasar como un capítulo más de los muchos que se registran a diario en plena calle. Se busca en los alrededores del mercado de Sant Antoni a un treintañero en patinete eléctrico, encapuchado y enmascarado con licencia para humillar a mujeres. Puede haber más víctimas. Por eso es fundamental airear estas situaciones. Este sábado, Samar Elansari oficializará la denuncia correspondiente en la comisaría de los Mossos d'Esquadra de la plaza d'Espanya.

Elansari, estudiante de la Universitat de Barcelona (UB) y periodista en prácticas en este diario, fue agredida el miércoles por la mañana mientras caminaba desde la parada de metro de Sant Antoni al mercado donde tenía como objetivo elaborar un reportaje para la sección de Sociedad. EL PERIÓDICO publica su versión de los hechos sobre el incidente porque considera que es noticia. También porque su testimonio describe a un agresor acostumbrado a actuar como lo hizo y porque sucedió a la vista de numerosos ciudadanos que bajaron la mirada al asfalto.

A gritos

Sobre las 10.00 horas, esperando el cambio de un semáforo para cruzar la calle de Urgell, Elansari oyó los gritos que profería en su dirección un hombre que se desplazaba en un patinete eléctrico. De unos 30 años, con capucha y mascarilla. Los oyó, comprendió que eran gritos que dirigía a ella e intentó ignorarlos. Eran piropos, como "guapa" y "tía buena". Al no responderle, el individuo pasó de proferir piropos a comentarios soeces como "te follaba" y le dedicó un gesto con los dedos y la boca que simulaba que practicaba sexo oral. Este gesto a ella le resultó humillante, "sobre todo por tener que soportarlo de un desconocido a la vista del resto de ciudadanos" que la rodeaban y que no decían nada. La reportera le pidió que se callara, y le dijo que le daba asco lo que decía y lo que hacía.

El agresor no reaccionó comprendiendo que se había excedido. Todo lo contrario. Se mostró ofendido. Bajó del patinete y se acercó a ella, a voz en grito para amedrentarla con insultos: “Puta, guarra o zorra”. Y le hizo una pregunta desconcertante al tiempo que se bajaba la mascarilla dejando ver el rostro barbado: “¿Quién eres tú para contestarme?”. Siguió avanzando hacia ella hasta situar su cara a un palmo de la cara de ella, desoyendo lo que rogaba: “Déjame en paz”. Desde esa escasa distancia, unos 15 centímetros, el del patinete levantó la mano por encima de sus cabezas amenazando con darle una bofetada y la conminó a cerrar la boca: “O te callas, o te enteras”. Elansari se dio la vuelta y apretó el paso para huir avergonzada del lugar. El agresor desapareció en su patinete sin encontrar más obstáculos que los semáforos, que no respetó.

¿Alguna de las personas que atravesaban la calle atendiendo a la trifulca hizo algo por intervenir? Nadie. En la soleada calle Urgell, entre Tamarit y Manso, en una hora de compras, cargas y descargas, trasiegos de ciclistas y peatones, nadie se atrevió a hacer algo. Todos miraron para otro lado, seguramente porque desconocían qué estaba ocurriendo realmente. Lo que los expertos denominan como Síndrome de evasión de responsabilidad colectiva. Solo una mujer de 81 años acudió en su auxilio. "Tranquila, mujer", le dijo. La consoló comprándole un donut.

Ataque de ansiedad

La agresión del chulo del patinete le provocó a la reportera un ataque de ansiedad del que se recuperó minutos después para animarse a realizar el reportaje que buscaba sobre la cesta de la Navidad en el mercado de Sant Antoni. El tremendo susto no le abandonó el resto del día. El mejor desahogo, contárselo a la madre y al novio, y explicar el suceso en el Twitter. Pareció conformarse con el eco en las redes hasta que vio cómo crecía por decenas. Mujeres que le animaban y explicaban que también había sufrido agresiones verbales en la calle a cualquier hora del día. Otras que le daban consejo. Otras, solidaridad sindical, la de Montse Ros, de CCOO. Esta ola de mensaje la llevó a decidir que el incidente debía constar en una denuncia en una comisaría. Un intento, quizás utópico, para que no vuelva a actuar un desalmado en patinete en el Eixample y de animar a otras agredidas a levantar la voz y explicar lo que un día se guardaron para dentro.

Aquí dos tuits donde se expresa la idea de que lo que le sucedió a Samar Elansari el primero de diciembre de 2021 se repite con más frecuencia de lo que se puede imaginar:

Samar Elansari acudirá al mediodía de este sábado a la comisaría de los Mossos d’Esquadra de la plaza d’Espanya para denunciar los hechos. Tiene la esperanza de que a lo mejor existan denuncias anteriores que encajen con la descripción que facilitará del agresor. Con este gesto valiente habrá llegado la hora de que entren en acción las patrullas de agentes del Eixample. 

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