Frente a la costa de Ribadesella

El inusual (e impactante) encuentro con un gran tiburón blanco a diez millas de Asturias: “Sus dientes impresionan”

El pescador Juan Carlos González navegaba tranquilamente cuando un escualo de "más de cuatro metros" le rodeó y tocó su lancha

El inesperado encuentro de un pescador con un tiburón blanco en Ribadesella: "Pude ver los dientes y mete miedo"

M. G. SALAS / A. LORCA

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Juan Carlos González estaba pescando tranquilamente en su embarcación, diez millas al norte de Ribadesella, cuando se encontró con un ejemplar que superaba los cuatro metros de longitud, de color gris y con unos dientes descomunales que más tarde confirmó que era un tiburón blanco. “Lo vi venir de lejos y en principio pensé que era una tintorera, pero cuando lo vi pasar por debajo del barco me di cuenta de que no era ni una tintorera ni un marrajo”, explica el pescador, aún impresionado ayer por lo que vivió el sábado por la mañana.

González reconoce que se puso algo nervioso tanto por la envergadura del animal como por sus dientes. Llegó a sentir el movimiento del barco cuando el enorme animal chocaba contra él: “Me tocaba la lancha y lo notaba un poco de refilón porque iba muy despacio”. Le pareció, además, “muy raro” encontrarse un ejemplar así en ese lugar y se dispuso a grabarlo con el móvil, realizando varios vídeos de los que salen las capturas que acompañan esta información. Pero, sin duda, lo que más le impresionaron fueron los dientes de un ejemplar que era algo menos largo que la embarcación, de siete metros: “Cuando lo ves venir de frente mete miedo, pude apreciar bien los dientes y la verdad es que me quedé un poco asustado”. “No era el día indicado para hundirse en el barco”, añade con buen humor.

A Juan Carlos González le vino a la cabeza el reciente avistamiento de un animal similar en la costa de La Coruña y un marino conocido suyo le había contado que también en Guetaria (Guipúzcoa) se había encontrado otro del estilo. El pescador se pregunta si el de Coruña no será “el mismo” que vio él o si, por el contrario, es más habitual de lo que se piensa ver esta especie en el Cantábrico.

Preguntas para las que tiene algunas respuestas el director del Centro Oceanográfico de Gijón, Rafael González- Quirós, que reconocía a LA NUEVA ESPAÑA que la presencia de tiburones blancos, ya no solo en el Cantábrico sino en aguas españolas, es “poco frecuente”. De hecho, agrega, “no recuerdo más que el de La Coruña hace unos días y otro anterior en el Mediterráneo”. Pese a ello, el biólogo no considera que su hallazgo a diez millas de Ribadesella esté relacionado con el cambio climático. “Al final, son bichos grandes y tienen mucha capacidad de desplazamiento”, apunta. Por su parte, Francisco Sánchez, investigador del Centro Oceanográfico de Santander y responsable del proyecto sobre los cañones marinos de Avilés, dice que esta especie “necesita grandes presas, principalmente focas y leones marinos, y parece ser que la foca gris empieza a ser más común en el Cantábrico”.

Luis Laria, presidente de la Coordinadora para el estudio y la protección de las especies marinas (Cepesma), cree que el ejemplar avistado en Ribadesella es “casi seguro” el mismo que se vio a principio de este mes en el puerto exterior de La Coruña. “Su presencia en el Cantábrico es totalmente extraña. Hay muy pocas citas o ninguna. Se habló en 2014 de un posible tiburón blanco, pero nosotros creemos que era un marrajo”, explica. Laria asocia el hallazgo actual a “factores alimenticios”. “En esta época del año se alimenta de atunes, en Galicia también barajaron la posibilidad, y yo estoy de acuerdo con que el tiburón pudo aproximarse más a tierra para evitar las orcas, que es su enemigo directo. Y, ahora, por la incidencia de la corriente puede avanzar hacia el golfo de Vizcaya”, apunta.

El también director del Parque de la Vida de Luarca aclara que el área de distribución del tiburón blanco no alcanza el Cantábrico, sino que “llega hasta el sur de la Península Ibérica”. En cualquier caso, “su presencia en el estrecho de Gibraltar es esporádica”. Luis Laria manda un mensaje de “tranquilidad”, pues asegura que no es una especie peligrosa. “Las películas de Steven Spielberg hicieron un daño tremendo. En el Golfo de México es donde más ataques se producen, pero al igual que los hay de otras especies. Lo que debemos hacer es admirar que este tipo de tiburones siga vivo porque estamos acabando con todo”, opina. En Valdés tienen precisamente una réplica de uno de 5,30 metros, como el hallado a 60 kilómetros de Mónaco en la década 2000.

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