Sucesos

Un estafador embauca a un grupo de amigos de Ibiza y les roba 83.000 euros

Otras dos mujeres de la isla han sido engañadas y han localizado a al menos dos víctimas en la península

Dos personas de Barcelona también han sido víctimas de este supuesto depredador

Comisaría de la Policía Nacional en Ibiza

Comisaría de la Policía Nacional en Ibiza / Diario de Ibiza / Vicent Marí

Carmen Pi

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Hace meses que Diego Romero, residente en Ibiza, no concilia el sueño. Todo comenzó en 2018, cuando conoció a la persona que le acabaría estafando 70.000 euros, los ahorros de una vida. Frecuentaba la terraza de su lugar de trabajo, el restaurante La Torreta, en Dalt Vila, siempre entre llamadas de teléfono y viajes de negocios. Le comentó en repetidas ocasiones que era un alto cargo de uno de los grupos hoteleros más conocidos de la isla. «Era un cliente más, aunque poco a poco fuimos cogiendo confianza», explica Romero. Pasados tres años, un día empezaron a charlar. «Él me contó sus penas y yo le conté las mías. En 2019 dejé la relación con mi pareja, lo pasé bastante mal», explica el afectado. Le confesó que estaba pasando por un periodo complicado y que iba a venderle a su expareja la parte que le correspondía de la casa que se compraron juntos.

Unos meses después, en diciembre del año pasado, el presunto estafador, de 40 años y procedente de Sitges, se mudó a la isla. «Como estaba recién llegado le presenté a mis amigos y le metí en mi círculo», explica la víctima. Tras incontables caminatas, comidas, cenas, cafés y reuniones de grupo, el sospechoso se fue ganando su confianza. «Es el típico tío encantador que te propone planes, salidas...», explica. Además de directivo, les contó que era abogado y que había sido secretario judicial. «Hacía ver constantemente que manejaba dinero», relata. «Pagaba rondas, nos mandaba fotos en el avión cuando se iba de viaje de trabajo, de las reuniones que tenía... También con el uniforme y la acreditación del hotel donde supuestamente trabajaba», recuerda la víctima, que vio cómo hasta en tres ocasiones este hombre «firmaba salvoconductos como directivo» de la cadena hotelera para traer a «supuestos trabajadores a la isla en plena pandemia».

La compra de la vivienda

El día en que recibió el dinero por la venta de la casa, 75.000 euros, Romero recibió un mensaje suyo. «Sabía que lo estaba pasando mal, así que hacía ver que se preocupaba por mí», explica. Al cabo de un rato le comentó que, debido a su trabajo, tenía contactos en los Juzgados de Ibiza, por lo que se «enteraba de pisos de embargo» listos para la venta. «Me dijo que le pasaban información sobre esos pisos antes de que fueran embargados. Si te ponías en contacto con el banco y pagabas la deuda, te quedabas con el apartamento a muy buen precio».

Algo decaído e instalado en casa de su hermana tras la separación, la idea de una vivienda propia le llenó de ilusión. Y aceptó. Al cabo de los días, su supuesto amigo le ofreció dos posibles pisos. Uno de ellos, por 150.000 euros, cien metros cuadrados y ubicado en la Avenida de España de Ibiza. «Le dije que sí y empezamos a organizarlo todo», explica. Entre tanto, Romero recuerda cómo este hombre le ayudó con un problema legal que tenía con la casera de la vivienda en la que residía su hermana. «Se fue ganando mi confianza», lamenta.

Después de que Romero barajara diferentes opciones de bancos para la hipoteca, el supuesto estafador le convenció para solicitarla a través suyo en el Banco Santander («entidad con la que llevaba años trabajando en la compra y venta de divisas», decía) para que le ofrecieran un interés más bajo. Así que le pidió al afectado que depositara el dinero del piso en una cuenta a su nombre: 70.000 euros.

«Cada dos o tres días me daba información sobre cómo iba todo, me pedía documentos para continuar el proceso, me mandaba fotos del piso, la ubicación, todo. No podía imaginar que todo fuera mentira», explica Romero, que llegó a comprar algunos muebles para su nuevo hogar. En dos transferencias, el dinero estaba en su cuenta y la estafa, hecha.

Tras meses de espera e infinidad de mensajes con excusas con las que justificaba la demora en la entrega del piso, uno de los amigos comenzó a sospechar. «No me fiaba de él desde hacía tiempo y empecé a buscar información», explica el amigo.

El primer contacto, un trabajador de la cadena hotelera donde supuestamente trabajaba el estafador, le confirmó lo peor. «Aquí no trabaja ni ha trabajado nunca este chico», le dijo. Solicitaron el Registro Civil y el piso que supuestamente iba a comprar no estaba embargado, tenía dueño. Ya no había duda. Sin embargo, el miedo a perder todos sus ahorros le impedía actuar. En mayo, después de cinco meses de evasivas y mentiras, el grupo de amigos se reunió y Romero les contó lo sucedido. Pero no era el único. Otras dos amigas más habían sido estafadas.

Otras dos víctimas

S.M., también del grupo, le depositó en una cuenta 3.000 euros con el mismo fin, invertir y «hacer crecer su dinero».

Con las cartas sobre la mesa, los amigos decidieron hacerle una «encerrona» y quedaron en un bar con él. «Seguía mintiendo y dando excusas sobre el piso hasta que le dije: ‘Para, sabemos que no hay piso, que no trabajas donde dices y que todo es mentira’», explica uno de los amigos. Indignado, el supuesto estafador intentó escabullirse alegando, entre otras cosas, que el piso que habían buscado en el Registro Civil no era el que les había dicho. «Se puso fuera de sí, como si le estuviéramos faltando al respeto y nos dijo que nos arrepentiríamos de esto», recuerdan.

Al verse acorralado, le aseguró a Romero que le devolvería el dinero para «solucionar» esta situación, aunque «estaban cometiendo un grave error», y alegó haber invertido los 70.000 euros en divisas, por lo que necesitaría algo de tiempo para devolvérselo. Desde entonces, la víctima se ha puesto en contacto con él en numerosas ocasiones solicitándole su dinero, mensajes a los que el supuesto estafador contesta con evasivas o emoticonos. Un buen día, dejó de contestar.

Gracias a las redes sociales, el grupo de amigos contactó con otras dos personas de Barcelona que también habían sido víctimas de este supuesto depredador. Mismo modus operandi. El caso de uno de ellos, C.S., es igual al de Romero, solo que él perdió 36.000 euros: todos sus ahorros y parte de los de sus padres. «Le conocía desde hace años de mi círculo de amistades de Barcelona, incluso llegué a pasar una Nochevieja con él en Madrid», explica el afectado. «Por suerte, no me dejó en la calle, pero se llevó todo los ahorros que había podido reunir gracias a mi trabajo», lamenta.

La Policía ya le busca

De inmediato, los tres amigos de Ibiza fueron a la Policía Nacional a interponer sendas denuncias y, actualmente, los agentes trabajan en el caso. En la actualidad, Romero vive en casa de una de sus amigas hasta que consiga recuperarse económicamente de lo sucedido. Debido al excesivo precio de las viviendas en Ibiza, y a los «meses de fianza que te solicitan para su alquiler», Romero no puede permitirse vivir solo, a pesar de llevar «toda la vida trabajando y ahorrando».

Entre psicólogos, antidepresivos y terapias, el grupo asegura que lo «peor» que les ha podido pasar es conocer a este hombre. «Se mete en tu círculo, se gana tu confianza y luego te roba», lamentan.

Por lo que saben, el estafador podría estar nuevamente en Ibiza.

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