La evolución de la pandemia

"Cariño, han confinado al niño"

Los casales de verano y las colonias se reivindican como espacios seguros y aseguran que por ahora apenas tienen chavales o monitores contagiados

casales de verano

casales de verano / Ferran Nadeu

Carlos Márquez Daniel

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Existe un cierto pavor compartido entre los padres con niños en edad de casal y colonias de verano. Miedo a que uno de los dos llame al otro y le diga la temible frase que sobrevuela en el ambiente en este inicio del mes de julio: "Cariño, han confinado al niño". La enésima oleada del covid se está cebando con los jóvenes, sobre todo en Barcelona y su entorno. No están vacunados y la verbena y los encuentros de fin de curso han insuflado vida a un virus que, lejos de desaparecer, estaba en franca regresión. Los monitores están en esa edad y muchos de los chavales tienen hermanos mayores que también son carne de cañón. El resultado es esta cagalera ante la posibilidad de que se desmonte la logística de un mes tradicionalmente complicado a nivel familiar. Porque de mediados de septiembre hasta la tercera semana de junio todo está más o menos controlado. Pero desde el día de los petardos hasta agosto y los primeros 15 días de septiembre se abre un páramo paternal que suele rellenarse con actividades organizadas. Los datos, para ir tranquilizando de entrada, aplacan la tormenta.

Niños tratando de zafarse de una monitora armada con una pistola de agua, en la escuela Fedac, el pasado viernes

Niños tratando de zafarse de una monitora armada con una pistola de agua, en la escuela Fedac, el pasado viernes / Ferran Nadeu

Un poco de contexto antes de empezar. Joventut ha notificado para este verano 3.938 actividades con un total de 182.227 niños y jóvenes inscritos en toda Catalunya. La cosa se reparte de la siguiente manera: el 81% harán casales, el 10% están apuntados a colonias, un 6% tienen previstas acampadas, el 1,6% se irán de ruta y el 0,4% estarán en campos de trabajo. Sin pandemia, en 2019 las actividades eran 6.564 y los chavales alistados, 235.762.

Haya paz

Todo el mundo tiene un amigo o familiar, o sabe por las redes sociales, de casos de niños que han tenido que quedarse en casa, o que han vuelto a medio casal, porque un monitor ha dado positivo o porque un compañero se ha infectado o porque tienen el bicho en casa. Les toca iniciar un confinamiento de 10 días que altera la organización familiar y que genera también dudas razonables. Como si les van a devolver el dinero, cosa que responderemos más adelante. La Fundació Catalana de l'Esplai (Fundesplai) comparte un mensaje de tranquilidad, a la vez que admite que se mantienen "en alerta" ante la evolución de la pandemia. Josep Maria Valls, portavoz de la entidad, recuerda que esta oferta formativa dispone de su propio protocolo de medidas sanitarias, y además muchos de los monitores, que también son educadores durante el curso, ya están vacunados.

"Tenemos a la mayoría de monitores ya vacunados porque durante el año forman parte de la comunidad educativa"

Para este verano, Fundesplai tiene previstas 1.300 tandas de casales y demás modalidades veraniegas en las que contarán con cerca de 68.000 niños y niñas. A día de hoy, la incidencia de confinados es, según Valls, inferior al 1%. Ayuda, prosigue, que entre el 70% y el 80% de los monitores que están con los chavales ya tengan completa la pauta de vacunación. "Muchos de ellos están en los comedores de las escuelas o se encargan de extraescolares", con lo que obtuvieron el pinchazo a partir de mediados de febrero, junto al resto de personal educativo, unas 125.000 personas. Valls destila la misma opinión que compartían los profesores con el curso ya avanzado. Defendían entonces, y las cifras así lo han avalado, que las escuelas no funcionaban como altavoz del virus, y que en cualquier caso, las aulas eran una víctima más del covid. La gráfica les daba la razón, puesto que el crecimiento de grupos burbuja confinados se producía unos días o una semana después que el crecimiento de positivos en el grueso de la sociedad.

Manguerazo contra el calor, en el casal de la Pere Tarrés de la escuela Fedac de Sant Andreu

Manguerazo contra el calor, en el casal de la Pere Tarrés de la escuela Fedac de Sant Andreu / Ferran Nadeu

"Los casales y las colonias -sostiene Valls- son espacios con protocolos que no son una varita mágica pero sí son herramientas que permiten prevenir en la medida de lo posible, y sobre todo permiten actuar y minimizar los efectos de un posible positivo". Sobre si los monitores deberían haberse vacunado al margen de formar parte, o no, de la comunidad educativa, el portavoz de Fundesplai admite que sería "una gran noticia" que todos estuvieran ya inmunizados, pero es consciente de que hay otras prioridades. Vacunas no, pero lo que sí tiene el Govern entre manos es un cribado voluntario de monitores en cinco puntos de Catalunya.

Expectación

Otra voz. Ahora, la de Sònia Recasens, directora de programas educativos de la Fundació Pere Tarrés, que este verano moviliza a cerca de 32.000 niños y niñas en 500 actividades dirigidas por 5.600 monitores. Admite que están "expectantes", pero a la vez lanza un mensaje de "calma y prudencia". En su caso, el pasado jueves tenían detectados 15 positivos, 12 de los cuales eran monitores. Esto ha obligado a confinar 13 grupos de casales por ninguno de las colonias. En el caso de esta entidad, aunque las medidas de protección se han suavizado, han decidido mantener las de 2020, con lo que siguen con grupos de 12 personas en lugar de 24 y el uso de la mascarilla es obligatorio tanto en interior como en exterior, y solo se la quitan para hacer deporte o durante los juegos con agua. "Estamos satisfechos porque las cadenas de contagio demuestran que el foco no está dentro de los casales", señala Recasens, reforzando la idea de que estos espacio "son seguros", afirmación que recuerda la que repetidamente compartía el 'exconseller' de Educació, Josep Bargalló sobre el papel de las aulas en la pandemia. "Es el segundo espacio más seguro después de la casa de cada alumno", insistía.

Actividades en el aula, durante el casal de verano de la escuela Fedac, el pasado viernes

Actividades en el aula, durante el casal de verano de la escuela Fedac, el pasado viernes / Ferran Nadeu

Como sucede con Fundesplai, también aquí muchos de los monitores están vacunados, y sobre si tendrían que haberse pinchado todos para iniciar las actividades inmunizados, Recasens dice que ahora es "tarde y ya es un debate estéril". "Quizás es de esas cosas que deberían haberse hecho de manera diferente", sostiene. Lo que sí reclama es que se hagan cribajes, y que los tests se hagan más rápido, algo que vislumbra complicado ante el "colapso de la atención primaria".

"Estamos satisfechos porque las cadenas de contagio demuestran que el foco no está dentro de los casales"

Sobre la devolución del dinero hay un poco de todo. Un responsable de Rosa dels Vents asegura a este diario que el covid es ahora una "enfermedad común", por lo que abonar lo que ya se ha pagado no es una opción que contemple el contrato. "En cualquier caso -prosigue- se intenta recolocar al niño para que no se pierda el casal". La Pere Tarrés, en cambio sí devuelve el dinero si la familia lo solicita, aunque primero se intenta que acepten recuperar el tiempo de confinamiento en una semana de finales de julio o incluso en las dos primeras de septiembre, cuando los padres también tienen que hacer equilibrismos para mantener a flote la organización familiar. Tanto ahora como justo antes de que empiece el curso 2021-2022, los padres solo pueden cruzar los dedos. Y que la llamada sea para decir eso de "todo bien, acabo de entregar al niño".

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