¿Qué futuro les espera a los niños de las pateras?
En 2019, llegaron a España 3.382 niños en barcazas a través de las Canarias o las costas andaluzas, y solo el 17% estaban con sus padres
Según los datos de la Cruz Roja, el año pasado asistieron a 3.462 menores solo en los desembarcos del archipiélago canario
Los niños que llegan solos a España entran en centros de acogida o familias que les acogen en sus casas
Elisenda Colell
Redactora
Periodista de desigualdades y exclusión social crecida en la redacción de informativos de la Cadena SER en Catalunya. Nací en Viu Comunicació y Cugat.cat.
Los datos no dejan de ser abrumadores, con o sin pandemia mundial. Año tras año, miles de niños y niñas se juegan la vida en alta mar para llegar a España en pateras o embarcaciones precarias. En 2019, fueron 3.382, según los datos de la Fiscalía General del Estado. Este año la Cruz Roja ha desvelado que acogieron a 3.462 menores en los desembarcos de las Islas Canarias. Las lamentables historias de los que mueren en el trayecto son desgarradoras. Pero ¿qué les pasa a los que sí llegan?
El sistema de acogida trata de forma diferencial a los niños que llegan con sus progenitores que los que llegan completamente solos. Estos últimos suelen ser la mayoría. En 2019 eran el 82% del total de menores llegados a las costas. Todos estos niños, solo pisar tierra firme, entran a vivir en los centros de protección de menores de las comunidades autónomas. Los más pequeños, de menos de 10 años, no suelen salir de los centros de acogida de la comunidad donde han llegado, cuentan diversas oenegés especializadas en acogida de menores migrantes. De hecho, suelen beneficiarse de los programas de acogidas en familias, si hay padres de acogida suficientes.
Los adolescentes
En cambio, los adolescentes suelen tener más capacidad y ganas para moverse por la península, o incluso tienen la voluntad de cruzar la frontera y adentrarse en el centro de Europa. Esto lo explica el hecho que Catalunya haya sido una de las comunidades con más menores llegados en patera acogidos en el sistema de protección. El 95% de los menores migrantes atendidos por la Generalitat tienen más de 14 años. Suelen llegar hasta Barcelona después de huir de los centros andaluces.
Los niños que sí llegan con los padres en la patera -normalmente suele ser la madre- tienen otro recorrido. Aquí también se incluyen las mujeres que tienen que parir en alta mar, una situación en la que se han encontrado en el Mediterráneo los voluntarios de Proactiva Open Arms. En estos casos, al llegar, las familias tienen la opción de pedir asilo en España. El año pasado, el 14% de las personas que pidieron refugio eran niños de menos de 13 años.
Estas familias suelen entrar en el programa de acogida estatal, que tiene plazas distribuidas por toda la península. Si su solicitud de asilo es aceptada, los niños consiguen una vivienda junto con sus progenitores. Las madres y los padres, además, logran poder trabajar de forma legal el España, a parte de beneficiarse de proyectos de inclusión. El drama se produce cuando el estado tumba las solicitudes de asilo. Esto ocurre en el 95% de los casos. Los niños vuelven a la casilla de salida. Y los padres, a pedir ayuda en los servicios sociales.
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