Una borrasca histórica

'Filomena' convierte Madrid en una ciudad cercada

La Comunidad suspende las clases el lunes y el martes en todas las etapas educativas

Desde 1971 no se registraba una nevada tan impresionante en el corazón de la ciudad

People are seen from the rooftop of the Circulo de Bellas Artes cultural center  as they walk at the start of Gran Via street during a heavy snowfall in Madrid  Spain January 9  2021  REUTERS Susana Vera

People are seen from the rooftop of the Circulo de Bellas Artes cultural center as they walk at the start of Gran Via street during a heavy snowfall in Madrid Spain January 9 2021 REUTERS Susana Vera / SUSANA VERA

Pilar Santos
Olga Pereda
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El año 2021 ha empezado en Madrid con el mismo lema del infame 2020: Quédate en casa. No hablamos tanto del coronavirus, que también, sino de la histórica nevada registrada en la región: 50 litros por metro cuadrado en forma de nieve. 30 horas seguidas nevando. Desde 1971 no se había visto nada parecido. La Comunidad está completamente cercada por culpa de 'Filomena'.

Las principales carreteras de acceso a la capital y las de circunvalación, colapsadas. El aeropuerto, cerrado. Es imposible entrar o salir de Madrid en tren. No hay servicio de autobuses urbanos ni interurbanos. La nieve ha cuajado de tal manera en el centro de la ciudad que no se distinguía la calzada de la acera. La mayoría de las líneas del metro sí funcionaron, pero bajar las escaleras de las estaciones era toda una odisea. El suburbano estará abierto las 24 horas para los desplazamientos indispensables. Los colegios, los institutos y las universidades no abrirán el lunes, como estaba previsto. También permanecerán cerrados el martes (igual que en Castilla-La Mancha). El panorama es desolador. Y lo peor está por llegar, cuando la nieve se transforme en hielo y Madrid sufra temperaturas de 11 grados bajo cero. El Ejército, a través de la Unidad Militar de Emergencia (UME), ya está movilizado.

Una mujer quita nieve del tejado de su casa durante el temporal de nieve en Madrid por la borrasca Filomena.

Una mujer quita nieve del tejado de su casa durante el temporal de nieve en Madrid por la borrasca Filomena. / José Luis Roca

'Filomena' camina hacia el norte de la península. Valencia, Castellón, Tarragona, Teruel y Zaragoza permanecían hoy en alerta roja. Pero la peor parte se la lleva Madrid. Sorprende que con semejante jornada en toda la región solo haya dos víctimas mortales: un varón de 54 años, revisor de Renfe, sepultado por la nieve cuyo cadáver fue hallado por la Guardia Civil a pocos metros de su vehículo en el municipio de Zarzalejo y un hombre de 73 que dormía en la calle en el barrio de Carabanchel y que, con toda probabilidad, sufrió un infarto. Los dos fallecidos se suman a las otras dos víctimas mortales del temporal: un hombre y una mujer, que fallecieron ahogados en Mijas (Málaga) al ser arrastrados por un río cuando viajaban en coche.

Pistas de esquí

Jamás las pistas de esquí de Navacerrada (Madrid) tuvieron tanta nieve. Y tan poco público. Las estaciones amanecieron cerradas. A cambio, la ciudad se convirtió en una inmensa pista. Muchos madrileños cogieron sus tablas y bastones y se deslizaron por las calles como si estuvieran en las laderas de la Bola del mundo (Navacerrada). 

La nieve empezó a caer el viernes a mediodía. Y así estuvo toda la tarde y toda la noche. No ha parado de caer hasta las cinco de la tarde de hoy. Después de 30 horas nevando, las calles amanecieron con unos 40 centímetros de nieve en las aceras. No se distinguían ni las señales de tráfico. Ni un solo coche circulaba por la ciudad. Imposible hacerlo. Encogía el alma ver en la calle Bravo Murillo una ambulancia totalmente varada. Con toda probabilidad, sus ocupantes la abandonaron ahí porque era imposible avanzar.

Los coches que estaban aparcados estaban totalmente enterrados en nieve. Apenas había comercios abiertos, más allá de alguna farmacia y algún supermercado. Por ejemplo, un Lidl de Chamberí que, sin embargo, a las 11.30 horas decidió cerrar al público por precaución. En otros establecimientos del centro que decidieron abrir unas horas se formaron largas colas de vecinos en busca de una barra de pan. Igual que en el durísimo inicio de la pandemia, las autoridades pidieron no hacer acopio de productos de alimentación porque el abastecimiento estaba asegurado.

Ciencia ficción

Sin tráfico, ni tiendas abiertas, ni terrazas y con las calles llenas de cubos de basura repletos porque la noche del viernes el personal de limpieza no pudo realizar su trabajo, Madrid es una ciudad de ciencia ficción. En muchos barrios, el silencio se rompía esta mañana con los gritos de los niños, entusiasmados con la nieve y ajenos a todos los problemas que 'Filomena' está causando. La diversión infantil se ha repetido en Albacete, Murcia y otras tantas ciudades. Los adultos también han querido disfrutar de un paisaje madrileño espectacular e inédito. Hay quien ha optado por deslizarse en un trineo tirado por perros. Familias enteras bajan de sus casas con zanahorias, botones y gorros para crear muñecos de nieve e inmortalizarlos con una foto. Ajenos al ruego 'Quédate en casa', varias decenas de vecinos inundaron esta mañana la puerta del Sol, donde bailaron juntos al ritmo de 'A quién le importa' y 'Macarena'. Es divertido ver la ciudad tan blanca, por supuesto. Pero también peligroso por la caída de ramas, árboles y bloques de nieve de las cornisas.

El alcalde de la ciudad, José Luis Martínez Almeida (PP), estuvo la noche del viernes en todas las televisiones rogando a los madrileños que se quedaran en casa. Desde las 22.00 horas se decretó que los coches solo pudieran circular con cadenas. Unos 1.500 coches se quedaron atrapados en la A-3 y en la A-4 en su paso por la Comunidad. Hasta el mediodía de hoy no han acabado las labores de rescate de los conductores, algunos de los cuales pasaron toda la noche en sus vehículos. La presidenta de la región, Isabel Díaz Ayuso (PP), intentó quitar importancia a este hecho. «De una población de 7 millones, tampoco es mucho», declaró en Onda Cero. 

 «Afrontamos el temporal más intenso de los últimos cincuenta años», aseguró el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. Tanto él como el titular de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, José Luis Ábalos, comparecieron al mediodía y por la tarde ante la prensa para informar sobre el temporal. La nieve puede convertirse en hielo y dificultar todavía más la vuelta a la normalidad en los desplazamientos por carretera y por aire. Barajas tuvo que cerrar el viernes por la noche y las previsiones no son buenas.

Tanto el Gobierno central como el resto de dirigentes autonómicos rogaron a los ciudadanos que no salgan de sus casas y no cojan el coche si no es de extrema necesidad. «La nieve puede ser muy atractiva, pero seamos precavidos», insistió el ministro del Interior sobre el riesgo de que se tronchen los árboles, se desprendan trozos de fachada por el peso acumulado o haya resbalones por el hielo. 

Soluciones

La magnitud de la borrasca 'Filomena' ha sido tal que, al menos por ahora, tanto los gobiernos autonómicos como el Ejecutivo central están volcados en solucionar los problemas ocasionados por el temporal y han evitado cruzar cualquier reproche. Ábalos, que además de ministro de Transportes es secretario de organización del PSOE, subrayó, ante las preguntas de la prensa sobre las personas atrapadas y la posible descoordinación entre gobiernos, que el Gobierno no había hecho ningún comentario sobre la actuación de ninguna administración. «No es lo justo ni lo conveniente. Es tiempo de trabajar. Porque a todos nos ha sorprendido [la potencia del temporal]», respondió antes de destacar que el «dispositivo» establecido para responder a las inclemencias ha sido el «más ambicioso, mejor dotado y de mayor coordinación que ha habido hasta la fecha».

El presidente del Ejecutivo, Pedro Sánchez, telefoneó a Ayuso y a los otros dirigentes de las comunidades más afectadas para ofrecerles la colaboración del Gobierno y ella no tardó en darlo a conocer en un mensaje en Twitter en el que destacó la ayuda del Ejército en la región. Un cambio de dinámica después de los encontronazos entre ambos estos meses por la gestión del covid-19.